Cajamar ha presentado hoy en la Universidad Politécnica de Madrid una nueva edición de su informe ‘Indicadores de sostenibilidad en el sector agroalimentario’, elaborado por investigadores del Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales (CEIGRAM) de dicha Universidad. Desde la publicación de la primera entrega, en octubre de 2022, este trabajo se plantea como un observatorio en el que se recogen indicadores que hacen posible el seguimiento de la sostenibilidad en toda la cadena de valor de la producción agroalimentaria española, con el objetivo de facilitar el análisis cuantitativo de los parámetros seleccionados y su comparación con el resto de los países de la Unión Europea, así como para el diseño de nuevas políticas y estrategias públicas en el contexto de la Agenda 2030.
Con la publicación de esta segunda entrega se quiere dotar al informe de un carácter periódico y convertirlo en una referencia en materia de sostenibilidad, que complete el análisis de más corto plazo que sobre el sector agroalimentario proporcionan todos los años los Observatorios del Sector Agroalimentario, nacional y regional, publicados igualmente por Cajamar en colaboración con el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).
En la presentación del documento han intervenido el director de la ETSIAAB, José Manuel Palacios; el presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde; la directora del CEIGRAM y coordinadora de la publicación, Isabel Bardají, y el subdirector general de Análisis, Coordinación y Estadística del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Andrés Escudero. A continuación, el director del Servicio de Estudios de Cajamar, Ignacio Atance, ha moderado un coloquio sobre la importancia de medir el desempeño sostenible de los agentes del sector en España, en el que además de Isabel Bardají han participado el director de Sostenibilidad, Calidad e Innovación de Cooperativas Agro-alimentarias España, Juan Sagarna, y la responsable del Programa de Alimentos de WWF España, Celsa Peiteado.
La importancia de medir la sostenibilidad
Como ha indicado Eduardo Baamonde, presidente de Cajamar: “Medir permite analizar y diagnosticar. Conocer en qué ámbitos se producen mejoras y en cuáles hay retrocesos o las mejoras se ralentizan o tienen un ritmo insuficiente para responder a las necesidades existentes. Y también comparar en qué medida nuestro sector, enormemente competitivo en el contexto europeo, tiene un rendimiento económico, social y medioambiental igual, superior o inferior al resto de la Unión Europea”.
La edición actualizada del informe eleva de 60 a 90 el número de indicadores analizados con respecto al informe de 2022, relativos tanto al sector agrario como a la industria alimentaria, y agrupados en torno a las tres dimensiones fundamentales de la sostenibilidad: económicos (valor añadido bruto, productividad de la mano de obra, comercio exterior y precios); sociales (empleo, salarios, consumo de alimentos, sobrepeso y pérdidas y desperdicios de alimentos) y ambientales (agua, energía, biodiversidad, suelos, nutrientes, emisiones de gases de efecto invernadero, contaminación por compuestos nitrogenados, productos fitosanitarios y producción ecológica), subdivididos a su vez en decenas de variables más específicas. Todos ellos han sido seleccionados a partir de tres criterios básicos: su relevancia, la disponibilidad de datos fiables y comparables con el resto de la UE, y la existencia de series temporales que permitan un análisis evolutivo del sector.
En el futuro, un reto pendiente en el ámbito de la sostenibilidad, y especialmente en el campo de los indicadores ambientales, es poder contar con información micro, a nivel de explotación, que permita interpretar y analizar mejor la información macro, agregada, como la que recoge este informe. En ese sentido, desarrollos en marcha como la próxima Farm Sustainable Data Network de la Comisión Europea serán una herramienta de gran valor, que será utilizada en futuras entregas del documento presentado hoy.
Evolución positiva
La evolución del conjunto de indicadores analizados no es homogénea, como es lógico dado el número de magnitudes analizadas y su amplitud. Sin embargo, en términos globales puede afirmarse que son más los avances que los retrocesos en el ámbito general de la sostenibilidad del sector.
En materia económica, el informe constata una vez más el peso del sector, que aporta el 11,4 % del valor añadido bruto (VAB) agroalimentario europeo, por encima del peso del conjunto de la economía española en la europea (8,6 %), apoyado, como también se constata en el documento, por la mayor productividad y el buen comportamiento del comercio exterior. Además, en los últimos años el VAB y la renta agraria han crecido en España por encima de la media de la UE. El bloque se completa con indicadores relativos a la evolución de precios, estructuras agrarias y gestión de riesgos.
El apartado de indicadores sociales realiza un exhaustivo análisis del empleo. En España, este permanece estable en torno a 1,3 millones de trabajadores (suma de agrario e industria), mientras que pierde efectivos en la UE. Tanto España como la UE sufren el envejecimiento de los ocupados y una menor presencia de mujeres, especialmente en el sector agrario, que en este caso sí es más acusada en España que la UE.
Por último, el informe incluye dos grandes apartados sobre cuestiones ambientales: indicadores de estado de los recursos e indicadores de impacto. En los estados se incluyen los relacionados con suelos, agua, energía, biodiversidad y producción ecológica. En materia de aguas, entre 2005 y 2020 la superficie regada aumentó un 14 % mientras que la demanda lo hizo un 4 %, descendiendo por tanto el consumo medio por hectárea. La mayor presencia en regadío de cultivos leñosos y la generalización del riego por goteo explican esta evolución. En materia de energía, los precios han favorecido un descenso reciente de su consumo, pero los indicadores muestran que aún hay recorrido para mejorar la eficiencia energética de la agricultura española. En relación con los indicadores de impacto, estos miden el uso de fertilizantes y su balance, las emisiones de gases de efecto invernadero, la contaminación por compuestos nitrogenados y el uso de fitosanitarios. En el caso de fitosanitarios, se ha producido tanto en España como en la UE-27 un descenso en su consumo y en el indicador armonizado de riesgo de productos fitosanitarios, reflejando una disminución del perfil toxicológico de los productos utilizados.
El estudio ha estado coordinado por Isabel Bardají y redactado por Miguel Alcantud, Irene Blanco, Paloma Esteve, Luis Lassaletta, Alberto Sanz y Bárbara Soriano; todos ellos investigadores del CEIGRAM de la Universidad Politécnica de Madrid.
La publicación está disponible para su descarga gratuita en PDF en la web de Plataforma Tierra, la Comunidad Digital de Conocimiento Agroalimentario que impulsa Grupo Cajamar:
https://www.plataformatierra.es/innovacion/indicadores-sostenibilidad-sector-agroalimentario-2024