¿Cuál fue la situación más crítica que encontraron tras la erupción del volcán Tajogaite y que hizo imprescindible actuar rápidamente en la reconstrucción de la carretera?
La erupción del Tajogaite destruyó la principal vía de comunicación norte-sur de la isla de La Palma, sepultando carreteras clave como la LP-2, LP-212, LP-213 y otras. Esto dificultó seriamente la movilidad hacia municipios como Los Llanos, Tazacorte y El Paso. Más de 22.000 vehículos diarios se vieron afectados, y los trayectos llegaron a superar la hora y media. La urgencia era restablecer la movilidad y el acceso a viviendas y explotaciones agrícolas, fundamentales para la economía local.
Construir sobre lava reciente implica temperaturas extremadamente altas y gases tóxicos. ¿Cómo se preparó el equipo para trabajar en condiciones tan extremas?
El equipo realizó campañas intensivas de medición y monitorización de gases tóxicos (monóxido de carbono, sulfuro de hidrógeno, etc.), instalando medidores a lo largo de la traza y retirando al personal cuando era necesario. Se emplearon termografías aéreas y sistemas LIDAR para identificar zonas de alta temperatura, y se monitorizó continuamente la evolución térmica del terreno, con temperaturas que superaban los 300-600 ºC en algunos puntos.
¿Qué innovaciones técnicas se implementaron para garantizar la estabilidad de la carretera sobre un terreno inestable con posibles cavidades lávicas?
Se realizaron reconocimientos geofísicos (mediante georradar) para detectar tubos lávicos y oquedades, garantizando así la estabilidad del terreno antes de introducir maquinaria pesada. Para la construcción del firme, se innovó mezclando cemento de aluminato de calcio (utilizado habitualmente en altos hornos y capaz de soportar temperaturas de hasta 1.800 °C) con la capa granular, creando un suelo-cemento que permitió reducir la temperatura superficial y asfaltar con garantías. En la capa de asfalto se empleó un betún con aditivos especiales (diseñado para resistir temperaturas de hasta 100 °C). Además, se utilizaron materiales volcánicos procedentes de la propia erupción, lo que contribuyó a reducir la huella de carbono y a mejorar la sostenibilidad de la obra.
Trabajar en un entorno tan peligroso supone riesgos importantes para el equipo. ¿Cómo se gestionó la seguridad de los operarios y la logística de la obra?
La seguridad fue prioritaria, se establecieron protocolos estrictos para la medición de gases y temperaturas, y se formó al personal en la gestión de riesgos volcánicos. La logística se adaptó continuamente a las condiciones cambiantes, contando con equipos de La Palma altamente comprometidos. En el viaducto, se organizaron turnos de trabajo 24/7 para acelerar la ejecución y restablecer la comunicación lo antes posible.
¿Qué estrategias se emplearon para coordinar el trabajo de maquinaria pesada en un terreno irregular y todavía activo desde el punto de vista volcánico?
Se planificaron accesos sobre las coladas con maquinaria ligera y se dividió el trabajo en fases simultáneas, mientras se ejecutaban tramos consolidados, se avanzaba en estudios térmicos y ensayos de materiales.
¿Cómo se reutilizaron los materiales volcánicos y qué ventajas aportaron en términos de ingeniería y sostenibilidad?
La propia lava y ceniza del volcán se trituró y cribó para fabricar terraplenes, hormigones y firmes. Esto redujo la necesidad de transportar materiales externos, minimizando la huella de carbono y el impacto ambiental. Además, se construyeron muros de escollera y un viaducto para limitar la ocupación de terreno agrícola y mejorar la permeabilidad del trazado.
Desde el punto de vista de la comunidad local, ¿qué ha significado la apertura de esta carretera para los municipios de Tazacorte y Puerto Naos?
La reapertura de la carretera ha sido fundamental para restablecer la movilidad, reactivar la economía y devolver la esperanza a la población. Ha permitido el acceso a viviendas y explotaciones agrícolas, facilitando la recuperación social y económica tras la catástrofe.
¿Qué proyectos futuros de Dragados en Canarias o en otras regiones pueden beneficiarse de la experiencia adquirida en esta obra?
La tecnología y los métodos desarrollados en La Palma serán un referente para futuras intervenciones en territorios volcánicos, tanto en Canarias como en otras regiones del mundo.
En Canarias, donde estadísticamente se produce una erupción aproximadamente cada 30 años, es muy probable que los conocimientos y soluciones aplicados en esta obra resulten fundamentales en futuros proyectos de reconstrucción y adaptación
Esta experiencia demuestra que la ingeniería, cuando combina innovación, sostenibilidad y compromiso humano, es capaz de responder con eficacia y solvencia ante catástrofes naturales.










