Un control regular de la presión arterial y la incorporación de hábitos de vida saludables son aspectos fundamentales para prevenir la hipertensión, una enfermedad que suele ser asintomática en sus primeras fases, pero que, si no se controla, puede afectar a órganos vitales como el corazón, el cerebro, los riñones o incluso los ojos, afirma la cardióloga de Hospital Parque Angélica Figueroa.
Con motivo de la celebración, el próximo sábado día 17, del Día Mundial de la Hipertensión, señala que esta patología es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, consideradas la primera causa de muerte en el mundo. Por ello, insiste en la necesidad de que la población tome conciencia del peligro que entraña e incida tanto en su prevención como en una detección temprana que permita un tratamiento adecuado de cara a evitar futuras complicaciones.
En este sentido, aboga por mantener una alimentación equilibrada, como la dieta mediterránea, reducir el consumo de sal, evitar el tabaco y el alcohol, mantener un peso adecuado, practicar ejercicio regularmente y controlar el estrés.
La hipertensión arterial se produce como consecuencia de que la sangre circula por las arterias con una presión superior a lo que debiera de forma persistente, situándose la sistólica igual o mayor a 140 mmHg, mientras que en el caso de la diastólica se alcanza o supera los 90 mmHg.
La cardióloga de Hospital Parque destaca que el mal control de la hipertensión puede desembocar en eventos como el infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares o ictus, así como insuficiencia renal o retinopatía hipertensiva, entre otras patologías.
Apunta que, aunque la hipertensión puede aparecer a cualquier edad, es más frecuente a partir de los 40-45 años. No obstante, alerta de que cada vez se detectan más casos en personas jóvenes, como consecuencia de estilos de vida poco saludables, que constituyen los principales factores de riesgo para el desarrollo de esta enfermedad. Por otro lado, señala que otra de las causas puede estar vinculada al componente hereditario, lo que hace que las personas con antecedentes familiares deban tener más precaución.
Uno de los principales inconvenientes en su detección viene marcada por la ausencia de síntomas iniciales, aunque explica que en algunos casos el paciente puede sufrir cefaleas, mareos, zumbido en los oídos, visión borrosa o sensación de palpitaciones.
El diagnóstico se lleva a cabo mediante la medición de la presión en reposo, en un ambiente tranquilo y en diferentes momentos del día. Asimismo, en aquellos casos en los que existen dudas, se recurre a otra herramienta, como el holter de tensión arterial, que realiza lecturas automáticas durante 24 horas y que permite un estudio más preciso y objetivo sobre el comportamiento de la presión arterial.
La cardióloga Angélica Figueroa señala que el tratamiento pasa en muchos casos por cambios en el estilo de vida. No obstante, aclara, cuando estas medidas no son suficientes o existen otros factores es necesario complementarlas con un tratamiento farmacológico que permita un control eficaz de la enfermedad y el desarrollo de una vida plena y de calidad.