A veces sucede que la vida pasa mucho más rápido de lo que nos imaginamos y aunque la pandemia haya dejado un vacío temporal en nuestras mentes, lo cierto es que han transcurrido más de cinco años desde que empezamos a escuchar de manera insistente que eso de digitalizarse era muy importante para nuestras empresas.
En este sentido, las campañas de sensibilización y concienciación se han sucedido una tras otra sin darnos tregua para coger resuello. Las multinacionales han aprovechado cada oportunidad para colocar sus soluciones y hacernos ver que darle la espalda a la tecnología supone quedar fuera del nuevo mundo.
Pero el tiempo de concienciación y sensibilización ya ha terminado dejando paso a una nueva etapa donde todas las fichas ya están encima del tablero. Ahora toca jugar para ganar la partida.
Tengo la suerte de poder asistir en primera fila al proceso de cambio que experimentan las empresas cuando deciden dar un paso al frente y poner rumbo a la digitalización. En la mayoría de los casos, ninguna de ellas echa de menos el entorno cuasi analógico que abandona, aunque para hacer justicia, el viaje para algunos suele ser algo traumático y doloroso.
En Canarias tenemos muchísimos casos de éxito que nos enseñan que el cambio del modelo de negocio tradicional por uno que se apoye en la tecnología es posible y que cuando se hacen las cosas bien la digitalización abre un abanico enorme de oportunidades.
Las primeras empresas que emprendieron el viaje hacia la digitalización ya han llegado a la meta, o al menos han alcanzado el objetivo que se habían marcado en estas fases primigenias. Recientemente he tenido la oportunidad de conocer de cerca algunos proyectos innovadores de empresas canarias que aplicando tecnología han conseguido construir una propuesta de valor muy potente.
Permítanme que omita los nombres de las compañías porque quizás no sea relevante para el caso que nos ocupa, y pensemos que estos ejemplos que vamos a exponer a continuación no son más que una muestra de todas las empresas canarias que, de la mano de la tecnología, han experimentado un cambio radical en los últimos cinco años. ¿Sabías que la primera casa impresa en 3D en hormigón se hizo en Canarias? Está en Arinaga y puedes visitarla a la nave de una empresa isleña tremendamente innovadora que ha creado una sistema de impresión 3D capaz de automatizar gran parte del proceso de construcción de una vivienda y que incluso puede alicatar las paredes con el mismo equipamiento.
Si nos dijeran que hablamos de una compañía estadounidense quizás no nos sorprendería, pero lo bueno es que esta iniciativa está liderada a nivel mundial desde nuestro territorio. Es para sentirnos más que orgullosos.
Dentro del mismo sector de la construcción, quizás uno de los menos digitalizados, existe una empresa que se dedica a la producción de hormigón que ha conseguido sensorizar los camiones de transporte de material para tener toda la información necesaria que les permita optimizar los flujos de trabajo y conseguir mejorar el diseño de las rutas de entrega a pie de obra con un impacto directo en la cuenta de resultados.
En este ejemplo se combina el ingenio, con el conocimiento de la actividad y la necesidad, entendiendo la digitalización como una herramienta al servicio del negocio. Simplemente espectacular.
Cambiemos de sector y vayamos al mundo de la animación por ordenador. Aquí encontramos un conjunto de empresas que desde Canarias están participando en producciones de referencia a nivel mundial. En este caso, además del talento local se ha sabido aprovechar todas las bondades fiscales que ofrece la ZEC. Para empresas de base tecnológica, nuestra fiscalidad es todo un valor que todavía no hemos explotado lo suficiente.
Y por citar un último caso que nos ayude a poner encima de la mesa todo lo que está pasando en nuestras Islas alrededor de la digitalización, hablemos sobre cómo las empresas están usando la realidad virtual y la realidad aumentada para, por ejemplo, facilitar la reparación de los barcos cuando se encuentran en nuestros astilleros o hacer visitas virtuales a los museos.
Podríamos seguir enumerando una lista larguísima de empresas canarias que han emprendido proyectos basados en la digitalización y que ya disfrutan de sus beneficios sabiendo que solo han dado los primeros pasos de un camino que promete ser tan largo como apasionante.
En 2023 vamos a seguir recogiendo los frutos de muchos proyectos que se han ges- tado en la sombra y que harán que el índice de madurez de nuestro tejido empresarial dé un salto significativo. La digitalización ya es una realidad y, como se suele decir, quien no se ha escondido tiempo ha tenido.
Toca ser valientes y apuntar alto. Digitalizarse no va de hacer páginas web y tener RRSS, que también son necesarias, pero que no son más que el equivalente a las rotondas del famoso Plan E de Zapatero.
Ahora es el momento de madurar los proyectos y pensar sin miedos en, por ejemplo: cómo podemos integrar soluciones de realidad virtual y aumentada en nuestro negocio, aplicar herramientas de Business Intelligence para mejorar la toma de decisiones, sensorizar y monitorizar nuestra actividad para entender mejor todo lo que nos pasa… y todo ello sin olvidar que el cliente siempre debe estar en el centro.
El tren de la digitalización hace tiempo que está en marcha y va a toda velocidad. Las empresas que no entendieron el mensaje o sucumbieron a discursos inmovilistas han quedado fuera de un escenario que estará liderado por quien domine el poder de los 1 y 0. Sin lugar a dudas, nos espera un viaje apasionante.