¿Cuáles son los desafíos más importantes en materia de vivienda que enfrenta actualmente el municipio de La Laguna?
La Laguna no es una burbuja, aquí pasa lo mismo que en Canarias y en toda España: hay un problema claro de vivienda. ¿Cuál es? Pues muy sencillo: falta oferta, tanto de alquiler como de compra. Durante muchos años, desde la crisis del 2008, se dejó de construir vivienda pensando que el mercado lo arreglaría, y al final el mercado no lo resolvió, sobre todo en lo que se refiere a vivienda asequible.
Además, la población en La Laguna ha crecido mucho, casi un 26% en 20 años, y a eso hay que sumarle la llegada de trabajadores que también necesitan casa. Así que la demanda aumenta y la oferta no.
Ante esta situación, lo primero que hicimos en el Ayuntamiento fue encargar un estudio serio para saber de verdad qué estaba pasando, y la conclusión fue clara: falta de oferta. No es, como algunos dicen, culpa del alquiler vacacional, porque solo representa un 1,3% de las viviendas del municipio.
¿Qué hemos hecho? Pues poner manos a la obra: hemos cedido suelo
al Gobierno de Canarias para construir vivienda protegida, estamos promoviendo directamente nuevas viviendas en barrios como Gracia y Tejina, destinamos 20 millones de euros en los próximos presupuestos para vivienda, compramos edificios inacabados para rehabilitarlos y destinarlos a alquiler asequible, y también estamos abriendo la puerta a la colaboración con inversores privados para ampliar la oferta.
En resumen, no hay una sola medida milagrosa, estamos trabajando en varios frentes a la vez, pero la idea es clara: aumentar la oferta de vivienda asequible y mover todo lo posible desde el Ayuntamiento, aunque tengamos competencias limitadas.
Antes mencionó que se están impulsando viviendas a precios asequibles. ¿Serán destinadas únicamente al alquiler o también habrá opción de compra?
Lo que estamos planteando en La Laguna es un modelo mixto: parte de las viviendas serán de alquiler asequible y otra parte de compra asequible. Esto lo decidimos después de un estudio que encargamos con la Universidad, donde quedó claro que, a diferencia de lo que pasa en países del norte de Europa, aquí los canarios seguimos teniendo esa preferencia cultural por comprar vivienda propia, siempre que sea posible. Por eso, en lugares como Gracia y Tejina, una parte de las promociones irá destinada al alquiler asequible, gestionado desde Bienestar Social, y otra parte a la compra asequible, a través de Muvisa. Queremos recuperar el papel que tuvo Muvisa hace años: construir viviendas a precios más accesibles, para gente que no puede asumir los precios del mercado, sin competir con la iniciativa privada.
Además, como la competencia en vivienda protegida la tiene el Gobierno de Canarias, desde el Ayuntamiento hemos cedido cinco parcelas valoradas en 1,37 millones de euros al ICAVI para que construyan vivienda pública en el municipio. De hecho, ya aceptaron la cesión y estamos en conversaciones para que se ejecute cuanto antes.
San Cristóbal de La Laguna atrae a miles de estudiantes, ¿han intentado establecer alguna política para abordar la demanda de la vivienda estudiantil?
Sí, en ese tema estamos trabajando de la mano con la Universidad de La Laguna. Hace más de treinta años que no se crea ni una sola plaza nueva en residencias universitarias, y aunque no es una competencia directa del Ayuntamiento —porque depende de la Universidad y del Gobierno de Canaria —, no queremos quedarnos de brazos cruzados.
Por eso estamos impulsando proyectos estratégicos con colaboración público-privada. Un ejemplo es el de Montaña Drago, en San Miguel de Geneto, donde
se plantea la construcción de unas 1.100 plazas para residencia universitaria y otras tantas para mayores. Solo con esa residencia, según los estudios previos, se podrían liberar unas 800 viviendas que ahora mismo ocupan estudiantes en alquiler. Y eso es clave, porque aquí se ha apostado más porque los estudiantes vivan en pisos que en residencias, a diferencia de lo que pasa en la península.
