21/10/2025

Víctor Manuel Rodríguez: “El futuro del plátano depende del agua y las ayudas europeas”
V

Victor Manuel Rodríguez. Presidente de Sdad. Cooperativa Agrícola La Prosperidad

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¿Cuáles son los principales productos agrícolas que comercializa actualmente la Sociedad Cooperativa La Prosperidad, y cómo ha evolucionado su catálogo en los últimos años en función de la demanda del mercado o las condiciones climáticas?

Los principales productos que procesamos son el plátano y el aguacate. En los últimos años, con respecto al clima, hemos notado diferencias bastante marcadas entre los dos. En el caso del plátano, las condiciones han sido favorables: el clima nos ha ayudado y, además, hemos mejorado el procesamiento, así que la cantidad de kilos ha aumentado.

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Sin embargo, con el aguacate ha pasado justo lo contrario. La producción ha bajado bastante, principalmente por las altas temperaturas y por un problema de plagas que se ha extendido por casi todas las islas. En concreto, estamos hablando de la cochinilla del aguacate, que, en esta zona, la comarca noroeste, está afectando muchísimo.

En algunos lugares está causando verdaderos estragos, y eso complica cada vez más el manejo del cultivo para los agricultores. Como resultado, la producción cae y también la moral de quienes trabajan con el aguacate. Si no aparece pronto algún producto o herramienta eficaz para controlar esta plaga, la verdad es que el futuro del cultivo del aguacate está bastante en entredicho para los próximos años.

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¿Y han pensado en añadir otro tipo de cultivos a su catálogo?

En principio, no. Aquí hay algunos cultivos que se están empezando a probar, como el mango o la manga, que ya llevan unos años plantados, pero la verdad es que las producciones todavía son muy bajas, casi testimoniales. Así que, por ahora, no hay nada nuevo que destaque ni iniciativas importantes con otros productos.

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En cuanto al aguacate, lo que ha pasado es que muchas de las zonas donde se cultiva coinciden con áreas productoras de plátano. Entonces, algunos agricultores, en las parcelas que tienen, han optado por pasarse al plátano, aunque no son muchos casos. Pero claro, hay otras zonas donde no se puede producir plátano, y ahí el aguacate era el cultivo ideal. De momento, esta
es la situación. A ver si en el futuro aparece algún otro cultivo que pueda ser medianamente atractivo y rentable.

¿Qué importancia tiene para la cooperativa trabajar con protocolos que combinan la producción convencional, la certificada y la ecológica? ¿Cuál está creciendo más actualmente?

Para la cooperativa, en principio, no está suponiendo un gran problema. Donde sí se nota un poco más es en la parte ecológica, porque ahí el proceso es más exigente: hay que ser mucho más cuidadoso y detallista tanto al procesar como al empaquetar la fruta. En cambio, en la parte convencional o certificada no es tan estricto.

La fruta certificada sí tiene algo más de control, pero nada que ver con la ecológica. Aun así, en nuestra zona hemos visto un crecimiento importante en la fruta certificada. De hecho, podríamos decir que más del 70 % de la fruta que procesamos en la cooperativa está certificada.

En ecológico, en cambio, la cifra es mucho menor. No sé si llega al 4 o 5 % de la producción total. El año pasado procesamos alrededor de 10 millones de kilos de plátano, así que por ahí te puedes hacer una idea de los volúmenes. El resto corresponde a fruta convencional.

En muchos casos, por diferentes motivos, algunos agricultores no han dado el paso a la certificación, pero la mayor parte de la fruta que manejamos ya está certificada.

¿Qué avances ha logrado la cooperativa en el marco del control integrado de plagas o incluso en el fomento del control biológico?

En nuestra cooperativa, el control de plagas sigue siendo un gran reto. Algunos agricultores se están adaptando al cultivo ecológico, pero todavía son pocos, y la agricultura tradicional cada vez lo tiene más difícil.

