11/07/2025

La evolución financiera
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FRANCISCO RODRÍGUEZ. DIRECTOR FINANCIERO DE R2 HOTELS

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La evolución se define como la transformación gradual de algo o alguien, pasando de un estado a otro, implicando un cambio constante y continúo en vez de una alteración repentina.
Y es gracias a esta transformación de alguien, en este caso de los directores financieros, o de algo, en este caso en la forma en que se gestiona esta función en las empresas, por lo que considero necesario saber de donde venimos para tener claro a donde podemos llegar en base a todos los cambios estructurales y de la sociedad que estamos viviendo en estos años posteriores al Covid-19.
La dirección financiera de las empresas siempre fue considerada como una parte de gestión administrativa y de como negociar con bancos y cajas de ahorro (cuando existían) las entradas y salidas del dinero que generaba la empresa. Realmente era una función importante, y más en aquellas empresas con muchas tensiones en su tesorería, pero era una función que quedaba muy relegada a las tareas administrativas que no aportaban un auténtico valor a la compañía.
Esto era así hasta hace una década, cuando las tareas de gestión contable y de tesorería requerían de un buen conocimiento de Excel para que todas las situaciones del pasado se pudieran mostrar en una hoja de cálculo o en una presentación de Power Point, la cual era siempre un aburrimiento para la persona que la escuchaba. No nos engañemos con esto, que nunca una presentación de evolución de flujos de caja fue algo entretenido.
En los últimos 5 años se está viendo una evolución tecnológica y de cambio de funciones para la posición de la dirección financiera, y más si hablamos de compañías consideradas como Gran Empresa, donde no solo se debe controlar la gestión pasada y futura, sino que la figura del director/a financiero/a debe aportar mucho más conocimiento estratégico en las diferentes fases de los proyectos de inversión y mejora en que se meten todas las empresas para seguir creciendo. Y es que la economía global se mueve ahora a un ritmo frenético, afectada por los cambios de orden político, por una nueva demografía (principalmente por el envejecimiento de la fuerza laboral), y por la cantidad recursos tecnológicos que nos invaden cada día.
Según datos recopilados por Deloitte la vida media actual de las grandes empresas cotizadas está en 15 años, cuando en los años 80 esa esperanza de vida superaba los 30 años, y no digamos a mediados del siglo pasado, donde las grandes empresas tenían un horizonte de vida de más de 60 años.
Algunas de esas empresas están aún en el mercado, lo cual es una buena señal, pero si las empresas que se han creado en la última década están en su fase de declive, ¿qué les pasará a sus usuarios?
Hay que considerar que muchas empresas que tiene ese origen en el siglo pasado, es posible que en 2030 o 2040 ya no existan, principalmente porque su producto o servicio haya quedado totalmente obsoleto o porque su fundador haya fallecido o jubilado y no haya una continuidad después de su marcha. Y pongo un ejemplo de esto: las empresas impresoras de papel de prensa, ¿realmente existirán dentro de 10 o 15 años? En ese momento, la generación que ahora se gradúa en las universidades será la masa de clientes importantes para cualquier compañía, pero yo no me veo a los actuales veinteañeros leyendo un periódico en papel en el 2040. Piensen un poco y seguro que encuentran muchos más ejemplos.
Siguiendo con la información de Deloitte, la mitad de las 10 empresas más importantes del mundo no existían hace 25 años (Nvidia, Meta, Tesla, Apple, etc…), y las que hace 25 años dominaban el mercado mundial no son ni la sombra de lo que fueron o simplemente ya no existen (General Electric, AT&T, Nokia, Toyota, Ford, incluso Microsoft). ¿Hay alguien capaz de imaginar cuales serán las 10 empresas más importantes del mundo en 2040?, ¿o qué al menos nos diga en que sectores se verá la mayor capitalización? Seguramente, la empresa más valiosa en 2035 esté naciendo ahora en el mercado, o todavía tiene una dimensión
muy pequeña en la actualidad.
La evolución de la dirección financiera ha cambiado hacia unos objetivos de incrementos de resultados que no solo se miden en porcentajes, sino que se miden en cambios exponenciales diversificando las capacidades de ejecución y transformación de cualquier proyecto que requiera la empresa.
