18/04/2025

El verdadero reto de la industria canaria: que alguien la escuche
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Airam Abella. CEO de UEBOS Comunicación

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Si la industria en Canarias fuera una marca, su identidad sería difusa, su mensaje poco claro y su conexión con el público casi inexistente. Mientras sectores como el turismo han trabajado durante años su imagen y su capacidad de atracción, la industria sigue atrapada en una percepción de rigidez, obsolescencia y falta de innovación.

Pero la realidad es otra. La industria en Canarias representa casi el 6% del PIB regional, genera miles de empleos y es clave para la diversificación económica. Sin embargo, su mayor desafío no es solo estructural (con la falta de suelo industrial, los sobrecostes logísticos y las barreras burocráticas como tareas pendientes) sino también comunicativo.

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Las empresas industriales han operado históricamente bajo un modelo B2B discreto, sin preocuparse demasiado por su posicionamiento en el mercado ni por cómo son percibidas por la sociedad. Pero en 2025, la diferenciación, la reputación y la conexión con el público no son un lujo, sino una necesidad. Las industrias que sigan comunicando como lo hacían hace 20 años están condenadas a ser invisibles. Entonces, la pregunta clavees: ¿cómo puede la industria canaria salir del anonimato y convertirse en una marca reconocible y valorada?

Una industria sin branding es una industria invisible

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En Canarias, alrededor de 4.900 empresas forman parte del tejido industrial, pero ¿cuántas de ellas pueden considerarse marcas reconocibles? La mayoría ha operado bajo la premisa de que su negocio no necesita marketing ni estrategia comunicativa, convencidas de que su único público son otras empresas o instituciones.

El problema es que, en un mercado globalizado, la diferenciación no es opcional, es supervivencia. Hoy, una empresa industrial no solo compite con la fábrica de la isla de al lado, sino con gigantes nacionales e internacionales que han sabido convertir su marca en un activo estratégico.

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Las industrias que han logrado destacar han apostado por branding, digitalización y comunicación efectiva. Ejemplos como Elaborado en Canarias han demostrado que la industria puede construir una identidad amable que generar una conexión emocional con el consumidor. Pero esto debe ir más allá de un simple sello en los productos. Es hora de contar historias, de visibilizar el valor real de la industria y de humanizar sus marcas.

Porque estas historias no solo impulsan el consumo local, sino que ponen a la industria en el centro de la diversificación económica que Canarias necesita para su futuro.

Es hora de romper con el estigma: la industria no es sinónimo de pasado

Mientras sectores como la tecnología o las energías renovables se presentan como el futuro, la industria sigue atrapada en una imagen de otra época. Este es uno de los mayores errores de percepción, y parte del problema es que las propias empresas industriales han estado enfocadas en su supervivencia, consolidación y continuidad, dejando en un segundo plano la construcción de su narrativa.

El Boletín Informativo de ASINCA (enero 2025) destaca que Canarias está apostando por la Industria 4.0, la automatización y la digitalización como claves para su modernización. Pero si esto no se comunica de manera efectiva, la sociedad seguirá viendo las fábricas como estructuras del pasado.

Los conceptos de Big Data, inteligencia artificial, eficiencia energética y producción sostenible ya forman parte del ecosistema industrial canario, pero pocos son los que lo están contando. Si la industria quiere atraer inversión y talento, necesita también cambiar su relato. Y en este punto, las instituciones públicas también deben asumir su papel y dar un impulso real al sector.

La industria canaria no solo debe ser innovadora, debe parecerlo. Y para eso, necesita visibilidad, presencia en medios, estrategias digitales y una comunicación que proyecte lo que realmente está ocurriendo dentro de sus fábricas.

Del B2B al B2C

Muchas empresas industriales han cometido el error de centrarse exclusivamente en su relación con distribuidores y mayoristas, dejando de lado al consumidor final. Pero la realidad ha cambiado. El consumidor de hoy no solo compra un producto, compra una historia. Quiere saber qué está comprando, de dónde viene y cómo se produce.

Las marcas industriales que han sabido adaptarse han apostado por transparencia, trazabilidad y proximidad. Ya no basta con fabricar un producto de calidad, hay que explicar su proceso, demostrar su impacto en la economía local y generar confianza. La industria no puede permitirse el lujo de ser opaca o distante. Debe hablar, educar y fidelizar a su público.

Los consumidores valoran cada vez más la sostenibilidad, el compromiso social y la autenticidad. La industria que sepa transmitir estos valores de forma honesta no solo generará ventas, sino que creará una conexión real con el mercado. Y en un entorno como Canarias donde la diferenciación es clave, esa conexión es la mejor ventaja competitiva.

La industria necesita ser atractiva para los jóvenes

Uno de los desafíos que enfrenta la industria en Canarias es la falta de relevo generacional. La juventud no ve este sector como una opción atractiva, y esto no es solo un problema de formación, sino de comunicación.

Si la industria quiere atraer a la Generación Z, debe reinventar su imagen. La idea de fábricas grises y trabajos monótonos debe dar paso a un sector donde la tecnología, la creatividad y la sostenibilidad sean protagonistas.

Las narrativas deben construirse en los espacios donde conviven los jóvenes. Eso implica redes sociales, pero también mantener la presencia del sector en la educación y acercarlo desde edades tempranas. Todavía recuerdo, con nostalgia, cuando de niño me llevaron de visita a Los Compadres, Celgán o Danone. Esos momentos generan conexión, curiosidad y respeto por el sector. Hoy, sin esa proximidad, la industria corre el riesgo de serinvisible para las nuevas generaciones.

Para captar talento, las empresas deben mostrar que la industria no solo ofrece estabilidad, sino crecimiento profesional y un impacto real en la sociedad. Pero atraer talento no basta si el sector no evoluciona. La formación debe adaptarse a las nuevas generaciones, incorporando programas digitalizados que respondan a su demanda de flexibilidad, aprendizaje continuo y tecnología aplicada al trabajo.

El mayor obstáculo de la industria en Canarias no es producir, es que nadie la escucha

La industria en Canarias enfrenta desafíos estructurales evidentes como ya todos y todas conocemos: la falta de competitividad por los sobrecostes logísticos, la dependencia energética, la escasez de suelo industrial, así como la falta de inversiones nacionales o internacionales. Pero más allá de estos obstáculos, hay un reto que sí está en manos de las empresas, y es dejar de ser invisibles.

Canarias no puede permitirse que su industria siga en segundo plano. Su supervivencia no depende solo de la producción o la tecnología, sino de su capacidad para conquistar la conversación pública. Porque lo que no se comunica, no existe. Y una industria que no se hace escuchar es una industria condenada al olvido.

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