17/03/2025

Carmen Linares: “La intervención psicológica requiere una formación especializada y rigurosa”
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Entrevista a Carmen Linares e Iris Vega. Decana y Colegiada del Colegio Oficial de Psicología de Santa Cruz de Tenerife.

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Recientemente, han alertado del aumento de trastornos de la conducta alimentaria en menores. ¿Cuáles son los principales factores que el Colegio identifica como causantes de este aumento de TCA en menores?

El aumento de los Trastornos de la Conducta Alimentaria no obedece a una única causa, sino a una interacción de factores biológicos como la predisposición genética, factores psicológicos como el perfeccionismo o la baja autoestima y factores socioculturales, como la presión estética en redes sociales y la normalización de dietas.

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En estos últimos años, encontramos en las redes sociales uno de los principiantes detonantes de estas patologías. Los menores están expuestos desde edades muy tempranas a contenidos que refuerzan ideales de belleza poco realistas, lo que le genera una fuerte presión por encajar en esos estándares.

Además, el entorno familiar juega un papel clave, no sólo en cuanto a dinámicas disfuncionales sino también en la manera que se habla de la comida y del cuerpo. Comentarios como “he comido demasiado, mañana no ceno”, “qué delgada está esa actriz, le queda todo bien” o incluso “tienes que terminar todo el plato” pueden influir en la relación que los niños desarrollan con la comida.

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Iris Vega, psicóloga colegiada y experta en Trastornos de la Conducta Alimentaria.

¿Existe alguna franja de edad o género más vulnerable a desarrollar TCA en la infancia y adolescencia?

Tradicionalmente, los TCA se han asociado más a la adolescencia y al género femenino, y sigue siendo cierto que las adolescentes son el grupo más afectado. La adolescencia es una etapa de cambios físicos y emocionales intensos, en la que la identidad y la autoimagen se están formando. Aquí, las inseguridades se vuelven más profundas y la influencia del entorno es determinante. Sin embargo, cada vez vemos más casos en edades más tempranas, incluso en niños y niñas de 8 o 9 años. Esto es preocupante porque indica que la preocupación por el cuerpo y la comida está apareciendo antes de lo que solía ser habitual. Es común que estos niños empiecen a mostrar miedo a “engordar”, se obsesionen con ciertos alimentos o eviten comer en situaciones sociales.

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También hay que destacar que los TCA en varones han aumentado en los últimos años, aunque a menudo se diagnostican menos porque los síntomas pueden manifestarse de manera diferente. En lugar de buscar la delgadez extrema, muchos chicos se enfocan en la ganancia muscular, la “alimentación limpia” o el ejercicio excesivo, lo que en algunos casos se relaciona con trastornos como la vigorexia.

Es importante que dejemos de ver los TCA como un “problema de chicas adolescentes” y entendamos que pueden afectar a cualquier persona, independientemente de su género o edad. Esto permitirá una detección más temprana y un tratamiento más eficaz.

¿Qué particularidades presentan los casos en edades más tempranas?

En niños pequeños, los TCA pueden manifestarse de forma diferente. No siempre hay una preocupación explícita por la imagen corporal, sino que el malestar puede expresarse a través de la alimentación de otras maneras.

Por ejemplo, algunos niños desarrollan una fobia intensa a ciertos alimentos o texturas, lo que los lleva a restringir su dieta de manera extrema. En otros casos, pueden obsesionarse con comer solo “comida sana” o con hacer ejercicio de forma compulsiva. También es común que rechacen situaciones sociales que impliquen comer, como cumpleaños o comidas familiares, lo que puede ser una señal de alarma. Uno de los principales riesgos en estos casos es que el cuerpo aún está en pleno desarrollo. La restricción alimentaria puede afectar el crecimiento, la densidad ósea y el desarrollo neurológico, además de generar consecuencias emocionales y sociales importantes. Por eso, cuando detectamos signos de un posible TCA en niños pequeños, es fundamental intervenir lo antes posible.

¿Qué tipo de formación o recursos ofrece el Colegio a los psicólogos y otros profesionales interesados en la prevención y tratamiento de TCA en menores?

En los últimos años, hemos observado un aumento exponencial en los casos de personas con Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Conscientes de esta realidad, en el Colegio Oficial de Psicología de Santa Cruz de Tenerife estamos desarrollando formaciones y recursos para capacitar a nuestros colegiados en el tratamiento de estos casos.

