De la marcha del sector, dependerá el ritmo de la recuperación económica en nuestra Comunidad Autónoma, que en estos momentos, está siendo ralentizado por una administración pública ineficiente
Oscar Izquierdo, presidente de FEPECO, traslada el malestar de los empresarios del sector de la construcción, que ya no aguantan más, por el defectuoso funcionamiento de la Administración Pública, en todos sus niveles territoriales, que sigue obstruyendo, el trabajo de la iniciativa privada, donde las empresas están sufriendo retrasos insoportables en la concesión de licencias y otros trámites, incluso los más sencillos, que ponen en peligro su propia actividad y resistencia.
La burocracia, que ya era una rémora desde hace décadas, ha empeorado con la pandemia y la situación actual es bastante grave e insoportable. Es urgente la simplificación de trámites, algunos innecesarios, con una mayor agilidad y celeridad, además de la ampliación del uso de la declaración responsable o la digitalización plena de los procedimientos. Las soluciones están claras, pero falta valentía y voluntad política para llevarlas a cabo. Empezando por reducir el intervencionismo o fiscalización omnipresente de la administración, cada vez más acusado, en asuntos que corresponden a la iniciativa privada. La creación de organismos verdaderamente artificiales e inútiles, los permanentes informes vinculantes, preceptivos o sectoriales, que se eternizan en el tiempo, imposibilita que ningún expediente salga en tiempo y forma, siendo incapaces de cumplir con los propios tiempos de resolución que exige la propia administración. No se puede entender, que se pierdan inversiones y oportunidades de empleo, porque la burocracia tenga unos tiempos y formas de actuar, fuera de contexto y de la realidad en que vivimos. Sin olvidar la competencia desleal en toda regla, como norma de funcionamiento normalizado, como son las adjudicaciones, encomiendas y encargos a empresas públicas, que terminan por machacar definitivamente a la empresa local.
Falta agilidad y eficiencia en la gestión de los fondos europeos para cumplir con los objetivos y plazos fijados, hay mucha improvisación acompañada de excesivo nerviosismo, con una preocupante falta de coordinación interadministrativa, corriendo el peligro de quedarse sin ejecutarlos, si el atasco administrativo imposibilita gestionar los fondos europeos. También es preocupante la práctica paralización de los procesos de licitación de obra pública, que están en cifras inasumibles. Y si las inversiones son necesarias siempre, cuando estamos intentando la reconstrucción económica y social, aún son más oportunas.
Necesitamos una administración pública ágil y colaboradora, que actualmente es una quimera. Porque en estos momentos, estamos en un lado, los empresarios y los ciudadanos que pagamos los impuestos y enfrente, los que viven de nosotros, con sueldos asegurados, sin ningún control de productividad. Si no cambia esta dinámica paralizante, podemos pasar del atasco actual, al colapso total