Donde antes predominaban los viajes a los mismos destinos año tras año, buscando la comodidad de lo conocido y la estabilidad de lo familiar, hoy el viajero busca lo opuesto: sorpresa, novedad y experiencias transformadoras que dejen huella. En lugar de repetir un ritual vacacional, el viajero actual está ansioso de estímulos que lo saquen de la rutina y lo transporten a lo inesperado.
Esta evolución no surge de la nada. La tecnología ha redefinido cómo imaginamos, planeamos y vivimos nuestras aventuras. Hoy en día, es posible «viajar» sin salir de casa, explorando un destino a través de redes sociales, experiencias inmersivas en realidad virtual o recorridos interactivos en línea. La planificación de viajes también ha alcanzado nuevas cotas de personalización: desde el uso de herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT para diseñar itinerarios únicos, hasta acceder a una avalancha de guías en vídeo y reseñas en blogs que ofrecen una infinita variedad de opciones para cada perfil de usuario. Y todo esto se traduce en acción al alcance de un clic: reservar billetes, organizar traslados, elegir alojamiento, planificar actividades de ocio y experiencias gastronómicas, todo desde tu móvil. El viaje comienza mucho antes de hacer la maleta.
En este contexto global, Canarias no es solo un archipiélago privilegiado por su clima y diversidad, sino también un lienzo perfecto para demostrar cómo un destino puede adaptarse con éxito a las nuevas demandas del turismo contemporáneo. Desde paisajes volcánicos y playas infinitas hasta su rica herencia cultural, las Islas ofrecen una paleta de experiencias que, bien comunicadas, pueden atraer a los perfiles de viajeros y viajeras más exigentes y diversos.
Pero ¿qué impulsa este cambio en los hábitos de viaje? La clave está en la transformación de las motivaciones humanas. Hemos pasado de generaciones que buscaban comodidad, descanso y estabilidad, a una que ansía emociones, conexiones significativas y momentos que generen recuerdos inolvidables. En un mundo sobresaturado de estímulos digitales, las vacaciones no son solo una pausa en el calendario; son una oportunidad para desconectar del ruido y reconectar con lo auténtico, lo inesperado y, sobre todo, con uno mismo.
Este nuevo paradigma turístico está marcado por el poder de la dopamina: ese impulso que nos hace buscar experiencias frescas, lugares desconocidos y momentos únicos. Si antes las vacaciones eran sinónimo de volver al mismo hotel o apartamento cada verano, ahora son un terreno fértil para lo inédito, un constante redescubrimiento que prioriza la magia de lo nuevo sobre la comodidad de lo conocido.
Nuevos perfiles del turismo
El perfil del turista actual es más diverso y exigente que nunca. Hoy encontramos nómadas digitales, familias lideradas por la Generación Alpha y viajeros que buscan experiencias profundamente personalizadas.
Los nómadas digitales, atraídos por la calidad de vida y la conectividad, son un segmento en auge. Destinos como Canarias se han convertido en refugios ideales para este perfil, que valora tanto las infraestructuras como la posibilidad de combinar trabajo y ocio en un entorno inspirador. Comunicar esta dualidad —espacios para la productividad y actividades que desconectan— es esencial para captar su atención. Por otro lado, la Generación Alpha, aunque joven, ya influye en las decisiones familiares. Estos nuevos viajeros buscan aventuras que combinen aprendizaje, entretenimiento y tecnología. Ofrecer experiencias que conecten con ellos y ellas, desde parques interactivos hasta actividades inmersivas al aire libre, será clave para atraer a estas familias que buscan algo más que un destino: quieren recuerdos compartidos que sean únicos y significativos.
Más allá del sol y la playa
El turista no solo busca un lugar, sino una historia que contar. Este cambio en las expectativas coloca al turismo experiencial en el centro de las estrategias de comunicación.
En este sentido, Canarias tiene una ventaja natural: su diversidad paisajística, cultural y gastronómica ofrece infinitas posibilidades para crear experiencias auténticas. Pero la clave está en cómo se comunican. No basta con mostrar imágenes bonitas; es necesario narrar historias que conectenemocionalmente.
Por ejemplo, en lugar de promocionar un sendero volcánico, ¿por qué no contar la historia de quienes lo han recorrido y montar una narrativa fantástica sobre el mismo? Esta conexión emocional transforma un simple recorrido en una experiencia que el viajero desea vivir.
Del packaging emocional al phygital: innovemos para conectar
La comunicación turística no puede quedarse en lo tradicional. El concepto de «phygital» (la combinación de lo físico y lo digital) está marcando la diferencia. Experiencias inmersivas, como recorridos virtuales antes del viaje, realidades aumentadas durante el mismo, o apps que guíen al turista en tiempo real mientras explora un destino, son herramientas que no solo enriquecen la experiencia, sino que también refuerzan la decisión de viajar.
Por otro lado, el packaging emocional se convierte en un elemento diferenciador. Esto incluye desde cómo se presentan los destinos en redes sociales hasta los pequeños detalles que sorprenden al viajero en cada interacción. Por ejemplo, un video mostrando la confección de trajes típicos de una fiesta local o el relato de un artesano que habla de sus tradiciones puede generar más interés que cualquier anuncio convencional.
Elije los valores que conectan con tu viajero consciente
El viajero moderno no solo busca experiencias únicas, sino que también se preocupa por el impacto de sus decisiones. La sostenibilidad y la inclusión son valores fundamentales que deben estar en el centro de cualquier estrategia de comunicación turística.
En Canarias, la sostenibilidad no es una moda, sino una necesidad. Proyectos que promueven la conservación de espacios naturales, el uso de energías renovables en alojamientos o el fomento del turismo rural reflejan el compromiso de las islas con un turismo responsable. Comunicar estos esfuerzos de manera honesta y atractiva no solo atrae a los viajeros conscientes, sino que también refuerza la reputación del destino.
Asimismo, la accesibilidad debe ser un pilar. Mostrar que un destino es acogedor para todos, independientemente de sus capacidades, genera confianza y fideliza a un segmento de viajeros que busca experiencias inclusivas.
Toca trabajar en la emoción, autenticidad y conexión para el futuro
Lo que realmente define a un destino no es solo su belleza, sino la capacidad de hacer sentir algo profundo al viajero. La verdadera magia reside en las emociones auténticas, en las historias que se cuentan, en las personas que viven el lugar y en las experiencias que dejan una huella imborrable. No se trata solo de lo que se ofrece, sino de cómo se comparte: de construir relatos genuinos que inviten a la reflexión y a la conexión con lo esencial. En un mundo hiperconectado y acelerado, Canarias se presenta como un refugio donde los viajeros no solo visitan, sino que se reconectan con lo más profundo de sí mismos.
De cara a 2025, te planteo que el éxito del turismo ya no se medirá únicamente en números, sino en la capacidad de transformar cada viaje en una vivencia trascendental. Y en esta misión, Canarias no solo tiene el potencial de destacar, sino de convertirse en un faro para el resto del mundo, mostrando el poder de un turismo que toca el alma y perdura en la memoria.