¿Qué características únicas del clima, suelo y altitud del sur de Tenerife definen la personalidad de los vinos de la D.O. Abona?
Nuestro territorio es un mosaico de viñedos que van desde los 40 hasta más de 1.500 metros de altitud, suelos en general arenosos, un clima marcado por el sol y la influencia de los alisios. Esa combinación nos reduce la necesidad de tratamientos fitosanitarios para producir uva en comparación con zonas más lluviosas, pero por otra parte hay mayor necesidad de dar riegos de apoyo.
La D.O. Abona protege y promueve variedades únicas como la Listán Blanco y la Marmajuelo. ¿Qué papel juegan estas uvas en la preservación del patrimonio vitícola de las islas?
Son auténticas joyas, la Listán Blanco es la variedad más resistente y extendida, nos da vinos elegantes, con muy buena estructura, pero aromaticidad media-baja. La Marmajuelo, en cambio, tiene menor presencia y suele estar más presente en zonas medias-bajas, bajo los 700 msnm, pero aporta aromas intensos y una identidad diferenciadora. Protegerlas significa mantener viva la memoria vitícola de Canarias y ofrecer al consumidor vinos singulares y atractivos, al igual que hay otras variedades con otros potenciales.
¿Cómo trabajan desde la D.O. para incentivar la recuperación de variedades tradicionales que estuvieron en riesgo de desaparecer?
Colaboramos con viticultores, incentivando el uso de determinadas variedades y centros de investigación para identificar y colaborar con facilitar información de dónde se encuentran repartidas las variedades en nuestra comarca. También se hacen micro vinificaciones, que ofrecen el potencial enológico al consumidor para que lo conozca y valore. Actualmente las administraciones públicas tienen en marca un vivero-banco de germoplasma para preservar las variedades tradicionales.
Nuestro objetivo es dar a conocer estas uvas que forman parte de la historia de la isla, ya que, lo que no se conoce no se puede valorar.
¿Qué medidas están promoviendo desde la D.O. Abona para que los viticultores se adapten al cambio climático sin perder la identidad del vino?
Trabajamos en prácticas de cultivo más sostenibles: uso eficiente del agua, técnicas de poda adaptadas a la sequía, recuperación de variedades más resistentes y mejora de la calidad del suelo, fomentando la aportación de materia orgánica. Queremos que el cambio climático se combata con innovación, pero sin renunciar a nuestra identidad, lo cual, es un reto, pero pasa sí o sí por modernización e investigación y por supuesto adaptación.
¿Cuál es el impacto económico de la viticultura en la comarca de Abona y qué papel juega en el mantenimiento del paisaje rural del sur de Tenerife?
La viticultura genera empleo directo e indirecto, en agricultura (viñedo), industria (bodega) y sector servicios (restauración y turismo), lo que sostiene a pequeñas bodegas familiares y algunas más grandes y cooperativas, lo que también contribuye fomentar el turismo más respetuoso.
Al igual que el resto de la isla, junto a otros cultivos destacados como la platanera, la viña también es un cultivo que crea paisajes, lo cual es enriquecedor y crea un mosaico único que en cada isla o zona se expresa de diferente manera.
¿Qué desafíos enfrenta el pequeño viticultor hoy en día, y cómo los apoya la D.O. para seguir siendo competitivo?
Los retos son claros: falta de agua, ya sea por escasez e irregularidad de lluvias sumando que en algunas zonas hay escasez de suministro de agua agrícola o inexistencia de infraestructuras de riego, además de una creciente disminución de la calidad del agua. También existen costes altos, especialmente por la mano de obra, que muchas veces asume el agricultor por tener superficies de viñedo menor de 5000 m2, las parcelas suelen ser pequeñas y la mecanización es un reto que muchas veces es inviable, además el relevo generacional es escaso y excesiva burocracia para personas que en general no tienen un gran conocimiento de tecnologías y la viticultura supone un complemento económico.
Desde la D.O. ofrecemos asesoramiento técnico y legal en la medida de nuestras posibilidades, ya que somos dos trabajadores en la D.O., pero damos soporte a la hora de tramitar subvenciones o apoyo para otros tipos de trámites.
¿Qué estrategias están desarrollando para posicionar los vinos de Abona en mercados fuera de Canarias, tanto en la península como en el extranjero?
Estamos apostando por la participación en ferias internacionales, colaboraciones con importadores especializados y promoción conjunta bajo la marca “Tenerife, Isla de Vinos”. La singularidad de nuestras variedades y el relato de un viñedo volcánico y atlántico son nuestras mejores cartas de presentación en el exterior. También se fomenta el enoturismo y fomentar la participación en concursos donde cada año la comarca recibe una considerable cantidad de premios.
¿Qué sueñan que sea la D.O. Abona dentro de 5 años? ¿Cómo les gustaría que evolucione?
Queremos una D.O. más fuerte, reconocida dentro y fuera de Canarias, con viticultores jóvenes incorporándose y viñedos rentables.
Personalmente me gustaría que en la propia isla se reconocieran más nuestros vinos, ya que realmente en muchos restaurantes de la isla, no
tienen vinos canarios, me gustaría que la restauración apueste más por un producto único y de calidad.
También frenar el abandono creciente del campo sería un sueño, ya que el panorama para los jóvenes es difícil y desde luego la falta de rentabilidad de la actividad juega un papel fundamental, por lo que la modernización y tecnificación es importante.