22/11/2024

¿Querías saber a quién le voy a votar? Pues ya te lo he contado
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Últimamente recibo muchas llamadas con la misma pregunta, ¿tú de qué palo eres? Supongo que en la posición en la que me ha tocado estar, es una pregunta morbosa y muy interesante, que además tiene una respuesta muy fácil de responder; si me lees hasta el final, te lo cuento. Apartidista no apolítico Siempre digo […]

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Últimamente recibo muchas llamadas con la misma pregunta, ¿tú de qué palo eres? Supongo que en la posición en la que me ha tocado estar, es una pregunta morbosa y muy interesante, que además tiene una respuesta muy fácil de responder; si me lees hasta el final, te lo cuento.

Apartidista no apolítico

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Siempre digo que me hice empresario porque no fui capaz de encajar en ninguna de las empresas en las que trabajé. No digo que no haya pasado buenos momentos laborales, ni que las compañías en las que presté mis servicios fueran malas, simplemente, tenía un conflicto conmigo mismo y con la cultura empresarial. Yo quería hacer las cosas “a mi manera” y eso, cuando estás en un lugar que no te corresponde, no es posible.

Por eso, no me quedó otra (por suerte para mí) que lanzarme a la piscina y hacer que mi vida laboral se convirtiese en un reflejo de mis valores, de mi forma de pensar alocada y disruptiva. Tuve que desobedecer y, en un acto de inconsciencia absolutamente fuera de todo cálculo, me convertí en uno más de esa tribu a la que ahora defiendo con tanta pasión, un joven empresario.

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Cuando hablamos de política me pasa lo mismo. En alguna etapa de mi vida he tenido algún romance con alguna sigla. Supongo que, con la ilusión de cambiar las cosas, uno busca los espacios donde esto se hace. Lo malo es, que al igual que el mundo de la empresa, entendí que la política de partidos actual está caduca, es agresiva y no me hace sentir nada cómodo.

No estoy contando ningún secreto, formar parte de un partido político puede llegar a ser un calvario para quienes tienen ganas de hacer cosas. El de en frente, te quiere machacar, e incluso meterte en la cárcel si es posible, harán lo que sea por eliminarte del tablero. Sin embargo, lo peor está en el propio partido… donde siempre hay algún mediocre que quiere tener el puesto del jefazo o la jefaza, a veces tan solo “un puesto”. Sin duda, el fin último que debe tener la política pública, está muy alejado de lo que verdaderamente importa que es, mejorar la vida de la gente. Debo reconocer que, por suerte, no siempre es así.

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Por este motivo, decidí seguir participando de la vida social siendo activista de mis causas y, cambiando, siempre que puedo, pequeños mundos para hacerlos mejores y más bonitos.

Decidí, hace años, hacer política de manera apartidista, y si les soy sincero, no me arrepiento. Creo que, con cariño y empatía, estamos haciendo que las cosas sucedan.

Madurez

Según lo escrito hasta ahora, podrás deducir que, siendo maduro y reflexionando bien, no puedo creer en la partitocracia, porque las ideas, los discursos y los relatos, eran válidos en un momento de la historia en el que ya no estamos. Ahora, según mi perspectiva amplia, es el momento de ser tecnicistas y resolver los grandes retos que ya están aquí y que de una manera “ambidiestra” deberíamos de afrontar. Vamos, que el paro juvenil, la pobreza, la sanidad canaria, la educación, o convertir a Canarias es un espacio de personas emprendedoras, no son palabras menores.

La nueva Revolución Francesa

En la actualidad me considero una persona madura, capaz de discernir, y después de ver cómo funcionan las organizaciones, creo que tendríamos que evolucionar y darnos cuenta de que, la política de los partidos debería desaparecer y dar paso a la política de los proyectos concretos, liderado por personas concretas y con perfiles válidos.

Si a los señores feudales o a los reyes absolutistas le hubiesen contado que la política iba a cambiar para convertirse en otra cosa, habrían pensado que es una locura, como muchas de las personas que me leen ahora. Pero durante el S. XVIII aconteció uno de los mayores cambios de estructura política y social, provocados por el desgaste del sistema anterior. Así llegó la Revolución Francesa para convertirse en un ejemplo, hasta día de hoy, de un sistema que ha servido hasta la actualidad pero que ya necesitaos repensar.