En los últimos tiempos, ¿se está valorando más la importancia de la salud mental?

Desde la pandemia en 2020 la salud mental pasó de ser un tema tabú a estar cada día más presente. Si bien es cierto que desafortunadamente este acontecimiento generó un desgaste emocional en muchos de nosotros, uno de los pocos beneficios fue hacer visible la necesidad de cuidar de nuestra salud mental como de cualquier otra afección que pudiéramos tener.

Todavía nos queda mucho camino que recorrer, pero cada vez damos un paso más en firme para poner en valor la necesidad de acudir a profesionales de la psicología cuando lo necesitamos. Ahora, nos enfrentamos incluso a nuevos paradigmas en los que la inteligencia artificial irrumpe como una alternativa a los especialistas. O casos como los de esos “influencers” que ofrecen recomendaciones en sus canales en redes sociales. Es importante que sepamos diferenciar lo que es una herramienta puntual, o un consejo que te puede dar cualquier persona cercana, de una terapia psicológica. Para nada es lo mismo.

“Es importante que dejemos de ver los TCA como un “problema de chicas adolescentes” y entendamos que pueden afectar a cualquier persona”

¿Somos conscientes de las consecuencias que supone la falta de profesionales?

Como mencioné en la pregunta anterior, hoy en día nos enfrentamos a un escenario en el que las redes sociales y las plataformas de inteligencia artificial pretenden competir con los profesionales. Esta situación, sumada a la escasez de recursos y de especialistas en áreas clave como colegios o centros de atención primaria, perjudica a las personas que necesitan acceder a un profesional. Aunque no seamos del todo conscientes de las consecuencias que esto conlleva, si las instituciones no trabajan en buscar soluciones, pronto estas consecuencias serán más evidentes que nunca.

La salud mental de los psicólogos también es importante. ¿Qué puede hacer el Colegio en este sentido?

Como mencionamos anteriormente, somos plenamente conscientes de la importancia de cuidar a quienes nos cuidan y apoyan. Por ello, hemos puesto en marcha un proceso de creación de iniciativas dirigidas exclusivamente a nuestros colegiados, con el objetivo de brindarles el respaldo y los recursos necesarios para su bienestar emocional y profesional.

Entre estas iniciativas, estamos barajando opciones como la implementación de programas de autocuidado, espacios de supervisión, apoyo psicológico, etc. Queremos que nuestros colegiados cuenten con un entorno seguro y recursos adecuados para afrontar los desafíos de su labor sin descuidar su propia salud mental.

¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta el Colegio Oficial de Psicología de Santa Cruz de Tenerife?

Más que un reto, la lucha contra el intrusismo profesional, motivado en la mayoría de los casos por la invención de figuras por parte de las instituciones como la de bienestar emocional en el caso de los docentes, sigue siendo uno de nuestros principales objetivos. Cada vez es más frecuente que, debido a decisiones administrativas, personas con formación en otras áreas asuman funciones propias de los psicólogos. Lo vemos en el caso de docentes, trabajadores sociales y otros profesionales que, de manera progresiva, integran en su labor diaria tareas que corresponden a nuestra disciplina. Es fundamental recordar que la intervención psicológica requiere una formación especializada y rigurosa. Delegar estas funciones en profesionales de otras áreas no solo representa una amenaza para nuestra profesión, sino que también puede comprometer la calidad y eficacia de la atención que recibe la población.

Esta problemática es, en gran medida, responsabilidad de las instituciones que, en un intento de reducir costes, sobrecargan a otros trabajadores con funciones ajenas a su competencia o eliminan de sus programas la figura del psicólogo, desatendiendo así una necesidad fundamental de la sociedad y qui- tando oportunidades a los profesionales de la psicología.

Es crucial que se nos escuche, que nuestras competencias sean reconocidas y que las instituciones trabajen junto a nosotros en planes integrales en los que la salud mental ocupe una prioridad real. En este sentido, desde el Colegio Oficial de Psicología de Santa Cruz de Tenerife, continuaremos defendiendo la necesidad de que los psicólogos y psicólogas tengan un espacio claramente reconocido en colegios y centros de salud, dos entornos esenciales para la detección temprana y el apoyo continuo en salud mental.

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