Algunos miembros de nuestra clase dirigente muestran tener poca memoria cuando parece que olvidan que hace poco, poquísimos años todo se paró y nuestra economía se quedó en nada por un virus microscópico que impidió que recibiéramos turistas y con ello nuestra actividad productiva se quedó sostenida por los fondos públicos que mantuvieron temporalmente y de manera pírrica las economías domésticas de los canarios.Pero parece que los datos récord que hemos obtenido en los últimos 3 años en nuestra industria turística han sido una constante y que antes de la primavera árabe – allá por 2011 – no perdíamos cuota de mercado año tras año frente a nuestros competidores y eso mismo: da la impresión a veces de que hay quien piensa que no tenemos competidores, porque realmente si los hay y algunos están muy cerca acelerando paquetes de medidas para captar el máximo de turismo posible y creando las condiciones para quitar parte de ese pastel a quien haga falta.
Evidentemente competir mantenien- do nuestro mercado y nuestras cifras estables en el tiempo no puede ser a costa de igualarnos en condi- ciones de vida a des- tinos socio-econó- micamente menos desarrollados, pero si habrá que seguir compitiendo en cali- dad a través de nues- tra oferta y aquí llega- mos a lo repetido miles de veces desde la primera manifestación del años pasado y que parece que algunos no se enteran: el problema son las carreteras, la vivienda y la saturación de algunos servicios, todo ello dependiente del sector público, sector que lleva décadas repitiendo los mantras siem- pre dichos y hasta ahora no realizados: am- pliación de carriles, tren, intercambiador y
el más manido y repetido…diversificación. Diversificación, pero cual y de qué manera, qué sector económico ocuparía una parte tan significativa de nuestra economía como lo hace el turismo, porque se nombra la palabra diversificación pero no recuerdo escuchar los sectores en los que esta se con- centraría, ¿vamos acaso a crear unas condiciones X para atraer un ecosistema digital que nos convirtiese en un referente en este tipo de actividades como ha hecho Málaga?, pero cómo hacerlo en todas las islas, ¿sería en las capitalinas?, ¿en todas?, y en qué viviendas residirán esas personas si este problema de falta de oferta se agrava y sigue sin sentirse que la cuestión de la vivienda vacacional se arregle de alguna forma y no hay a la vista nueva construcción u otros interrogantes más que son conocidos por todos.
En resumidas cuentas, los problemas que tenemos siguen siendo los mismos y se pone el foco en el turismo que ha sido la solución a nuestra tierra y que algunos con memoria corta de nuevo rico parecen haber olvidado, mientras las infraestructuras están superadas y no se presentan planes que las amplíen en los próximos años abriendo la posibilidad de ver luz al final de un túnel en el que carreteras y vivienda son cada vez más una preocupación entre otras.
Parece también que la política actual que parece responder a lo inmediato y a recibir likes compulsivamente congraciándose con parte de la opinión pública a fuerza de declaraciones facilonas, aparentemente poco meditadas y de consecuencias impredecibles se ha instalado en nuestro día a día sin antes calcular qué alternativas habrían si lo que se ha dicho provocase una merma en nuestra capacidad de recibir turistas y con ello una bajada en nuestro crecimiento económico que generase desempleo y desigualdad, porque por supuesto que hay que defender el territorio y las gentes que te han elegido para ello, pero quizás sería más efectivo hacerlo mejorando las condiciones de vida de los residentes a través de la mejora en las infraestructuras mil veces nombradas y no creando debates estériles contra el sector privado que nada suman y solo restan.
Ya escuchamos decir a algún dirigente a comienzos de 2024 que ya se había dicho, «que había que subir el salario de los trabajadores», que por supuesto que sí y todo lo que sea posible por muchos motivos, pero es que ese no es el problema, la cuestión sigue siendo la misma y es que la solución pasa por el sector público y por gestionar bien sus recursos y sus competencias legislando bien y asignando a cada partida presupuestaria lo necesario, porque la responsabilidad no es del sector privado, es del Estado, Comunidad Autónoma…etc, etc.
Igual hay que legislar sin pensar en las próximas elecciones ya que eso te hace querer quedar bien con todo el mundo y ello puede conducir a no hacer nada en una suerte de parálisis permanente, que eso es lo que parece nuestra realidad muchas veces al llevar años escuchando lo mismo sin que se presente ninguna medida tangible a corto plazo cuando el problema llevamos padeciéndolo desde hace tiempo.
Como ahora mismo es el modelo posible y no hemos encontrado otro mejor, mantengamos lo que tenemos y mejoremos de una vez lo que hay que mejorar desde las instancias a las que corresponde.