Hospital Parque pone en marcha la primera Unidad de Medicina Integrativa de Tenerife, un servicio dirigido a mejorar la calidad de vida de los pacientes oncológicos y que contempla como ejes de actuación la nutrición, la actividad física y la salud emocional.
Compuesta por un equipo multidisciplinar que incorpora especialistas en psiconeuroinmunología, psicología y actividad física, se centra en la atención del individuo desde una perspectiva global, incorporando herramientas tanto de la medicina natural como de la convencional, con el fin de dar soluciones más allá de los síntomas y afrontar un cambio duradero en el tiempo.
La cirujana torácica y especialista en psiconeuroinmunología de Hospital Parque, Noelia Sanchez, señala que, además de los tratamientos que cada paciente debe seguir, se apuesta por complementarlos con terapias diferentes a las convencionales que ayuden en el proceso oncológico.
Añade que el tratamiento del cáncer, al ser una enfermedad crónica multifactorial, requiere un abordaje desde diferentes mecanismos que puedan influir en su evolución. Explica que para ello se hace una valoración del paciente a nivel global, en la que se abordan diferentes aspectos, como su estado anímico y físico, y se determinan medidas para ayudarle y acompañarle en el proceso.
Noelia Sánchez destaca que la alimentación es uno de los aspectos clave, con el fin de hacer frente al déficit nutricional que sufren estos pacientes y mejorar su estado general. Para ello, se pone el acento “en una alimentación consciente en la que se eliminen determinados productos, como es el caso de los azúcares y los ultraprocesados, y se fomenta la incorporación de alimentos naturales”. A esto, explica, se suma la apuesta por un dieta rica en grasas y proteínas, pero que, insiste, debe incorporarse y adaptarse a cada caso.
Puntualiza que el ejercicio físico es otra de las piedras angulares, ya que mejora la evolución del cáncer y el estado de ánimo de los pacientes, un aspecto que se aborda a través de la Unidad de Deporte y Salud. Su coordinador, Fabián Rivera, especialista en fisiología del ejercicio físico, destaca “la utilidad del ejercicio tanto antes como durante y después de la terapia contra el cáncer, ya que puede ayudar a sobrellevar y reducir los efectos secundarios de los tratamientos y mejorar la calidad de vida del paciente”.
Explica que la pérdida de la función corporal, la debilidad muscular y la disminución en el rango de movimientos suele ser un aspecto común en las personas que padecen cáncer como consecuencia de los periodos de reposo prolongado a los que se enfrentan. Por ello, explica, se diseña un plan de actividad para cada paciente bajo la supervisión de profesionales de la salud.
Reducción del cansancio y la ansiedad
Agrega que entre los beneficios de la práctica de ejercicio figura el fomento del funcionamiento tanto del cuerpo como del cerebro, a lo que se suma la reducción de la sensación de cansancio y fatiga, al mismo tiempo que ayuda a disminuir la depresión, la ansiedad y a conciliar mejor el sueño.
La mejora de las habilidades físicas y de fuerza muscular, el fortalecimiento del sistema inmunitario y el aumento del apetito son otros de los aspectos asociados al ejercicio, explica Rivera. A esto se suma su papel a la hora de contrarrestar efectos secundarios del tratamiento, como en el caso del linfedema asociado al cáncer de mama. Asimismo, Rivera destaca los beneficios de la actividad física para reducir las complicaciones tras una cirugía y para controlar mejor el tratamiento.
Otro de los ejes prioritarios de atención se centra en el apoyo psicológico al paciente con el objetivo de promover su autonomía, apunta el psicólogo del Hospital Parque Kevin Arbelo. Esto se lleva a cabo, explica, mediante diferentes herramientas, como la terapia cognitivo conductual y la práctica de mindfulness.
Con ello, señala, se apuesta por hacer frente a algunos de los principales problemas a los que se enfrenta el paciente, entre los que figura la ansiedad, la apatía y el aislamiento. A su vez se incide en otros aspectos, como el miedo a la muerte, a la enfermedad, a la preocupación por cómo comunicar a la familia su enfermedad o cómo afrontar este proceso.
Además, Kevin Arbelo explica que se apuesta por que el paciente se centre en el presente, con el fin de evitar la ansiedad que le genera pensar en el futuro. Con todo ello, explica, se trata de romper con el estigma del cáncer y, a través de la activación conductual, darle apoyo social y fomentar su autonomía y darle calidad de vida.