27/07/2024

Canarias, no tiene límites
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Me gusta la gente que brega por sus ideas. La que tiene el coraje suficiente para poner de manifiesto sus inquietudes, y es por eso, que lo que pasó hace algunos sábados en mi tierra, me devuelve la esperanza y me hace saber que hay un pueblo capaz de luchar por lo suyo. Me gusta la […]

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Me gusta la gente que brega por sus ideas. La que tiene el coraje suficiente para poner de manifiesto sus inquietudes, y es por eso, que lo que pasó hace algunos sábados en mi tierra, me devuelve la esperanza y me hace saber que hay un pueblo capaz de luchar por lo suyo.

Me gusta la gente que lucha por sus convicciones, la quiero cerca, porque en la defensa de mi paraíso, nunca sobra tribu. En la construcción de un modelo social y económico que compita por arriba, ya me estaban faltando almas, y ahora, necesitamos sentarnos frente a frente, mirarnos a los ojos y dejarnos de cánticos al Sol. Ahora, hay que ponerse a trabajar y más que pedir al cielo que nos resuelvan los problemas, toca demostrar que no somos unos llorones, que somos un pueblo con ansias de alzar la voz en todas las direcciones para que nuestra descendencia viva con dignidad.

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Mucha gente me ve llegar con una americana, y piensa que soy un burgués enchaquetado que defiende posiciones de ese cliché empresarial, que nos han querido colgar los que gastaron cantidades ingentes en programas de emprendimiento. Sin embargo, tengo la suerte de no haber vendido mi alma al diablo, y dejo salir por mi boca a mi espíritu libertario que, sin tapujos, lucha cada segundo, por construir una Canarias mejor.

Estoy convencido, que a quien no le gusta mi lucha, está deseando que acabe mi presidencia; iluso, pues el puesto no hizo al guerrero, fueron las hostias de la vida quien forjó a sangre viva la persona que soy, sin tiempo para enemigos y ávido de nuevas aventuras. Mi lucha, ya tiene un club lleno de gente que está en el equipo de los buenos.

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Canarias necesita un cambio, y en eso estamos de acuerdo. Una juventud condenada a emigrar, sin casas para independizarse, con unos salarios de mierda y un futuro incierto, sobre todo en las Islas periféricas.

En cuidar nuestra naturaleza y nuestro entorno, proteger nuestras ciudades y a sus gentes, no me cabe duda de que todos estamos de acuerdo, ahora toca lo más difícil, trabajemos en el cómo.

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Un desastre que viene de viejo.

Si pudiera manifestarme mañana, lo haría por un sistema educativo que crease a verdaderos profesionales, que promoviese el emprendimiento, que permitiese a nuestra juventud crear alternativas al modelo económico actual. Sería el primero en salir a la calle, en reclamar justicia ya que, culpar a las empresas de no dar oportunidades es mezquino. Es responsabilizar a quien a veces no gana el salario mínimo interprofesional, de los enormes problemas sociales que estamos padeciendo producto de una educación tocada de muerte.

La política va demasiado lenta, está atrapada en un sistema que no les permite ir a la velocidad de los enormes y complejos cambios sociales, y es por ello, que los que tenemos la enorme suerte de liderar algún proyecto, debemos de dar un paso al frente. Hay que hacerlo por valores, pero también por amor a la tierra.

No podemos seguir permitiendo unas tasas de fracaso escolar terroríficas. Tenemos que ayudar nuestros maestros y debemos de acuñar un gran pacto por la educación.

No podemos seguir permitiendo que se nos vaya el talento, y por eso debemos de abordar un gran plan para la reconquista de nuestra juventud, hastiada por el castigo que todas las crisis les ha dejado.

Decía Cruz Cafuné en su concierto, que queremos a nuestra juventud en trabajos precarios, pero no sé quién quiere eso. Yo, desde luego, que me gustaría ver a nuestra juventud emprendiendo, siendo libres, siendo los protagonistas de sus vidas. Lo que pasa, es que nos han contado que las empresas son malas, y para un chaval de barrio como yo, durante muchos años pensé que alguien tenía que venir a resolverme mis problemas.

Venga, quiero ver esa lucha del 20 de abril en algo más que una manifestación, y quien quiera construir, aquí me tiene.

Todo mi apoyo al sector turístico.

Se nos ha ido de las manos, y quien juega con fuego, se acaba quemando. No, no me sumo a la marea de castigar a un sector que tanto ha dado a nuestras Islas. En estas letras, quiero mostrar mi apoyo al sector turístico canario porque nos olvidamos, que antes del turismo, en Canarias solo había miseria.

Y estoy de acuerdo en que deberíamos de tener más empresas canarias generando riqueza aquí, pero para eso, necesitamos un pueblo emprendedor, si es que al final, esto es la pescadilla que se muerde la cola.

No lo olvidemos, aunque hay mucho que pensar, aunque necesitamos mejores infraestructuras y cargarnos a esos empresarios malos, en general, este sector es un tesoro.

El desconocimiento de los proyectos por dentro me hace pensar que deberíamos elaborar una gran campaña de comunicación hacia la sociedad, para que sientan orgullo de lo que hacemos, porque en turismo de calidad, sostenible y respetuoso, somos unos hachas.

No, no me sumo a la turismofobia, me parece un juego peligroso y torticero en el que no me van a encontrar.

Así no.

Ya saben que nunca me voy a meter en política, no querría vivir mi vida en una rueda de prensa, pero me parece que es necesario, que personas con vocación de servicio y las ideas claras, estén comandando los problemas de la ciudadanía.

También saben que no soy de ningún partido, y esto, que mucha gente no lo entiende, forma parte de mi tranquilidad. Sin embargo, a nadie se le esconde que me gusta el presidente de Canarias, Fernando Clavijo. Me gusta porque da la cara, porque tiene un proyecto que reúne muchos valores y, además, me parece una buena persona.

No se crean que no se ha tenido que comer alguna bronca de las mías, que además ha recibido con mucha deportividad, pero siempre que le he expresado mi plan para Canarias, ha hecho lo posible por estar alineado con la juventud empresaria.

La semana pasada, de una manera inhumana, se agolparon en la puerta de su casa, increpando a su familia y eso, no debe ser plato de buen gusto. Creo que, siguiendo mi brújula de los valores, debo aprovechar estas letras para mandar mi apoyo públicamente a alguien que no merece lo que está viviendo.

Sin duda, todos debemos de defender lo que creemos, pero hay que hacerlo desde el cariño y nunca desde el odio y menos a las familias, así no.

Un plan para Canarias.

Todos estamos de acuerdo, el modelo hay que repensarlo, eso es así, y es por eso por lo que no podemos dejar de seguir construyendo.

Hay muchas oportunidades que tendremos que explorar como la economía digital o azul, relativa a nuestros mares.

Hay que apostar por la ciencia, y mirar hacia el universo desde nuestro Astrofísico, para que nuestra juventud pueda vivir aquí.

Hay que investigar, hay que crear patentes y tener la mirada puesta en África, hacer una apuesta trilingüe donde el francés sea uno de nuestros grandes objetivos.

Hay que aprobar la primera Ley de apoyo a la juventud empresaria, y hay que hacerlo ya, sin complejos, dejándonos de tonterías y apostando de verdad por ser pioneros en cosas buenas.

Trabajar en los barrios de Canarias, ilusionar a la ciudadanía, crear un turismo responsable con su entorno y que cuida a sus gentes.

Yo tengo un plan para devolver la esperanza a la juventud de mi tierra, porque en talento, cariño, pasión, sonrisas y humanidad, lo tengo claro. Canarias, no tiene límites.

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