Las tórridas temperaturas que estamos sufriendo en la mayoría del país no tienen ni punto de comparación con lo tórrido de la actualidad política. Como si de un thriller de moda de cualquier plataforma de entretenimiento online se tratara, los últimos meses y, especialmente las últimas semanas, dejan un panorama que parece ficción.
Cuando parecía que los grandes episodios de corrupción y fraude llevados a cabo por políticos de gran escala quedaban en tiempos lejanos, y los casos como Gürtel, Púnica o ERE de Andalucía ya formaban parte de un pasado superado y de la hemeroteca reciente de España, aparece una supuesta trama dentro del actual Partido Socialista Obrero Español con el foco en los que eran los dos hombres de confianza del presidente del Gobierno, sus ya antiguos secretarios de organización. Audios mediante, los españoles hemos podido acreditar cómo contaban “los dineros” y repartían por miles para su rédito y satisfacción personal, un dinero de todos los contribuyentes que también implica, supuestamente a algunas empresas y empresarios. Todo ello sin que quede claro, al menos por el momento, si ha habido o no una financiación ilegal.
Pero, por si fuera poco, estos personajes que se han proclamado feministas a los cuatro vientos, dentro y fuera de las instituciones, se han tomado la libertad de dedicarse, siempre supuestamente, a emplear parte de esos recursos económicos robados a los españoles en prostitución. Duele, y vaya si duele, ver a aquellos que han levantado la bandera del feminismo desde lo alto de un rascacielos actuar ahora como si de una película de Torrente salieran, utilizando a mujeres como si fueran objetos con los que comercializar. Dinero y prostitución, suena tan rancio que parece sacado de épocas pretéritas.
Se nos ha quedado el peor de los escenarios posibles: aquellos que sacaron al anterior partido por corrupción, siendo corruptos. Y todo ello en el seno del gobierno central. Mientras, los ciudadanos asistimos perplejos a un espectáculo bochornoso, un circo donde cada día hay un payaso protagonista diferente. Audios, mensajes, documentos, escuchas, acusaciones… hasta cárcel sin fianza. Si esto es lo mejor que tiene que ofrecernos la política, ¿qué podemos ofrecer nosotros como ciudadanos? ¿Cómo van a volver a dar lecciones de moral a aquellos que no estamos es la vida pública? Y las empresas que cumplen con todas y cada una de sus obligaciones, ¿con qué cara se quedan? Lamentable, todo es lamentable. Y, lo más triste de este fatídico escenario es que, probablemente, queda muchísimo por conocer.
Mismos delitos, diferentes personajes, mismos escenarios, diferentes décadas.