La agrivoltaica no es nada nuevo, ya en los años 80 se empezó a darle vueltas al poder seguir aprovechando el suelo para la producción agrícola y generar energía limpia al mismo tiempo. En esa época, la tecnología no era madura y los precios hacían que fuera una utopía. A partir de 2020 el cuento ha cambiado, tenemos en la fotovoltaica una tecnología madura y en el primer puesto en el ranking de las más baratas en toda la historia de la humanidad. Esto está provocando, aunque no os deis cuenta, una disrupción tecnológica semejante a la telefonía móvil o a la invención del coche y esto apenas comienza.
El presente es apasionante. Desde hace años, los grandes pensadores e ingenios del sector junto a ecologistas y agricultores quieren desarrollar un win-win y sacar partido al sol en el mayor número de facetas posibles. La Agrivoltaica no es otra cosa que respetar y aprovechar el suelo para la agricultura y poder poner paneles solares para generar energía limpia. La clave Canaria, para entendernos, sería implementar donde hoy solo se plantan plátanos, papas o tomates, hileras instalaciones de paneles solares fotovoltaicos, respetando las horas de sol mínimas que necesitan para que cada alimento siga manteniendo la máxima calidad. Con esta tecnología estaríamos yendo un paso más allá en el reto de productos con huella neutra de CO2, ya que generarían más energía que la que necesitan.
Además de acallar las voces en contra de ecologistas radicales, yo les llamo ecotalibanes, que acusan a las plantas fotovoltaicas convencionales de desertizar y atacar a la biodiversidad de las islas. Es evidente, como veis en la foto de cabecera, que el agricultor de esas 14 hectáreas tuvo que salir de su zona de confort y posiblemente modificar la manera de sembrar el trigo o la cebada para dar lugar a la colocación de paneles y aprender a cuidar y mantenerlos de manera eficiente. Sin embargo, después de 2 años de adaptación los beneficios son enormes, ya que esta planta genera ingresos económicos todos los meses y en cambio la cosecha solo lo hace una vez al año.
La diversificación económica con agrivoltaica del agricultor y de las cooperativas agrícolas puede ser la clave para que la inmensa mayoría salgan de los números rojos que desde hace décadas tienen en sus cuentas de resultados, solo salvadas por subvenciones europeas. En Canarias debería ser obligatorio que la transición ecológica pase por la Agrivoltaica y el autoconsumo residencial y no por el green washing que estamos viviendo como por ejemplo en La Palma que tras el paso de la erupción del volcán seguimos quemando gasoil en las zonas afectadas en vez de hacer inversiones en renovables. Cómo me gustaría que en Canarias lleváramos la delantera en este tipo de tecnologías, ya que somos la región europea con más sol y solo producimos el 20% de los alimentos que comemos…
Me tenéis a vuestra disposición para cualquier iniciativa en esta índole.