05/11/2025

El nuevo liderazgo en la empresa turística: un reto
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MIGUEL BORGES PAREJO. DIRECTIVO TURÍSTICO

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Asistiendo en las últimas semanas a unas jornadas sobre liderazgo en la empresa, me estoy dando cuenta más que nunca del reto que supone para la dirección de una organización empresarial en general, y de una empresa turística en particular, el liderar en el contexto actual, en el que tantos paradigmas de la gestión de empresas han quedado totalmente obsoletos. Y es que el liderazgo ha trascendido hace ya mucho tiempo la gestión operativa y es una variable de visión estratégica a tener en cuenta en la planificación a corto, medio y largo plazo.

Dado que el turismo en nuestra tierra nos ha brindado la oportunidad de crecer a todos los niveles, es normal que sea percibida como nuestro principal pilar económico, pero no por ello deja de ser un sector con elevadas vulnerabilidades dada la elevada dependencia de los flujos externos, la sensibilidad del turismo frente a crisis de diverso tipo, la visión erróneamente negativa de parte de la población frente al sector… etc., haciendo todo ello que la empresa que opera en este ámbito, necesite adoptar un liderazgo que vaya más allá de la eficiencia operativa y que sea capaz de innovar y conectar con el entorno socio-económico.

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Por esto, creo necesario que el actual líder debe situar a su empresa en el contexto del destino en el que opera, reconociendo sus ventajas competitivas pero también sus limitaciones, y al mismo tiempo anticiparse estando al tanto de las tendencias globales adaptándolas siempre al ámbito local. Esto último no es fácil, ya que para ejercer esta visión eficazmente hay que ser poseedor de una capacidad de innovación y adaptación a prueba de bomba, con el añadido de que la nueva empresa exige a sus líderes que sepan transformar los procesos incorporando nuevas formas de trabajo, motivando a su vez a equipos multigeneracionales y reduciendo las tensiones que esta diversidad puede crear, ya que lo que para una franja de edad puede resultar negativo, para otra es precisamente lo más a valorar de la dirección de la empresa.

Imaginemos por ello un nuevo paradigma en la dirección de empresas turísticas, que podría llamarse por ejemplo «Liderazgo compartido», en el que la compañía no puede concebirse como un ente aislado de la comunidad, si no por el contrario el líder tiene que implicar a empleados, proveedores, administraciones públicas y población local en la construcción de un sector turístico que aporte calidad, genere riqueza de la mejor manera posible y que a la vez evite el agotamiento del destino, para que esta riqueza sea pan para hoy, pan para mañana y también para muchas generaciones venideras. Conseguir generalizar y extender un liderazgo de esta naturaleza, requerirá de una cultura organizativa que sea comunicada interna y externamente, generando confianza y sentido de pertenencia, aunque para ello tengamos que destinar recursos a articular una estrategia tanto hacia el interior de la organización como hacia fuera, en un entorno muy exigente y de alta competencia.

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Nos guste o no, todo esto tiene que gestionarse en medio de dilemas y contradicciones muchas veces difíciles de dirimir, como por ejemplo crecimiento vs. sostenibilidad, dependencia externa y diversificación, talento y cambio generacional o también la relación empresa – territorio, cuestiones todas estas que hacen que el líder turístico necesite aunar al mismo tiempo un alto sentido de la responsabilidad con una visión estratégica totalmente periférica. Probablemente todo esto requiere también de cierta capacidad para romper con modelos de gestión que se han tenido por buenos hasta ahora, por lo que esta forma de dirigir exige mucho de nuestra capacidad de liderar de manera transformadora, y para ello propongo tres líneas de acción clave: diagnóstico y planificación por anticipado, cultura de aprendizaje y experimentación, y un compromiso integral y de visión periférica con el tejido socio-económico de la zona en la que se opera.

Como conclusión, el liderazgo moderno en la empresa turística, no puede reducirse solo a gestionar X volumen de negocio, cuando lo que demanda el entorno actual es gestionar la complejidad del turismo en el siglo XXI, en donde la experiencia, la inteligencia de datos, la gestión del cambio o la relación con el territorio hacen que lo que ayer fue válido, haya pasado a ser totalmente ineficaz e inoperante, y por ello el líder actual deba centrarse en el ya y el ahora con la misma intensidad que en el mañana, para que el turismo siga siendo un motor económico, a la par que palanca social y activo territorial.

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