Es un cambio evolutivo en la mentalidad de gestionar y transformar, y todo ello con herramientas de medición (antes ni se planteaban esas mediciones) que deben lograr un seguimiento constante para lograr superar siempre los objetivos fijados en cada uno de los proyectos, y además tener la capacidad de asignar las personas adecuadas para que los proyectos de transformación se puedan completar a tiempo y con éxito.
En el sector hotelero llevamos algunos años enfocando todas las estrategias en una constante de mejora de procesos, buscando un ahorro eficiente para lograr transmitir esos ahorros como una manera de generar más ingresos. No es solo recortar partidas de gastos, es hacer que la eficiencia en los gastos operativos se vea como una fuente adicional de mejora de los resultados. Porque además las acciones de eficiencia las publicitamos como logros en la mejora de nuestro trabajo en los hoteles (reducción de la huella de carbono, reutilización de residuos, marketing digital evitando el papel, automatización de procesos mecánicos reduciendo reparaciones técnicas, eliminación de plásticos, etc).
Aquí, la evolución de la dirección financiera se ha hecho en vías de obtener herramientas de trabajo que permitan distribuir las opciones de pago, reducir los costes financieros en los proyectos de inversión control del impacto de las inversiones y su efecto en la cuenta de resultados, y además el diseñar la estrategia de comunicación de toda la información no financiera que se exige a las grandes empresas (los nuevos informes EINF obligatorios), a raíz de las normativas europeas.
Y hay que considerar que territorios como Canarias, donde la principal fuerza laboral se dedica a los servicios, la transformación de la direccion financiera debe ser incluso más dinámica que en una empresa industrial, ya que somos un territorio muy expuesto a los cambios que se producen en el exterior (Europa, Estados Unidos). Y no es una situación única de Canarias, es que les pasará igual a las empresas que estén en Azores, Hawaii, regiones donde su riqueza y evolución dependen siempre de otros, no de ellos mismos.
Con todo ello, otra evolución que estamos viviendo es la inclusión de la Inteligencia Artificial en nuestras funciones diarias, ya que hay plataformas o procesos en que el mínimo de tiempo te darán todos los informes de flujos de caja, añadiendo estimaciones sobre las proyecciones de los próximos meses lo cual es también parte de una evolución hacia la eliminación de tareas rutinarias, y que harán que nuestro trabajo sea cada vez más estratégico y mucho menos de gestoría (lo que era hace unos 15 años). Y para todo ello es necesario cambiar también los parámetros de formación de los equipos, porque «no podemos basarnos tanto en el conocimiento técnico, que queda obsoleto en muy poco tiempo, sino en la capacidad para aprender constantemente las habilidades de liderazgo y saber comunicar, colaborar y trabajar en red», en palabras de Carmen Muñoz, directora general de Personas de Repsol. Una buena actitud, automotivación y capacidad de aprendizaje serán las bases de la garantía de futuro de los equipos, no solo financieros sino de la dirección de las empresas. Como resumen final, nuestro presente evolutivo se convierte en cambio hacia el futuro, basado en:

• Trabajar y fortalecer la intuición: aquí, la experiencia si es un grado.
• Implementar formas de ejecución flexible: todo cambia, y es casi cada mes.
• Saber explorar esa disrupción que suponen los cambios, cada vez más frecuentes.
• Saber crear equipos de trabajo independientes, con capacidad de aprender en plena colaboración.
• Destacar en el liderazgo del comité de dirección: no vale solo con aprobar pagos, eso es muy fácil. La dirección financiera debe ser la mano derecha de la dirección general.
• Saber reinventar el objetivo de los resultados de la empresa. Adaptar cambios para que la empresa dure más que los 15 años de media.
• Mantener siempre una visión estratégica y de planificación al futuro. No contemos lo que ya ha pasado, sepamos ver que es lo que nos viene a la vuelta de la esquina.
• Valorar los hechos y darles una dimensión exponencial en los resultados de la empresa

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