José Manuel, para comenzar, me gustaría conocer los orígenes de Agryenca.
La idea de crear Agryenca surgió de mi experiencia de doce años en el sector vitivinícola, trabajando en INESA. Vi una oportunidad de mercado y decidí emprender este proyecto en 1992-1993.
¿Cuáles han sido los factores clave que les han permitido mantenerse como líder en el sector agrícola y tecnológico de Tenerife durante más de 25 años, ofreciendo productos y servicios de alta calidad?
La clave de nuestro éxito ha sido la constancia, la atención al viticultor y al agricultor, y la prestación de servicios de calidad. Aunque a veces nuestros servicios no son los más económicos, consideramos que estamos contribuyendo a mejorar la calidad de sus cultivos y de sus vinos. Si comparamos los vinos de hoy con los de hace treinta años, la diferencia es notable.
¿Podrías indicarnos, en líneas generales, los servicios más demandados?
Nuestra empresa ofrece un servicio integral de asesoramiento, tanto en campo como en laboratorio. En esta época de vendimia, por ejemplo, brindamos a viticultores y bodegas pequeñas un asesoramiento especializado en análisis de vinos y correcciones enológicas. A través de este servicio, apoyamos a nuestros clientes en la optimización de sus procesos de elaboración y en la obtención de productos de alta calidad.
Imagino que, dada la diversidad de necesidades de sus clientes, ofrecen un servicio altamente personalizado.
Efectivamente, nuestro servicio es totalmente personalizado. Para darte una idea, en la sola comarca de Tacoronte Acentejo atendemos a 1.142 viticultores. Aunque hay 31 bodegas, muchos de estos viticultores elaboran pequeñas cantidades de vino para consumo propio. Además, el 60% de nuestros clientes poseen viñedos de menos de 5.000 metros cuadrados, lo que demuestra que trabajamos principalmente con pequeños productores.
¿Podría explicarnos la importancia de la preparación del terreno en el éxito de los cultivos y la calidad de los productos agrícolas?
La escasez de agua representa actualmente nuestro mayor desafío. Los años de sequía, aunados a la mala calidad del agua disponible, ponen en grave riesgo nuestros cultivos. La alta conductividad y el elevado pH del agua que recibimos a través del canal Unión Norte, por ejemplo, están salinizando nuestros suelos y comprometiendo la viabilidad de la agricultura en la comarca de Tacoronte. Es imperativo encontrar soluciones para recuperar y reutilizar el agua, como las aguas residuales tratadas, a fin de garantizar la sostenibilidad de nuestras actividades agrícolas.
La falta de inversión en el sector agrícola ha generado una situación crítica. Las medidas necesarias para garantizar el suministro de agua deberían haberse implementado hace años. Ahora nos encontramos ante una situación de emergencia, con el riesgo de perder hasta el 50% de nuestra producción agrícola en caso de sequía. La baja prioridad otorgada al sector agrícola por parte de las administraciones públicas ha agravado este problema. Además, la cadena de valor en el sector vitivinícola es injusta, ya que los productores reciben una mínima parte del valor final de los productos. Es necesario implementar políticas que garanticen una distribución más equitativa de los beneficios y que promuevan la sostenibilidad del sector.
Para concluir, me gustaría conocer sus líneas de trabajo a largo plazo. ¿Cuáles son sus principales objetivos para los próximos años?
En líneas generales, seguiremos trabajando bajo el mismo esquema que hemos venido desarrollando hasta ahora. No tenemos previsto abrir nuevas líneas de negocio, sino más bien consolidar las actuales. Consideramos que mantener y fortalecer lo que ya tenemos es fundamental, especialmente en un sector que se muestra cada vez más competitivo.
Por supuesto, siempre estamos atentos a las novedades y buscamos incorporar nuevas tecnologías y conocimientos a nuestras prácticas. Sin embargo, estos avances se integrarán dentro de nuestra estrategia actual, sin desviarnos de nuestros objetivos principales.