Mientras los efectos de la crisis sanitaria de la COVID-19 persisten y el conflicto en Ucrania sigue su curso, la economía de las Islas Canarias se enfrenta a obstáculos considerables para su plena recuperación. Esto se desprende del último informe sobre el absentismo laboral, parte del Monitor de la Economía Canaria, presentado por CEOE Tenerife.
En cuanto al crecimiento de la productividad, desde el segundo trimestre de 2022 se ha evidenciado una desaceleración en España. Este indicador, que relaciona la producción con el factor trabajo, muestra una paradoja: en nuestro país, los mayores incrementos en la productividad se observan en las fases de depresión económica. Sin embargo, esto se debe en parte a que, durante las crisis, la destrucción de empleo es más pronunciada que la caída de la producción, a diferencia de las economías más avanzadas donde el empleo crece al compás de la productividad, gracias a una gestión más eficiente de los recursos, mayor inserción laboral, mejora en la formación y una inversión en capital productivo avanzado. Por tanto, es esencial fortalecer este factor no solo para impulsar el desarrollo económico sino también para alinearse con nuestros socios europeos bajo la premisa de «ser más productivos para crecer mejor», una necesidad aún más apremiante en Canarias.
El estudio de CEOE Tenerife subraya que el nivel de productividad se ve limitado por la eficiencia del marco institucional, regulatorio y laboral. Además, destaca que la normativa laboral, el diseño de los contratos temporales y las deficiencias en las políticas activas de empleo deben corregirse para lograr un mercado laboral más eficiente y equitativo.
Uno de los aspectos más inquietantes en este contexto es el continuo aumento del absentismo laboral en las Islas Canarias. La tasa de absentismo se define como el cociente entre el total de horas en las que las personas empleadas estuvieron ausentes de sus puestos de trabajo y el total de horas habituales de toda la población trabajadora, en la semana de referencia.
Según los datos obtenidos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2022 la tasa de ausencia laboral alcanzó un 4,6%, casi el doble de la cifra registrada en 2012; es decir, en 2022 se ausentaron de su puesto de trabajo 36.974 personas, lo que supuso 1.404.132,7 horas ausentes. De acuerdo con esto, en 2022, el sobrecoste salarial medio de dichas horas ausentes, asciende a 16.312.279,61 €. Al desglosar estos resultados, se observa que la tasa de absentismo en el sector público llegó al 5,8%, superando a la del sector privado, que se situó en el 4,3%. Estos números reflejan un aumento significativo del absentismo durante la última década y una creciente brecha entre ambos sectores.
Es indiscutible que el alto nivel de absentismo laboral ejerce un impacto negativo en la productividad y la competitividad de las empresas canarias, así como en la economía en su conjunto. La ausencia de los trabajadores de manera injustificada afecta la continuidad de la producción y los servicios, lo que, a su vez, perjudica el desarrollo económico y la satisfacción de los ciudadanos.
Las Islas Canarias se encuentran ante desafíos económicos y laborales que amenazan su recuperación. El crecimiento económico se ve obstaculizado por la incertidumbre global y la desaceleración de la productividad, mientras que el preocupante aumento del absentismo laboral injustificado exige una acción inmediata. Por lo tanto, es imperativo establecer estrategias en el marco de la concertación social para abordar estas problemáticas.