03/05/2024

La Responsabilidad Social Corporativa: Un sistema innovador de gestión
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Las empresas y autónomos somos personas que tomamos decisiones que afectan a otras personas. Para que en estas decisiones exista un compromiso ético, social y medioambiental es necesario que implantemos mecanismos que garanticen esta orientación en los procesos de generación de las mismas. La Comisión Europea define la Responsabilidad Social Empresarial como la responsabilidad de las empresas por su impacto en la sociedad.

Los nuevos retos que nos plantea el mundo en que vivimos requieren de nuevas formas de gestionar. La Responsabilidad Social Corporativa puede concretarse en una forma de gestión, basada en la relación ética de la actividad económica y profesional con todos los colectivos con los que se relaciona, y con su entono en general, estableciendo objetivos compatibles con el desarrollo sostenible de la sociedad.

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Existe una “Estrategia Española de Responsabilidad Social de las Empresas”, que pretende comprometer no solo a las empresas sino también a las administraciones públicas y entidades en general, para avanzar hacia una sociedad y una economía más competitiva, productiva, sostenible e integradora. Se trata de la incorporación voluntaria, por parte de las organizaciones o empresas, de las preocupaciones sociales y ambientales en sus operaciones y en sus relaciones con sus interlocutores, a través de diferentes líneas de actuación, tales como aplicar la transparencia en la gestión, integrar iniciativas y practicas socialmente responsables, apostar por la diversidad, priorizar el consumo kilómetro cero y el desarrollo local, velar por la calidad de vida de las personas que integran la empresa, etc.

Las Administraciones Públicas y la Responsabilidad Social Corporativa

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Las diferentes Administraciones Públicas, cada una en su ámbito de actuación, tienen un doble papel respecto a la Responsabilidad Social Corporativa. Por un lado deben fomentar que las empresas y entidades con las que se relacionan, o que estén bajo su ámbito competencial, desarrollen su actividad de forma que persigan acciones positivas en beneficio de la sociedad, sobrepasando los mínimos exigidos por las leyes. Y por otro lado, deben ser ejemplo en su forma de gestionar, a través del compromiso de integrar plenamente en sus políticas y acciones el concepto de responsabilidad social.

Para ello es fundamental la implementación, en todos los ámbitos de la actividad pública, de metodología para diagnosticar, cuidar y prevenir los impactos negativos posibles, y de maximizar los positivos, de manera que pueda ser considerada y percibida por la población como útil y beneficiosa para la sociedad en todas sus operaciones, mostrando en todo momento un comportamiento ético y transparente que contribuya al desarrollo sostenible.

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Especialmente cabe destacar la contratación pública socialmente responsable, a través de incrementar la presencia de cláusulas sociales, con la incorporación de ciertos criterios o principios en los procesos de contratación pública, en virtud de los cuales se integren en el contrato aspectos de política social como requisito previo (criterio de admisión), como elemento de valoración (puntuación) o como obligación (exigencia de ejecución).

Desde el punto de vista de la contratación pública, el comportamiento responsable de
las empresas es especialmente importante cuando agentes del sector privado ofrecen servicios públicos.

Otra línea de actuación prioritaria es la puesta en marcha de acciones dirigidas a la prestación de servicios socialmente responsables, a través de medidas de moder- nización y mejora continua de la calidad de los servicios públicos, garantizando la accesibilidad universal y el diseño inclusivo.

Esta apuesta por la Responsabilidad Social Corporativa por parte de la Administración Pública conlleva compromiso político desde el más alto nivel, y dotación de medios humanos con ficha financiera. Cada Administración debe partir de un diagnóstico de su funcionamiento y estructura actual, para diseñar un Programa de Responsabilidad Social Corporativa que permita contar con una visión estratégica a varios años, en la que se enmarque acciones concretas a desarrollar en cada momento. Ello le permitirá controlar que toda acción se fundamentará en los principios de complementariedad, coordinación y transversalidad, de manera que se asegure una coherencia en las políticas y acciones de las diferentes áreas de su organización. Permitirá reforzar la confianza de los administrados, poner en valor el capital humano con que cuenta y aumentar la calidad de sus actuaciones.

