Mirando el año que termina, ¿cuál ha sido el mayor aprendizaje para el hotel, tanto a nivel humano como organizacional?
Ha sido un año de mucho aprendizaje, sobre todo en lo humano. Hemos confirmado que el verdadero valor del hotel está en las personas: en nuestro equipo y en los huéspedes que confían en nosotros. Desde que asumí la dirección, la estrategia ha sido completamente diferente.
He trabajado en grandes cadenas y hoteles orientados al volumen, donde aprendí gestión, control de costes y eficiencia. Pero siempre comparo esa experiencia con trabajar en una gran fábrica frente a un taller de alta costura: ambos son hotelería, pero la gestión y el concepto no tienen nada que ver. En Europa, con los altos costes de personal y materia prima, no concibo el lujo en hoteles de más de 50 habitaciones; el lujo es otra cosa, no solo decoración y artículos caros. Creo firmemente que los hoteles pequeños, centrados en el cliente, son el futuro.
El primer año perdimos más de diez puntos de ocupación al filtrar a nuestro público objetivo y priorizar calidad sobre cantidad. En 2024 hemos consolidado la estrategia: la satisfacción de los huéspedes ha crecido exponencialmente. Estamos en el puesto 5 de Canarias en Tripadvisor, entre los 10 primeros de más de 230 hoteles de I Preferred, con 6/6 en Expedia, Booking dos décimas por encima del año anterior y 4,8/5 en Google. El nivel de exigencia es muy alto, pero mirar atrás y ver lo logrado con este equipo es una gran satisfacción.
¿Qué significa para el Hotel Hacienda de Abajo ser el único establecimiento español nominado al premio “Mejor Hotel Histórico del Mundo”?
Es un orgullo enorme y un estímulo para seguir trabajando con pasión. Que nuestro hotel esté entre los nominados refleja el cuidado por cada detalle: conservar obras de arte, mantener la decoración y ofrecer un servicio impecable. Los premios de este nivel son muy exigentes, y nos motivan a seguir manteniendo la esencia de un lugar donde la historia, el arte y la hospitalidad se viven con alma.
El turismo ha vivido cambios importantes en los últimos años. ¿Cómo ha respondido el hotel a estas transformaciones?
El turismo cambia, pero el lujo auténtico —el que surge del detalle y el trato personalizado— se mantiene. Nuestros huéspedes saben lo que van a encontrar y casi siempre conseguimos superar sus expectativas. Equilibramos ocupación, ADR y satisfacción, escuchando al cliente y analizando los mercados. Este año, hemos enfocado esfuerzos en el turismo americano, firmando dos grandes contratos para 2026 y 2027. Nuestra diferencia está en la cercanía y en un trato personalizado que genera confianza y fidelidad.
¿Existe algún proyecto orientado a la sostenibilidad o a la puesta en valor del patrimonio, que podamos esperar ver desarrollado próximamente?
Sí, creemos que el patrimonio solo tiene sentido si se comparte. Organizamos visitas guiadas y experiencias auténticas, artesanales y culturales. El año pasado lanzamos la primera residencia de artistas con Javier de Juan, y este año la consolidamos, ampliando disciplinas y sorpresas. Para nosotros, sostenibilidad también significa cuidar la cultura y fomentar el arte vivo.
¿Cómo se preparan para seguir siendo un referente en turismo cultural y de alto valor añadido frente a un mercado cada vez más competitivo?
Manteniéndonos fieles a nuestra identidad: autenticidad, excelencia sin artificios y experiencias culturales que inspiren. Contamos con un equipo apasionado y formación continua, combinando tradición con innovación. En un mercado competitivo, el verdadero lujo está en el alma y en la atención al detalle.
¿Cómo vive el Hotel Hacienda de Abajo la temporada navideña? ¿Qué elementos decorativos, gastronómicos o culturales marcan la diferencia en estas fechas?
La Navidad se vive con un encanto especial. La decoración combina elegancia clásica y calidez artesanal, cuidando cada rincón. Nuestro equipo gastronómico se supera cada año con menús creativos y de calidad. Además de las galas de Nochebuena y Nochevieja, realizamos la bendición del Belén Napolitano, donde invitamos a nuestros clientes más fieles a un cóctel íntimo con concierto privado, compartiendo juntos el espíritu navideño del hotel.
¿Existen actividades o experiencias especiales para huéspedes durante estas fechas, como cenas temáticas, conciertos, talleres o visitas guiadas?
Sí, nuestras “Noches de La Hacienda” se han consolidado tras dos años de trabajo. Son cenas temáticas gastronómicas de alto nivel, pensadas para huéspedes y público local, ofreciendo experiencias únicas en la isla. También hacemos eventos privados para clientes fieles. Este noviembre tuvimos un encuentro con Alta Expresión del Valle de los Pedroches y reinterpretamos la conexión entre México y Canarias con un menú basado en millo, cacao y aguacate, sin referencias directas al Día de Muertos. Desde noviembre ofrecemos gratuitamente clases personalizadas de Taichi y Aqua Zen, los martes y sábados. Nuestra filosofía es invertir en el cliente, no en vender más: mejorar cada año y sorprender siempre.
¿Cuáles son los principales objetivos y retos que se plantean a nivel global para los próximos años, para seguir ofreciendo una experiencia cultural y hotelera única?
Nuestro foco es consolidar la residencia de artistas, seguir sorprendiendo con cenas gastronómicas y mantener al cliente en el centro de todo. Usamos tecnología para facilitar procesos, pero nunca sustituirá el trato humano. En un mundo acelerado, elegimos detenernos, escuchar y cuidar los detalles. La verdadera hospitalidad sigue siendo, y siempre será, una cuestión de personas.









