Mi hijo me pidió mi DNI para darse de alta en un juego muy conocido al que jugaba a través de la Play Station. Le expliqué que eso era muy peligros y que podían robar mis datos para quedarnos con nuestro dinero y que podía ser una ciberestafa. Los niños ven normal facilitar los datos porque en el sistema de la play y en otros juegos de internet tienen un sistema de venta dentro del juego para acceder a los cuales necesitan datos para realizar compras. Por ejemplo, en juegos de guerra puedes comprar pases de batallas, armas, skin para el jugador, bailes, etc. En otros puedes comprar piedras (créditos) para comprar naves, acceder a fases, jugar más de los límites normales, etc.
Todo este sistema de compras dentro de un juego que muchas veces es gratuito tiene una gran repercusión entre los menores y les permite acceder a unos mundos donde la piratería no la hace un inglés con licencia de corsario en un barco por el atlántico sino un tipo con gafas en un garaje o una modelo en una supermansión en un paraíso de la falta de transparencia en donde tiene instalado un equipo informático para ir obteniendo financiación para sus gastos.
La parte que hay que tomar muy en serio es la entrega voluntaria de datos en internet en webs poco recomendables o poco seguras de las que un menor (y la mayoría de los adultos) tiene poco conocimiento.
Pero no hace falta entregar tus datos en sitios poco recomendables, sino que en webs “seguras” saltan los ciberataques por cualquier lado.
Hace no mucho, mi base de datos jurídica me pidió que cambiase la contraseña porque la seguridad podría haber estado comprometida. Durante una temporada recibía mails de una web segura que me pare- cían raros puesto que no la había utilizado y, al entrar, en una esquina minúscula, habían ubicado un aviso de que la web había estado comprometida por un ciberataque. ¿Quién no ha recibido un mail de un primo lejano africano que le había dejado una herencia millonaria o el sms de correos que debías pagar un euro para recibir un paquete?
Hoy los engaños más frecuentes son el phishing que consiste en la recepción de correos falsos donde solicitan tus datos y contraseñas para acceder a las cuentas. A más datos, más peligro.
El Vishing-Smishing que combina la llamada y el phishing a través de voz y solicitud de datos y malware.
Webs fraudulentas; hace muchos años yo mismo una vez compré unos zapatos de oferta en una tienda oficial a un aparente buen precio una vez me saltó el último mail me di cuenta del error y cancelé la tarjeta de crédito que había utilizado y puse la correspondiente denuncia. No había distinguido la web falsa.
Fraudes en la compraventa de productos y falsos alquileres. No es raro el día en que uno lee el periódico y encuentra una noticia de alguien que alquiló un piso que no existía o desarticulan una banca que se dedicaba a poner inmuebles falsos en alquiler, cobraba por adelantado y desaparecían.
Decía Q, el “inventor” en las películas de James Bond, que los agentes de campo ya no eran necesarios porque él podía generar un caos mundial en pijama, con su portátil, mientras tomaba en café en el jardín. Hay que tener mucho cuidado con estas cuestiones porque quien te roba ya no es un señor en la calle con un cuchillo (que también) sino que te están robando mientras estás tranquilamente jugando en internet. Sin dolor, sin miedo, sin amenazas, pero perdiendo tu patrimonio.
Para profundizar más en el tema os recomiendo que entréis en la web del instituto nacional de ciberseguridad que es muy interesante y divulgativo.
Por otro lado, tenemos las cryptoestafas.
Lo que leemos como estafas de criptomonedas (para quien desconozca el tema hay cientos, no solo el bitcoin) no deja de ser una estafa piramidal. Me explico.
La compra de criptomonedas es legal y licita. Yo tengo. Pero las criptomonedas no dan intereses ni dividendos. Tú compras una criptomoneda y si aciertas en el momento, subirá de precio. Si te equivocas bajará. Si la vendes más cara de lo que la compraste, ganarás dinero. En caso contrario, perderás.
Las estafas de criptomonedas la realiza quien promete una rentabilidad determinada, unos intereses, unos dividendos porque no está en su mano. Estas personas están ejecutando lo que se conoce como estafa piramidal. Conocida como esquema Ponzi, por su inventor, porque en España no valoramos lo nuestro. Si valorásemos lo nuestro, llamaríamos a este tipo de estafa, Baldomera Larra. Sí, una mujer, española, fue la creadora de este sistema de estafa piramidal. Hija de nuestro universal escritor romántico Mariano José de Larra. Hoy en día, la última gran estafa piramidal fue la del financiero Bernie Madoff.
La estafa piramidal tiene diferentes sistemas pero vamos a ver el más sencillo: una persona invierte un dinero en un “negocio” a cambio de unos intereses fuera del mercado “normal” de deuda e inversión. Los primeros inversores reciben unos bonus por traer a nuevos inversores. Con el dinero de los segundos inversores se pagan los bonus e intereses de los primeros. De este modo, mientras entren inversores no habrá problema de pago a los primeros, segundos, terceros, etc inversones. Como escalones de una pirámide. Desde que no entren inversores o el dinero invertido no genere lo suficiente para afrontar los pagos de los rendimientos, la pirámide caerá como un castillo de naipes en un huracán. En Tenerife hemos tenido una supuesta estafa de esta naturaleza que está siendo investigada bajo el nombre de caso Tradex.
Mi abuela siempre nos decía que no se dan duros a cuatro pesetas. Este es un pensamiento fundamental como primer paso para evitar todos estos malentendidos.
Como Bonus Track al lector que llegó hasta este párrafo. ¿Qué diferencia el sistema actual de la seguridad social a una estafa Ponzi?