Esta semana me llegó una palabra a través de redes sociales: eremiomanía. La busqué en el diccionario de la RAE pero no la encontré. La he puesto en Google y encontré varias definiciones.
La primera describe el significado como el deseo de encontrar la calma, lo que puede causar que las personas siempre estén solas, sin tener ningún tipo de relación social. La segunda definición es el título de la columna: “el deseo irresistible por la calma”.
Entramos en agosto, esta columna será leída este mes pero está redactada en el diabólico caos de la última semana de julio. Hoy me levanto con los resultados de las elecciones de Venezuela y todo lo complejo que ello implica. De dónde viene y dónde está. Ayer me acosté con la resaca de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos y la petición de disculpas por la utilización de una iconografía cristiana que parece haber sido ofensiva para cierta parte de la población mundial. Situación controvertida porque leí a numerosas personas ensalzar que no era aquello por lo que los autores han pedido perdón sino la representación pagana de una cena de dioses de la Grecia clásica. Bueno, hay gustos (o mal gusto) para todo. Sin embargo, nadie mencio- na al pitufo presentado como un cochinillo segoviano antes de un almuerzo de futbolistas en pretemporada y la inexplicable ausencia de Asterix y Obelix.
La eremiomanía, en tanto que deseo, es un movimiento afectivo hacia algo que se apetece. A mí me apetece calma más que nada en este mundo de locos.
Un amigo ponía en twitter el domingo: ¿qué os ha ofendido hoy?. Este es el concepto, en una referencia a una película ya con unos años, que hoy estaría vetada. ¿Y el concepto, qué?. Todos vamos ofendidos a todos lados. Las redes nos ametrallan a información manipulada, tendenciosa y cargada de emociones para que estallen las personas como bombas de relojería ante cualquier sugestión contraria a sus valores o creencias.
Hoy más que nunca la eremiomanía es una preocupación caprichosa y extravagante necesaria. Deseo la calma.
Esta columna no puede ser ajena al comentario crítico con los temas jurídicos y judiciales del mes que acaba. Siempre intentamos dar una explicación sencilla a cosas que no lo son para que el lector que invierte su tiempo en leer tenga algún concepto más claro. Este mes ha sido el momento de Begoña Gómez y Barrabés. En menor medida del Sr. Presidente. Este artículo está redactado el 29 de julio. El presidente declarará o no, por escrito, mañana. He intentado tener una formación más precisa para redactar estas palabras preguntando a un par de jueces de profesión; que son amigos míos, por afición.
Lo primero que debemos saber es que la Familia Real y según qué cargos cuando son citados como testigos, están exentos de concurrir al llamamiento del juez pero no de declarar, pudiendo informar por escrito sobre los hechos que tenga conocimiento por razón de su cargo.
Varias cuestiones porque he leído informaciones confusas. La primera, es un derecho, que no un privilegio, por razón de su cargo. Segundo, el Sr. presidente, no está siendo citado por razón de su cargo, sino como marido de. Es decir, pudiera ser interpretado que no tiene este derecho de declarar por escrito. No está claro. Hay opiniones contradictorias. Tercero, como cónyuge de un investigado, antes imputado, está dispensado de declarar contra su cónyuge.
En el momento en que se le ofrezca la dispensa a no declarar (se lee contra su cónyuge, pero no es así, puesto que el testigo debe exponer, informar, de los hechos que conozca por haberlos presenciado o por tener un conocimiento indirecto, aunque esto último tiene muchos matices). Como decíamos, en el momento en que se le ofrezca la dispensa a no declarar, si decide declarar se le podrá preguntar, sobre todo. Si se acoge a la dispensa, sobre nada. No es posible preguntarle sobre el supuesto socio, aunque no afectara directamente a su mujer. Incluso en el supuesto de sobreseimiento libre en fase de instrucción a la Sra Gómez, no se le podría preguntar (imaginémonos que continúa la instrucción contra el Sr. Barrabés) por cosas que pudieran afectar a su cónyuge porque sería un fraude de ley.
La reflexión que hago es que si es citado como marido de y le impide declarar por escrito (que ayuda bastante a una sosegada y prudente respuesta con abogados y asesores al lado, maquinando); pues no lo está citando por su cargo. Pero si no lo cita por su cargo, queda algo floja cualquier investigación o diligencia para ver si participó en la concesión de contratos y subvenciones a favor del socio de su mujer en su calidad de presidente. Un poco trabalenguas todo. Seguramente fruto del cansancio mental de las fechas.
También leo una noticia sobre que los ninis (ni estudian ni trabajan) vuelven a aumentar y se sitúan en cerca de un millón de personas. Eso es mucho. Supongo que estarán haciendo cursos de cómo hacerse millonarios desde el sofá. Últimamente estoy viendo mucho negocio escalado a través de webs de formación que permite que con un mismo material en cualquier lugar del mundo tengas suscriptores. Una web, un Intagram, un tik tok, una app para descargar es el kit mínimo de herramientas para escalar un negocio de prestación de servicios. Es una pena no ser joven nunca más para poder tener energía para aprovechar estas oportunidades.
Esta última noticia la enlazo con una enorme preocupación que percibo con la gente que hablo. En primer lugar, no encuentran personal para trabajar. Ya no hablo de personal cualificado sino de gente que quiera trabajar. En segundo lugar, personas que ven cómo no llegan a fin de mes y perciben que sus impuestos no van a los lugares adecuados ni ayudan a las personas que ellos entienden que lo necesitan más. Espero que esas sensaciones se vayan calmando porque no son buenas ni esperanzadoras
Tal y como empecé la columna. Tengo un deseo irresistible por la calma. Espero saciar ese deseo en mis tan esperadas vacaciones y que usted, amable lector, haga lo mismo.