Esta revolución es uno de los hechos más fascinantes de la historia política de Europa y es aquí, hace apenas unos siglos, donde aparece la izquierda y la derecha como ideas. Fue en la Asamblea Constituyente, mientras debatían qué poder debería tener el Rey, donde los conservadores se pusieron a la derecha del presidente y la izquierda en el lado opuesto.

El contexto político, social y económico, exigía una señalización de relatos, pero el mundo era otro y ese mundo, ya no existe. Mi propuesta es generar una segunda Revolución Francesa.

Llega el momento de un cambio del sistema para que se oxigene y seamos capaces de dejar que lleguen a la política personas capaces a las que no se les deba nada. En los partidos existen tensiones y están más pendientes de sus listas y de sus logros que de lo que verdaderamente importa.

Me gustaría ver a la política llena de gente válida, con conocimientos sobre los temas que gestionan, y que dejemos de ver, ocupando puestos de responsabilidad, a personas con carné de afiliación a las que se les debe mucho por estar ahí.

El filósofo Rey y mi gente de colores

No quiero ser injusto y mucho menos generalizar. En los años que llevo en esto, he visto a mucha gente buena, preparada, tenaz y con mucho criterio formando parte de proyectos políticos; y con lo cara que está la vida pública, merecen todo mi respeto y admiración. Como diríamos en Canarias, a mí no me trancan ni loco.

No les nombro, no por miedo a ser señalado, sino por lo contrario, por miedo a que les señalen por mi culpa. Sin embargo, les confieso que están en colores políticos muy dispares, y es que hasta en esto tengo mi sello personal, me gusta la diversidad y la gente de colores, jeje.

A muchas de estas personas, las he visto sufrir por cuestiones, que más tienen que ver con sus partidos, que con el interés general. Esto me pone verdaderamente triste, ¿cómo vamos a tener a mucha gente valida gestionando lo público si lo público está de esa manera?

Para cualquier proyecto privado, necesitamos a gente preparada. Con los conocimientos técnicos y de gestión para el puesto que vayan a desempeñar, y con una gran cantidad de competencias blandas que les ayude a liderar de una manera sana. Pero en el mundo de la empresa, no paramos de decir que, para ser un buen líder, la cualidad principal es ser buena persona, ¿no deberíamos exigir lo mismo a quienes nos representan?

Y es que, si vamos a Platón, es esto justamente lo que propone como buen gobernante, buenas personas con conocimientos técnicos y habilidades sociales.

En el sistema actual, esto pasa a un segundo plano ya que, en los partidos, lo que cuentan son las lealtades al líder y a cuanta gente arrastras, independientemente de tu capacidad.

Me encantaría ver unas primarias de un partido, donde la gente vote proyectos y que, al acabar, todos los proyectos se fusionen en pro de la mejora de la vida de las personas.

La fiesta de la democracia

El 28 de mayo tendremos tenderete, y menudo tenderete. Se cambiarán las cañas por puñales y, donde a lo mejor está invitada la justicia, el bulo y el descrédito. Va a estar la cosa muy movida.

Llenaremos las calles de pancartas, bastante poco eco debo decir, con frases y eslóganes que digan, “yo soy más mejóh” o “ellos son peores”.

Un fiestón con una gran resaca, donde, como after veremos quedadas y negociaciones al filo de la noche, en la que se hablará de cómo queda repartida la cosa y donde la gente no aparecerá por ningún lado.

Por supuesto este es el sistema que tenemos y hay que participar de él. Yo voy a votar a personas que tengan ideas que mejoren la vida de la gente, que ayuden a mi tierra a salir adelante y que se comprometan con la juventud empresaria.

Voy a votar de manera consciente, sin pensar en la sigla y pensando en, si la persona que va a estar ahí tiene un proyecto que mejore Canarias y le devuelva la esperanza a su juventud.

Hay quien dirá que formo parte de un partido, o de otro. Que cojeo para algún lado, o que me vieron con este o con aquel. Pero lo que digan los sectaristas me da igual porque, en mi nueva revolución, revindico mi libertad para hablar de proyectos que mejoren y no de ideas filosóficas que a veces no son reales ni efectivas.

Aprovecho estas líneas para invitarte a que el 28 no te quedes en tu casa, y que hagas como yo, de manera consciente pienses, qué es lo mejor para Canarias.

¿Querías saber a quién le voy a votar? Pues ya te lo he contado.

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