En la sociedad actual donde existen innumerables opciones de alimentos, corremos siempre hacia lo rápido, lo procesado, aquellos que tienen más aditivos y menos frescura, nos olvidamos de lo importante que es el consumo de productos tradicionales y de mercado, dejamos de lado la cocina de alta calidad.
Este cambio de hábitos alimenticios tiene consecuencias negativas para nuestra salud y el medio ambiente.
Las prisas y la comodidad puede ser un factor determinante para el consumo de estos alimentos procesados.
Hagamos un autoanálisis de lo que estamos haciendo para alimentarnos:
• ¿No estamos alimentando de forma correcta?
• ¿Por qué existen hoy tantas intolerancias?
• ¿Estamos preparados para enfrentar una alimentación inclusiva?
La respuesta a estas preguntas se basa en el consumo de tantos y tantos aditivos presentes en los alimentos procesados, que no aportan al organismo los nutrientes necesarios y adecuados para una alimentación optima.
Según varios estudios los alimentos procesados contienen menos nutrientes en compararación con los alimentos frescos y de proximidad. Durante el procesamiento, se pueden perder vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales debido al calor, la exposición al aire y la adición de aditivos artificiales para su conservación. Los alimentos frescos al igual que las elaboraciones tradicionales y caseras proporcionan una mayor aportación de nutrientes, al optar por los productos tradicionales y de mercado, estamos apoyando a los agricultores locales y contribuyendo al desarrollo de nuestra economía. Además, estos alimentos son frescos, naturales y tienen menos aditivos, lo que los convierte en una opción más saludable y sostenible.
Cuando hablamos de alimentación inclusiva, nos referimos a todas esas variantes de intolerancias que existen en la sociedad y que realmente no estamos preparados para hacerles frente, no se proporciona, en muchos casos, la oferta adecuada para este tipo de alimentos, y porque ocurre esto? Está preparada la sociedad para dar un apoyo claro a esta demanda? La respuesta es fácil NO LO ESTAMOS, la desinformación en todos los sectores es escasa y poco eficaz, debemos tener una mayor aportación de información de este tipo de alimentos, hay que tener más sensibilidad para esta modalidad alimenticia, y esto conlleva, además, que la educación alimentaría tiene que ser una responsabilidad de todos. Ahora nos enfrentamos a un nuevo reto que es el comienzo del curso escolar, tomemos conciencia de su importancia para dar a nuestros hijos una alimentación, sana y sostenible.
No solo se trata de enseñar lo que ya viene escrito en los libros, también debemos enseñar una educación alimentaría adecuada que incluyan hábitos que puedan mejorar su rendimiento escolar.