Beneficios para las empresas y autónomos

Medianas y grandes empresas tienen asignadas al departamento de comunicación, o de marketing, la gestión de lo que denominan “políticas o acciones de responsabilidad social corporativa”, tales como patrocinar acciones sociales desarrolladas por entidades sin ánimo de lucro, tomar medidas para reducir el consumo eléctrico o poner papeleras en sus instalaciones para mejor gestión de residuos de su personal, entre otras.

Pero la Responsabilidad Social Corporativa es mucho más que acciones puntuales para mejorar la imagen de la empresa. Se trata de un sistema innovador de gestión integral de la empresa, que se traduce en una mayor reputación y aceptación, lo que potencia el posicionamiento de sus productos y servicios ante los clientes, generando éxitos comerciales duraderos, facilitando el acceso al capital, aportando mayor capacidad de innovación y reportando mayores beneficios.

Las Administraciones Públicas competentes deberían poner en marcha programas de implantación de la Responsabilidad Social Corporativa como nuevo modelo de gestión en las empresas, apoyando a las mismas en el diagnóstico, planificación e implementación, con financiación y asesoramiento técnico. Se requiere de nuevas formas de gestionar que potencien las aportaciones positivas de las empresas a la sociedad, y contribuyan a consolidar un tejido empresarial más consistente, eficiente y competitivo. De este modo, si el sector público y el sector empresarial actúan de forma coordinada respecto a las prácticas de la Responsabilidad Social Corporativa, se conseguirán resultados más eficientes.

El Voluntariado corporativo y los recursos humanos

En el ámbito de la Responsabilidad Social Corporativa cabe realizar una mención especial a los “Programas de Voluntariado Corporativo”. Se trata de planificar acciones colaborativas por parte de las empresas y entidades, en las que cualquier persona perteneciente a la plantilla, que esté interesada, podrá participar voluntariamente, lo que contribuye a mejorar el clima laboral, pues el voluntariado corporativo rompe con la rutina y genera un contexto para el enriquecimiento de las relaciones personales y laborales. Asimismo permite desarrollar importantes capacidades, tales como el trabajo en equipo, liderazgo, habilidades en comunicación o inteligencia emocional entre otras.

Para las diferentes Administraciones Públicas podría representar un modo diferente de involucrar y motivar a su personal, y al mismo tiempo potenciar su productividad, pues contribuye a mejorar lo que denominan el “employer branding”, es decir, aumenta y mejora el compromiso y la satisfacción del empleado público respec- to a la entidad a la que pertenece y con el público al que se dirige. La incorporación de profesionales del Trabajo Social en el área de recursos humanos enriquece aún más esta línea de acción interna.

Entender el concepto de Responsabilidad Social Corporativa No existe una única definición de Responsabilidad Social Corporativa. Quizás nos ayude a comprender este concepto si analizamos cada una de las palabras que contiene. El término “Responsabilidad” alude a tener en cuenta las consecuencias de nuestras decisiones. El término “Social” hace referencia a terceras personas y al entorno en que se relacionan. El término“Corporativa” se refiere a un contexto de empresa o entidad.

Por lo tanto, la Responsabilidad Social Corporativa, puede concretarse como la toma de decisiones en las empresas o entidades, intentando prevenir los efectos negativos hacia terceros (población, recursos humanos, clientes, proveedores, etc.) y el entono, combinando sostenibilidad, viabilidad y resultados. Es la apuesta por un sistema innovador de gestión de las empresas y organizaciones que se orienta a incrementar la competitividad de estas, así como el fomento del desarrollo sostenible y la justicia social.

Entre los propósitos para este nuevo año 2024 que comienza, las Administraciones Públicas, empresas, autónomos y entidades en general, deberían priorizar el desarrollo de una gestión socialmente responsable. Feliz 2024.

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