Este año, como los anteriores, ha sido todo un reto para Tribuna de Canarias. Este periódico que fundó Manuel Delgado hace ya casi dos décadas, sigue vivo y al tanto de la noticia y, como siempre digo, de manera independiente, pues Tribuna de Canarias no pertenece a ningún partido, ni se arrima más a la izquierda, ni a la derecha. Tribuna de Canarias está del lado de la noticia, es la voz de los empresarios y empresarias, emprendedores y por supuesto también, de la administración. Siempre instalados en la pluralidad y el debate, que es donde está realmente la verdad.
Queridos amigos, a nadie se le escapa que vivimos tiempos un poco convulsos y crispados, especialmente en algunos sectores de la población y es eso de los que les vengo a hablar hoy. Vivimos tiempos en los que, demasiadas veces, se señala al empresario como si fuera una figura prescindible o sospechosa. Como si arriesgar, generar empleo o asumir responsabilidades fuera algo que hubiera que disculpar.
Y yo hoy quiero decirlo de manera clara, rotunda y sin matices: Canarias , y este país no puede permitirse el lujo de poner en duda a quienes crean riqueza. No podemos caer en discursos fáciles que enfrentan, que dividen, que simplifican. El empresario no es el antagonista de nada. Es el aliado de la sociedad.
El empresario crea empleo, paga salarios, sostiene familias, impulsa sectores enteros, internacionaliza nuestra economía, innova, compite y, además, lo hace en un territorio fragmentado, alejado y lleno de singularidades como el nuestro. Si alguien merece que se le escuche y que se le valore, son ellos.
Porque emprender no es un acto egoísta; es un acto de fe. Un salto al vacío. Es apostar por esta tierra incluso cuando el contexto no acompaña, incluso cuando las trabas parecen infinitas, incluso cuando la normativa te obliga a avanzar a cámara lenta mientras el mercado avanza a velocidad de vértigo.
Y, aun así, nuestras empresas siguen ahí. Innovando. Creciendo. Generando oportunidades. Construyendo futuro. Permítanme una reflexión personal. Hace cinco meses fui madre nuevamente. Y esta maternidad me ha cambiado de una forma que aún estoy descubriendo. Una madre empresaria —cualquiera de las que están hoy aquí lo sabe— vive en equilibrio constante entre la responsabilidad y la emoción, entre el deber y el amor, entre la agenda y el biberón.
Conciliar no es una frase bonita. Conciliar es una negociación diaria con el tiempo, con el cansancio y a veces con la culpa.
Pero también es una lección poderosa: no hay creación sin entrega. Y eso es precisamente lo que hacen miles de madres y padres empresarios en Canarias cada día: entregarse para levantar sus proyectos y levantar a sus familias a la vez. Porque la conciliación no es un lujo: es una necesidad. Una necesidad para que la mitad del talento no se quede fuera.
Por eso, hoy quiero reivindicar a todas esas mujeres que han tenido que demostrar el doble para que no se les valore la mitad. A esas mujeres que emprenden, que lideran, que crean y que, además, se levantan por la noche porque alguien llora en la cuna.
A todas ellas: este espacio también es suyo. Estas palabras son un homenaje a ese esfuerzo silencioso.
Y hago extensiva esta reivindicación a todos los empresarios y empresarias que, en silencio, sostienen nuestra economía sin pedir aplausos. Pues bien: hoy sí toca aplaudirles. Toca reconocer que sin ustedes no habría recuperación, no habría empleo, no habría prosperidad posible.
Canarias necesita empresas fuertes. Necesita jóvenes que quieran emprender, no que huyan del riesgo por miedo a ser señalados. Necesita instituciones que acompañen en lugar de frenar, que agilicen en lugar de complicar.
Necesita una sociedad que entienda que cada empresa que crece es una buena noticia para todos, y que cada empresa que cierra es una tragedia colectiva.
Hoy, desde Tribuna de Canarias, queremos volver a decirlo alto y claro: defender al empresario que cumple no es una opción ideológica; es una obligación moral para cualquier territorio que aspire a prosperar.
Los hombres y mujeres que arriesgan para crear empleo son la prueba viva de que en Canarias hay talento que compite con los mejores, empresas que innovan, líderes que no se conforman, entidades que inspiran.
Y son también un recordatorio de que esta tierra tiene todo lo necesario para seguir creciendo: creatividad, coraje y una manera muy nuestra de entender el esfuerzo y la cercanía.
A todos los buenos empresarios y empresarias: gracias. Gracias por creer en Canarias incluso cuando es difícil.
Gracias por arriesgar, por insistir, por adaptarse, por reinventarse, por seguir adelante.
Gracias por demostrar, con hechos, que el futuro no se espera: se construye.
Que estas palabras sirvan para renovar nuestro compromiso con ustedes y con todo el tejido empresarial de estas islas: seguiremos defendiendo su labor, su valor y su dignidad. Y seguiremos trabajando para que la voz del empresariado canario se escuche donde se toman las decisiones.
Y, hoy, permítanme terminar desde un lugar muy personal. Como directora, como empresaria… y como madre reciente, solo puedo decir una cosa: quiero que mis hijos crezcan en una tierra donde emprender no dé miedo, donde conciliar sea real y donde el esfuerzo se aplauda y no se cuestione. Ese lugar puede ser —y debe ser— Canarias.
