Desde CEOE Tenerife analizamos el papel que ha desempeñado la inmigración en los cambios demográficos recientes y su incidencia sobre la economía de la Comunidad Autónoma de Canarias, a partir de los últimos datos disponibles publicados por el Banco de España.
En los últimos años, España ha pasado de ser un país emisor de emigrantes a convertirse en uno de los principales destinos de inmigración en Europa. La llegada de estos nuevos residentes compensa la caída de la natalidad y el marcado envejecimiento que afronta el viejo continente, inyectando mano de obra en el mercado laboral, todo ello en un contexto de elevada presión migratoria en las fronteras exteriores.
En Canarias, su ubicación geográfica y los estrechos lazos culturales con América Latina la convierten en una puerta de entrada relevante, lo que se refleja en una presencia extranjera especialmente elevada —alrededor del 60% de los residentes foráneos son extracomunitarios y el 40% proceden de la Unión Europea—.
Desde el punto de vista económico, los datos del periodo 2022-2024 reflejan que la inmigración ha tenido un impacto positivo en el crecimiento del PIB per cápita canario, con una aportación estimada de entre 0,39 y 0,68 puntos porcentuales, en línea con las cifras nacionales recogidas por el Banco de España para el conjunto nacional (entre 0,4 y 0,7 p.p.).
Este efecto se debe, en parte, a la inserción laboral del colectivo extranjero. En 2024, los no comunitarios alcanzaron en Canarias una tasa de empleo del 61,34% (56,44% a nivel estatal), superior a la nacional ya que en Canarias hay una demanda sostenida de mano de obra para puestos de bajo valor añadido en el sector servicios —hostelería, comercio, cuidados—. Por el contrario, los comunitarios registraron una tasa de empleo del 48,80 % (60,95 % en el conjunto de España); esta menor participación se explica por el gran número de ciudadanos de la UE de edades avanzadas que eligen las islas como lugar de residencia y retiro, sin incorporarse al mercado laboral.
Estos niveles de empleo se traducen en una aportación diferenciada al crecimiento económico:
- Inmigración no comunitaria: contribución de 0,326 puntos porcentuales al PIB per cápita canario.
- Inmigración comunitaria: contribución de 0,080 puntos porcentuales.
Ahora bien, para aprovechar plenamente este impulso demográfico es vital intensificar las políticas de integración: acelerar el aprendizaje del idioma cuando sea necesario, agilizar la homologación de titulaciones, ampliar la vivienda asequible, anticipar las necesidades formativas y reforzar los servicios públicos que atienden a los nuevos residentes.
Desde CEOE Tenerife subrayamos la necesidad de abordar esta realidad con rigor técnico y datos objetivos, conscientes de que la inmigración se ha convertido en una palanca estratégica de crecimiento económico y de sostenibilidad del sistema de bienestar. Una gestión adecuada no solo refuerza la base laboral frente al envejecimiento poblacional y la evolución del mercado de trabajo, sino que también impulsa un crecimiento más sostenible, sanea las finanzas públicas y eleva la productividad regional.
