28/11/2025

Isidro Quintana: “La gran innovación es unir videojuegos y economía real”
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Isidro Quintana. CEO de Triple O Games

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Triple O Games se centra en el modelo Play2Earn. ¿Cómo surgió la idea de monetizar la habilidad de los jugadores mediante blockchain y NFTs, y qué diferencia a Triple O Games de otras plataformas similares?

La idea surgió hace ya bastante tiempo. De hecho, fui de los primeros en proponer algo así cuando estudiaba blockchain en la Universidad de Oxford. Aunque, siendo sincero, la tenía en mente desde 2012. Llevo más de 20 años metido en el mundo de los videojuegos y ya veía venir el potencial de que la gente pudiera ganar dinero jugando. Eso es básicamente lo que permite la tecnología blockchain y el modelo Play2Earn: jugar para ganar.

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Lo que nos diferencia es que nuestro sistema es meritocrático, como en el deporte: no todos ganan. Hay ligas, puntos y clasificaciones. Así evitamos los modelos piramidales que se vieron en muchos juegos desde 2017.

En nuestro caso, los jugadores ganan tokens, que son monedas digitales del juego. La diferencia con, por ejemplo, las monedas del Mario, es que las nuestras cotizan en el mercado real y tienen un valor propio. Esa es la gran innovación: unir videojuegos y economía real, de forma justa y sostenible.

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¿Cuál cree que es el principal valor que los jugadores obtienen al poseer activos digitales con propiedad garantizada frente a los modelos tradicionales de videojuegos?

En los juegos tradicionales, cuando compras algo, en realidad no lo posees: solo tienes una licencia. O sea, compras el juego, consigues una espada o un escudo, pero eso no es tuyo, es como si te lo “prestaran” mientras el juego exista.

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Con los NFT la historia cambia, porque ahí sí eres dueño real del activo. Es tuyo al 100%, y puedes hacer lo que quieras con él: venderlo, revenderlo, o incluso usarlo en otro juego si la empresa cerrara.

 

Imagínate que nuestro videojuego se convierte en algo enorme, tipo Fortnite o Super Mario, y por lo que sea la empresa desaparece. Los jugadores seguirían teniendo sus objetos, que además tienen valor en el mercado. Podrían llevárselos a otros juegos o venderlos, porque la propiedad es suya, no de la compañía.

¿Cómo equilibran la diversión y el entretenimiento con la dimensión económica del modelo “jugar para ganar” para que el juego siga siendo atractivo y competitivo?

Esto es de lo más complicado de hacer. Crear un juego que realmente funcione es dificilísimo. Solo un 4% de los juegos que salen logran monetizar algo, y apenas un 0,5% son los que realmente hacen mucho dinero, los famosos “golpes de suerte”, como encontrar una mina de oro.
Entonces la gran pregunta es: ¿cómo haces que eso sea sostenible? Y la respuesta está en el valor de mercado, que funciona un poco como las acciones en bolsa. Una acción sube si la empresa es rentable y ofrece algo que la gente valora. Pues con los videojuegos pasa igual: si el juego es divertido, tiene demanda y la gente lo disfruta, sus activos también ganan valor.

“El usuario no quiere saber cómo funciona, solo quiere que sea sencillo”

Para mantener eso en el tiempo, entra el diseño de la economía del juego. Por ejemplo, puedes crear objetos escasos. Imagínate que lanzas una edición especial de Navidad, con solo 100 trajes, pero hay un millón de jugadores. Esos 100 trajes se venden a, digamos, 100 euros. Si el juego tiene éxito y el mercado los considera valiosos, esos mismos trajes pueden llegar a valer 1.000, 2.000 o incluso 10.000 euros. Todo depende de la demanda.

¿Cómo gestionan la escasez y revalorización de los activos digitales para asegurar que tengan un valor real y sostenible a lo largo del tiempo?

Sí, todo se basa en la escasez. En un mercado libre, las cosas valen porque son limitadas; cuanto más abundantes, menos valor tienen. En los videojuegos pasa igual.

Depende mucho del diseñador: saber crear activos digitales con el equilibrio justo entre rareza y demanda. Por ejemplo, imagina que Nintendo lanza 100 gorras digitales de Yoshi. Si el juego tiene éxito, esas gorras pueden subir mucho de valor.

Además, el modelo permite que el creador gane comisiones de por vida. Si cada vez que alguien revende una gorra Nintendo recibe un 5%, sigue generando ingresos, aunque el juego ya no esté activo.

Esto no es el futuro, es el presente. Lo que pasa es que las grandes compañías aún no lo adoptan porque su modelo actual ya les da mucho dinero. Pero para los que queremos innovar, este es el camino.

¿Qué desafíos tecnológicos han encontrado al integrar NFTs, tokens y gobernanza blockchain en un entorno de juego accesible para todo tipo de jugadores?

Sí, ese es uno de los grandes retos: la usabilidad tecnológica. Integrar blockchain y NFTs en juegos accesibles no es fácil. Antes era demasiado técnico: tenías que crear una cartera, ir a un exchange, comprar tokens… todo un lío. Eso frenaba mucho a los jugadores, porque nadie quiere perder tiempo configurando cosas cuando solo quiere jugar.

El otro gran desafío es la escalabilidad. Blockchain es muy seguro, pero precisamente por eso es lento: cada transacción tiene que verificarse en muchos ordenadores al mismo tiempo.

Así que los dos retos principales han sido hacer la tecnología más fácil de usar y más rápida. Pero se está mejorando mucho, igual que pasó con internet en sus inicios: al principio todo era lento y complicado, y ahora es parte natural de nuestro día a día.

¿Cómo manejan la educación de los jugadores sobre la propiedad digital, seguridad y comercio de activos, especialmente para quienes son nuevos en blockchain?

Esto es una batalla perdida. Nos dimos cuenta de que la mayoría de usuarios ni siquiera sabe lo que está comprando. Cuando alguien adquiere un juego o un objeto digital, suele pensar que es suyo… pero en realidad no lo es. Y educar al usuario en eso es complicado a nivel global.

Por eso, en lugar de intentar que entiendan toda la parte técnica, lo que hacemos es simplificar al máximo. La idea es clara: tú juegas, ganas una moneda digital y puedes cambiarla por euros. Así de fácil.

Al final, el usuario no quiere saber cómo funciona la tecnología, igual que no quiere saber qué tipo de filamento lleva una bombilla. Solo quiere encender la luz y que funcione. Pues con los videojuegos es igual: lo importante es que sea fácil, divertido y que puedas ganar dinero jugando.

 

“El gran reto ha sido la usabilidad tecnológica”

¿Cuáles son los planes de expansión o nuevos desarrollos de Triple O Games para los próximos años?

Estamos en plena transición tecnológica. Hace un par de años toda la inversión iba al blockchain y las criptomonedas, pero ahora todo el foco está en la inteligencia artificial. Y claro, eso nos ha afectado, porque captar inversión para proyectos como el nuestro se ha vuelto más difícil, incluso hemos tenido que reducir equipo.

Aun así, en Triple O seguimos apostando fuerte por la innovación. Siempre hemos sido pioneros aplicando IA al mundo del videojuego y del blockchain. Nuestra visión sigue siendo la misma: que la gente pueda ganar dinero jugando.

La idea es sencilla: si en juegos como Super Mario las monedas que recoges tuvieran valor real, el jugador estaría aún más motivado. Pero hay que mantener un equilibrio: el juego tiene que ser divertido primero, y luego rentable. Muchos proyectos fallaron por enfocarse solo en el dinero, y ahí es donde nosotros queremos marcar la diferencia.

 

 

 

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