Además, hemos instado a la Universidad y al Gobierno canario a que creen nuevas plazas públicas, porque después de tres décadas de parálisis ya vamos tarde. También hay otros inversores que han mostrado interés, y nosotros estamos facilitando contactos para que puedan colaborar con la propia Universidad.
De hecho, me reuní hace poco con la vicerrectora de Infraestructuras y de Estudiantes, porque está claro que tener más residencias es fundamental: no solo para los estudiantes, que ganan en calidad de vida, sino también para aliviar la presión que ahora mismo existe en el mercado del alquiler para muchas familias de La Laguna.
¿Está afectando el alquiler turístico vacacional en el casco histórico a la disponibilidad de viviendas para los residentes?
Esa respuesta está en los datos. Según el estudio socioeconómico que hicimos, 25 años después de que La Laguna fuese declarada Patrimonio de la Humanidad, la población en el conjunto histórico no ha bajado, al contrario: ha aumentado. Así que nada de gentrificación.
En cuanto al alquiler vacacional, su impacto es mínimo: apenas un 1,3% de las viviendas del municipio, sobre todo en la costa, en zonas como Bajamar o La Punta. En el conjunto histórico la incidencia es baja y no afecta a la disponibilidad de alquiler.
Lo que sí ha pasado en estos años es que muchos inmuebles que estaban en mal estado se han rehabilitado gracias a la inversión pública y privada. Y eso ha permitido recuperar edificios, conservar el patrimonio y darles nuevos usos. Hoy el turismo en La Laguna es diferente al de sol y playa: es cultural, gastronómico, tranquilo, y eso ha impulsado la apertura de pequeños hoteles boutique que encajan muy bien en la ciudad y no generan molestias.
¿Qué iniciativas están llevando a cabo para rehabilitar edificios o zonas degradadas, buscando mantener el equilibrio entre modernidad y conservación del patrimonio?
En el conjunto histórico trabajamos con el PEP, que es el plan especial que ordena la zona. Ahora mismo estamos sacando a licitación su actualización, porque han pasado 20 años y, aunque ha sido un instrumento clave y un éxito para La Laguna, hay cosas que no se podían prever en 2005, como el enorme crecimiento comercial y turístico que ha tenido la ciudad.
Hoy tenemos catalogados unos 630 inmuebles protegidos y estamos incorporando 72 más, así que pronto llegaremos a los 700. Todos están monitorizados: la gran mayoría en muy buen estado y solo un par que nos preocupan, pero de los que conocemos a los propietarios y ya se les ha dado orden de conservación. Además, cada año sacamos ayudas para que los dueños puedan rehabilitar y mantener estas casas históricas, desde fachadas hasta estructuras internas.
Fuera del conjunto histórico también estamos activos con planes de regeneración y rehabilitación, como los ARRU y los ERRP, que incluyen unas 3.500 viviendas en distintas zonas del municipio. Es verdad que a veces los procesos son lentos porque suben los costes de la construcción y falta mano de obra, pero estamos reponiendo licitaciones y seguimos empeñados en sacar adelante esa rehabilitación y regeneración urbana.
¿Cuáles son los principales retos que se ha marcado su concejalía para los próximos años?
Creo que este mandato del alcalde Luis Yeray Gutiérrez está siendo muy ilusionante y con visión de futuro. En Urbanismo, por ejemplo, estamos trabajando en el nuevo Plan General, que será por fin sostenible y moderno, tras años con el plan antiguo de 2004. Ya hemos sacado la licitación y esperamos adjudicar pronto la redacción. Esto es clave para poder ejecutar nuevos suelos y aumentar la oferta de vivienda.
También estamos agilizando las licencias urbanísticas, siendo la gerencia más rápida de Canarias según FEPECO. En Patrimonio Cultural, seguimos difundiendo y conservando nuestro patrimonio, incluyendo un estudio etnográfico de la ciudad.
En vivienda, estamos promoviendo nuevas construcciones, colaborando con otras administraciones y con el sector privado para aumentar la vivienda asequible, incluso usando fondos RIC. Y en el conjunto histórico, estamos licitando planes de gestión, iluminación y espacios públicos que definirán cómo se conservará y usará la ciudad en los próximos diez años. Todo esto nos permite planificar con visión y actuar de manera organizada.