11/10/2025

El estado jurídico de cabreo
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Luis Abeledo. Abogado

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La RAE define el cabreo como el documento en que el enfiteuta hacía constar el reconocimiento de los derechos del señor directo. Si usted no sabe lo que es una enfiteusis no se preocupe. Yo tampoco. Al menos no lo he visto nunca en mi vida profesional.

La enfiteusis o censo enfitéutico es un contrato por el cual una persona cede a otra el dominio útil a cambio de un canon. El dueño directo le cede al enfiteuta el derecho real de uso y disfrute, pudiendo este último beneficiarse con sus ganancias y hasta realizar nuevas transacciones. El derecho recae sobre una cosa, por lo general una finca o inmueble, y por un periodo muy largo o de perpetuidad. Dicha cesión está sujeta a posibles hipotecas, embargos y otras ejecuciones judiciales.

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Cuando una persona cedía su inmueble a perpetuidad sólo le quedaba el derecho del cabreo.

Hoy somos enfiteutas del estado del bienestar y solo nos queda el derecho del cabero y de votar cada cuatro años. En muchas de las conversaciones o tertulias en las tengo la suerte de participar, la sensación de cabreo (el otro cabreo, el común, el malo) es generalizada.

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Solo nos abordan pensamientos y noticias negativas por doquier. No hay noticias positivas y, si las hay, se difuminan entre los medios.

Debemos cambiar esta tendencia entre todos. Quiero recordar una conferencia a la que asistí hace muchos años en que el ponente nos argumentaba, con razón, que estamos viviendo en la mejor época de la historia. Estamos en el momento de la historia donde más comodidades están a nuestra disposición, donde mejor calidad de vida tenemos, donde mayor conectividad, mejor alimentación, más ocio disponible, mayor posibilidad de viajar, etc.

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Pero también estamos en un mundo de cambios constantes, cambios bruscos, cambios que dan miedo, cambios que ilusionan y cambios que pueden modificar el futuro a medio plazo de un país. Cambios tecnológicos, cambios sociales, incluso cambios poblacionales de los que deben preocuparnos si no se hacen correctamente.

Hoy tenemos un nuevo cambio que se está poniendo de moda que consiste en la polarización entre “boomers” y “millenials”, sea lo que sea esto. Se está formando una batalla cultural entre padres e hijos. Abuelos y nietos. Sobre todo, con origen en el complejo, imposible, inasumible mercado de vivienda.

En Canarias lo estamos viviendo en primera persona. Un arquitecto al que pregunté hace no mucho me dijo que el precio del m2 de construcción está entre 1500 y 2.000 €/m2 para según qué tipo de calidades. Seguro que me leerán profesionales del ramo que dirán, con razón, que son muy altos. Otros dirán, con razón, que son bajos; pero por ahí estará el rango.

Bien es cierto que el millenial de hoy es el heredero de los abuelos con menor índice de natalidad de la historia de España y que de repente todos esos apartamentos y casas en el centro, pasarán a su mano. Pero estaremos casi todos de acuerdo en que estamos ante un problema importante.

Hace no mucho estuve en el sur de Tenerife pasando el día. En Arona han podido desbloquear después de 30 años un millón de metros cuadrados para construir. Leo que habrá 2.200 millones de inversión directa y 8.000 de inversión indirecta además de entre 4 y 5 mil empleos.

El primer problema para solucionar es de dónde van a sacar tantos trabajadores. Todos los empresarios te dicen lo mismo; no hay personal cualificado ni suficiente para la construcción. No es una cuestión de pagar más o menos, es que no hay. Algún lector dirá, pues que si le pagan 6 mil euros al mes verás como aparecen. Sí, seguro. Pero la solución es parte del futuro problema. ¿Cuál será el coste del m2 de construcción?

El segundo problema es donde van a residir todos esos trabajadores. Al precio que está un alquiler en el sur, el comentario habitual es con lo que me cuesta vivir en el sur, me quedo en el norte, hago un par de cáncamos y tengo el día libre.

El tercer problema para solucionar es cómo va a afectar la centralización de esos recursos en otras partes de Tenerife y en otras islas, si los trabajadores cualificados se desplazan. La demanda de reformas y construcción será la misma pero la oferta de empresas de construcción será inferior y seguro que más cara.

El cuarto problema para solucionar es la obtención de materiales de construcción y la más que probable subida de precios de éstos. Oportunidad de negocio para quien pueda proveer de esos materiales.

Necesitamos herramientas jurídicas ágiles: PGOU que no tarden 30 años en ser aprobados, licencias de construcción que no sean concedidas cuando cambian los códigos técnicos de edificación. Fórmulas dinámicas para parar aquellos abusos constructivos ante denuncias pero que no se eternicen para dar la razón al promotor; que se irá a otro lado.

Pero sobre todo, lo más importante, es dar un lugar digno para vivir y a precios asumibles para aquellos quienes van a tener que levantarse a las cinco de la mañana para construir el futuro de Canarias.

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