¿Qué tendencias emergentes o cambios significativos están observando actualmente en el sector que estén influyendo en la dirección estratégica del hotel?
Estamos viendo que el cliente nacional, que es muy importante para nosotros en verano, está un poco parado. En gran parte se debe a los precios de los billetes, que están bastante altos, y eso hace que mover a una familia desde la Península salga caro. Además, el cliente nacional no suele reservar con tanta antelación como, por ejemplo, el británico o el alemán.
También se nota cierto freno económico en general. En el caso del cliente británico, el Brexit sigue teniendo efectos, y en el caso del alemán o europeo en general, hay factores económicos coyunturales que están afectando. Así que, aunque empezamos el año muy bien, este verano está costando más arrancar.
Hablando con otros compañeros del sector, nos dicen lo mismo: las perspectivas no son malas, pero va todo muy lento. Y eso, lógicamente, complica un poco la operativa del día a día, sobre todo en un hotel como el nuestro, que no depende tanto del turista de verano. En verano, claro que suma, pero no es tan fuerte como el turismo que tenemos de septiembre a marzo, que es realmente nuestra temporada alta.
La época estival no es la más fuerte para este hotel, ¿verdad?
No, para nosotros los meses más fuertes son los que van de septiembre a marzo. Luego pasamos por una especie de valle en mayo, junio y julio. En agosto suele haber una ocupación interesante porque, al final, mucha gente coge vacaciones sí o sí. Pero nuestros mejores meses realmente empiezan en septiembre, cuando volvemos a remontar.
Eso sí, este año está siendo especialmente raro. Tuvimos un mayo bastante bueno, sobre todo gracias a los festivales y eventos que se han celebrado en la isla, tanto públicos como privados. Eso nos ayudó bastante. Junio también ha sido un buen mes, por ejemplo, con eventos como el Lava Live y otros encuentros culturales que, al final, mueven a bastante gente.
Ya sea por los artistas, los equipos que trabajan en los festivales o el público en general, muchos terminan viniendo al Arrecife Gran Hotel, porque estamos en pleno centro de la isla y eso también suma.
Además, el Arrecife Gran Hotel se ha consolidado como un hotel de referencia en Lanzarote, ¿no?
Sí, eso es algo en lo que lleva- mos muchos años trabajando, tanto desde el equipo comercial como desde la dirección y la propiedad del hotel. Poco a poco, hemos ido posicionando el hotel dentro de un segmento urbano, pero sin perder ese toque de ocio. Porque al final, el cliente que viene al Arrecife Gran Hotel no es tanto el típico viajero de negocios, sino alguien que busca desconectar y disfrutar.
Una de las cosas que más hemos trabajado, desde hace ya unos 6 o 7 años, es todo lo relacionado con la experiencia gastronómica. Ofrecemos diferentes niveles: desde opciones más informales en la zona de playa y piscina, pasando por la cafetería, hasta propuestas más creativas y desenfadadas como las del Blue 17 Rooftop Bar. Y, por supuesto, también contamos con cocina de alto nivel en el restaurante Alarz Bahía Club, donde cuidamos mucho cada detalle.
Algo que siempre hemos tenido muy presente es que, aunque sea un restaurante de alta cocina, los precios sean accesibles. Queremos que cualquier cliente que quiera darse un homenaje pueda hacerlo sin llevarse un susto con la cuenta.
Todo esto, sumado a unas habitaciones completamente reformadas, con domótica, y un servicio muy cuidado, convierte la experiencia en algo muy completo. Elegir quedarse en Arrecife te permite vivir algo especial y, desde aquí, explorar el resto de la isla con comodidad.
El componente “spa” en el nombre del hotel sugiere un enfoque en el bienestar. ¿Cómo integran esa parte de salud y relax en la experiencia global del huésped? ¿Y qué planes tienen para desarrollarla en el futuro?
La verdad es que nuestro spa funciona tan bien, que a veces decimos en broma que no es que el hotel tenga un spa, sino que el spa tiene un hotel. Es una parte clave de la experiencia que ofrecemos.
Intentamos que el bienestar del huésped se sienta desde el primer momento: desde la arquitectura y el diseño, que están muy pensados para relajar la vista y los sentidos, hasta el confort de las habitaciones, el descanso, los masajes a medida, y por supuesto, la parte gastronómica, que también forma parte de ese bienestar integral.
Además, todo eso lo combinamos con las vistas más espectaculares de Lanzarote. No hay otro hotel en la isla que esté tan alto ni tan bien integrado en el paisaje. El Arrecife Gran Hotel ya es parte del skyline de Lanzarote, como lo pueden ser el Monumento al Campesino o las Montañas del Fuego.
El spa, dentro de todo eso, no es solo un servicio más: para nosotros es un departamento clave y totalmente estratégico, al nivel de lo que se espera de un hotel cinco estrellas.
¿Hay algún proyecto o iniciativa futura del hotel que te ilusione especialmente y que puedas compartir?
Sí, la verdad es que tenemos varios planes muy ilusionantes. A finales de este año o principios del próximo, empezaremos con una apuesta clara por seguir creciendo en Arrecife. Queremos reforzar aún más nuestra presencia aquí, y uno de los proyectos que más nos entusiasma es incorporar un servicio de viviendas vacacionales de lujo justo frente al hotel.
La idea es que estas viviendas estén totalmente integradas con los servicios del Arrecife Gran Hotel. Por ejemplo, una familia que quiera más independencia, quizá viajando con niños, podrá alojarse allí y, al mismo tiempo, disfrutar de todos los servicios del hotel: desde la res- tauración hasta el spa.
De hecho, como parte de esta expansión, también vamos a crear un nuevo spa más grande, que se ubicará en la planta baja de ese mismo edificio. Será una apuesta muy fuerte por el bienestar y el cuidado sensorial, con más espacio y nuevas experiencias.
Y, por si fuera poco, también tenemos previsto abrir un «hermano pequeño» del Arrecife Gran Hotel en Playa Blanca. Será un proyecto similar en tamaño, aunque este va a un ritmo más largo y, si todo va bien, lo veremos hecho realidad en unos dos años.
Es decir, el futuro se ve ambicioso, sin duda.
Totalmente. Somos una empresa muy cercana, estamos a pie de calle, escuchando qué buscan los turistas y la gente que quiere pasarlo bien. Al final, nuestro objetivo es ofrecer estancias memorables, experiencias que realmente marquen la diferencia y den ganas de volver.
