Cuando hablamos de tecnología, casi de manera natural, nuestro pensamiento se sitúa en el corto plazo y al amparo de la inmediatez, junto con el ritmo frenético de los cambios asociados, nos conformamos con decir que resulta del todo imposible planificar la estrategia digital para la empresa en el largo plazo porque la dosis de incertidumbre que rodea al mundo de los “1” y “0” es enorme
Y lo cierto es que esta afirmación no está muy desencaminada, pero no debe ser la excusa para evitar hacer un ejercicio de mayor profundidad que nos lleve a proyectar el futuro del sector tecnológico en un plazo razonable, como por ejemplo, seis años, y analizar cómo será el mundo en el que nos moveremos.
Aprovechando que la pandemia lo ha cambiado todo y que los Planes Estratégicos que las empresas habían elaborado antes del COVID se han quedado inservibles de la noche a la mañana, quizás este sea un buen momento para lanzar una mirada al futuro e intentar fijar posiciones que nos ayuden a ir tomando el rumbo hacia 2028. Ya se sabe que el tiempo es relativo y que seis años para algunas cosas son muchos; pero para otras, sobre todo las que implican cambios estructurales, es un periodo perfecto para planificar y ejecutar un Plan de Acción que nos lleve allá donde queremos estar.
Ahora bien, no se trata de sacar la bolita mágica y jugar a ser adivinos. Para hacer este ejercicio nos vamos a apoyar en tres premisas. En primer lugar atenderemos a las pautas que nos vienen fijadas desde Europa, dando por hecho que la agenda digital española y canaria, lógicamente, están alineadas. También tendremos presente las estrategias de las grandes multinacionales tecnológicas que, en la práctica, son las que marcan el paso. Gran parte de nuestro futuro digital se decide en esos despachos. Y por último, pensemos en las tendencias actuales que, aunque hoy nos parezcan incipientes, son el germen de los proyectos que se consolidarán en los próximos años. Así que, siguiendo estas pautas vamos a plantear seis tips tecnológicos para los próximos seis años.
Sin más, comencemos por el primero: las empresas trabajarán sobre una nube híbrida. En los próximos años veremos cómo aquellas compañías que apostaron todo al cloud público reformularán su posición, básicamente por costes, para volver a disponer de parte de su infraestructura de manera privada.
Del mismo modo, aquellas empresas que todavía no han movido ficha se verán obligadas a migrar parte de sus sistemas al cloud ante la necesidad de dar respuesta a un mundo cada vez más conectado. Como segundo tip, apuntamos a la consolidación de una identidad digital única. Esto que ahora nos puede parecer un tema intrascendente será crítico en el futuro para poder movernos con solvencia y seguridad en el nuevo escenario digital. Desde hace ya algunos años existe una guerra sin cuartel para hacerse con el control de la gestión de las identidades digitales. Esta lucha está liderada por Microsoft y Google, pero pronto veremos cómo otros actores entran en la pomada.
No resulta descabellado pensar en la aparición de nubes especializadas que solo se dediquen a gestionar identidades digitales. En tercer lugar destacamos la consolidación del dominio del dato como ventaja competitiva, ya no solo en las grandes corporaciones, donde esto hoy comienza a ser ya casi una realidad, sino en todas las empresas y actividades sin importar su tamaño. La democratización de las herramientas de análisis de datos, lo que conocemos vulgarmente como Business Intelligence, acelerará esta tendencia haciendo de la gobernanza del dato un instrumento fundamental para la estrategia empresarial marcando distancia entre competidores. La realidad aumentada estará presente en todos los ámbitos de nuestra vida. Este cuarto tip incidirá de lleno en los entornos profesionales y domésticos. Nos tendremos que familiarizar con esta tecnología que nos hará ver la vida de otra manera: la forma de comprar, de divertirnos, de aprender… todo se verá afectado por la realidad aumentada. Viviremos en territorios totalmente conectados.
El quinto tip nos lleva a pensar en una conectividad total, ya no de las cosas, sino de los espacios. Las zonas rurales dispondrán del acceso a la misma tecnología que los entornos urbanos, las distancias se reducirán y habrá una nueva distribución del territorio que se verá revalorizado por el hecho de disponer de una mejor conectividad. Se espera que para 2028 la brecha digital sea cosa del pasado. Y como consecuencia de todo ello, el sexto tip nos habla de una vida deslocalizada, especialmente en lo que se refiere a nuestra faceta profesional. Nuestros clientes y proveedores se multiplicarán en la medida que seamos capaces de adaptar nuestros negocios al entorno digital, y con ello, lógicamente también las ofertas laborales. No tengamos miedo de mirar al futuro.
Dejémonos llevar por esa sensación de vértigo e incredulidad que aparece porque es inherente al ejercicio que estamos realizando y serán inevitables compañeras de viaje. Esta proyección resultará de gran ayuda para la toma de decisiones estratégicas como, por ejemplo: hacia dónde orientar nuestra formación, cómo enfocar nuestras inversiones, o en qué nuevos mercados queremos desplegarnos.
Sobra decir que estos seis tips que se han enumerado no son los únicos que pueden surgir de un análisis similar al que hemos realizado, ni tan siquiera los más importantes; no obstante, resultan de gran utilidad para ir deslumbrando el escenario que se irá aclarando conforme vaya pasando el tiempo. Aunque solo tengamos un mínimo de acierto, el simple hecho de obligarnos a olvidar por un momento el pensamiento cortoplacista aporta un gran valor y ayuda a abrir la mente. Te invito a que no te conformes con los seis aspectos que se han relacionado en este artículo y hagas tu propia reflexión adaptada al contexto en el que te mueves.
Seguro que encuentras pistas muy interesantes que te ayudarán a tomar las mejores decisiones para tu empresa