Desde que se retiró el Gazel Plus, un producto muy eficaz, las plagas se han vuelto más difíciles de manejar. El cambio climático también está influyendo: cada vez hay más plagas y más agresivas, y en Canarias, con este clima cada vez más tropical, el problema se agrava.

Si no aparecen nuevas soluciones, mantener cultivos como el plátano o el aguacate será complicado. El aguacate sufre mucho con la cochinilla, y en el plátano, desde hace unos años, la palomilla está causando bastantes daños y no hay resultados claros con la lucha biológica. Si no se encuentra pronto una solución, la producción podría caer en los próximos años.

¿Han pensado en incorporar nuevas tecnologías o herramientas que ayuden a mejorar la eficiencia?

Yo sé que los técnicos de nuestra OPP, y también los de otras organizaciones, están trabajando y buscando fórmulas para ver cómo se puede hacer frente a las plagas. Están probando con nuevas tecnologías y sistemas de tratamiento, pero de momento, a corto plazo, no se está viendo una eficacia real. La esperanza es que aparezca algo, algún cambio en la forma de manejar los cultivos o alguna herramienta nueva que ayude, porque con el sistema actual cada vez lo tenemos más complicado.

A eso se suma que, en épocas de precios bajos, la situación se hace todavía más difícil. Es verdad que este año, en nuestra cooperativa, tuvimos unos meses bastante buenos, pero en general, todo esto está provocando desánimo en el sector.

Además, hay otro problema importante: es un sector que se está envejeciendo. No hay relevo generacional, y cada vez más las fincas y los cultivos están en manos de aparceros, que llevan grandes superficies y se les hace más complicado controlar las plagas.

Y luego está el tema de la mano de obra. Ahora mismo es un sector poco atractivo para la gente joven, y está siendo muy difícil encontrar personal. Es un problema que ha surgido y que, ojalá, se vaya resolviendo poco a poco, pero por ahora es una de las grandes dificultades que estamos viviendo.

¿Qué valor añadido ofrece la cooperativa a sus socios al centralizar la compra de suministros agrarios?

Sí, en la cooperativa tenemos una ferretería y vendemos insumos como abonos y fertilizantes, lo que nos permite ofrecer mejores precios a los agricultores. Aun así, los costes en origen han subido mucho. Ahora parece que los abonos se han estabilizado un poco, pero venimos de etapas con precios muy altos.

Los agricultores se quejan, y es lógico, pero la cooperativa tampoco puede vender por debajo del coste. Y si a eso sumamos los meses de precios bajos, como los de agosto y septiembre, la verdad es que el sector está pasando un momento con más sombras que luces. Aun así, seguimos intentando mejorar.

“El control de
plagas sigue siendo
un gran reto”

De cara al futuro, ¿cuáles considera que son los principales retos que deberá afrontar La Prosperidad como cooperativa agrícola, y qué estrategias están planteando para adaptarse a los cambios del sector, como el relevo generacional, la digitalización, la sostenibilidad y la incertidumbre del mercado?

Esperemos que el futuro nos dé margen para mejorar el presente, porque ahora mismo hay muchas dificultades. Aun así, confiamos en poder superarlas y que vengan tiempos mejores.

Yo no soy futurólogo, pero sinceramente no me imagino una isla como La Palma sin plátano. Aunque, siendo realistas, tampoco sería algo imposible: a lo largo de la historia hemos tenido distintos cultivos principales.

Hoy el plátano se enfrenta a muchos retos: la falta de agua, que cada vez es más escasa y de peor calidad; el alto coste de la desalación; y la competencia con plátanos que llegan de fuera mucho más baratos.

Dependemos bastante del apoyo europeo, y si esas ayudas se reducen, el futuro del sector se complicaría aún más. Así que toca seguir luchando y defendiendo nuestro producto, porque vienen tiempos difíciles, pero no hay que rendirse.

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