Correr con sueños en los pies
Emprender es correr sin saber si hay una meta. Yo lo descubrí con unos zapatos negros de Pedro del Hierro, los únicos que tenía en ese entonces. No eran cómodos ni ideales para las calles adoquinadas donde corría de reunión en reunión, pero eran mis aliados. Esos zapatos me enseñaron a dar pasos firme, incluso cuando el suelo temblaba.
Recuerdo cómo el miedo casi me había convencido de no intentarlo. Pero allí estaba: sudando, tropezando y levantándome, porque sabía que cada gota de esfuerzo era una inversión en algo mucho más grande. Era una apuesta por mi libertad, por la capacidad de decidir y construir una vida que llevara mi nombre.
La libertad de emprender
Emprender es mucho más que crear empresas o generar ingresos. Es un acto de rebeldía. Es decirle al mundo que no vas a conformarte, que no vas a quedarte en lo seguro. Es decidir que quieres escribir tu propia historia, con sus aciertos y sus fracasos.
Pero, sobre todo, emprender es buscar la libertad. No la que se mide en números o posesiones, sino la libertad de elegir. De levantarte cada día sabiendo que el camino que estás recorriendo es el que tú decidiste, no el que otros marcaron por ti.
Sembrar la cultura emprendedora desde la infancia
¿Y si enseñáramos a los niños y niñas que pueden ser creadores de su destino? Que sus ideas, por pequeñas que parezcan, tienen el poder de cambiar el mundo.
Fomentar la cultura emprendedora desde la infancia no significa empujarles a crear negocios, sino enseñarles a pensar de manera libre y creativa. A entender que el fracaso no es el final, sino el principio de algo nuevo. A creer en ellos mismos y a saber que siempre tienen la capacidad de elegir su propio camino.
Canarias: un oasis para los soñadores
En este contexto, Canarias tiene algo único que ofrecer. Más allá de los incentivos fiscales y su ubicación estratégica, las islas son un lugar donde los sueños encuentran espacio para crecer.
Aquí, el océano no es solo un paisaje; es un recordatorio constante de que siempre hay algo más allá. En Canarias, puedes trabajar mientras escuchas las olas, respirar tranquilidad mientras construyes tu propio proyecto. Es un lugar donde la prosperidad no está reñida con la calidad de vida, sino que se complementan.
Historias que inspiran
He conocido a muchas personas que dieron el salto, a veces con miedo, pero siempre con determinación. Como la joven que empezó vendiendo sus ilustraciones en un mercadillo y ahora las imprime en productos que se exportan a varios países. O aquel grupo de amigos que apostó por la energía renovable y, desde Canarias, está cambiando la manera en que consumimos electricidad.
Son historias que no siempre salen en los titulares, pero que demuestran que el emprendimiento no se trata de grandes gestos, sino de pequeños pasos dados con propósito.
Un mundo en movimiento
A nivel global, el emprendimiento se ha convertido en el motor del cambio. Países como Finlandia o Dinamarca han demostrado que invertir en educación orientada a la creatividad y la innovación genera sociedades más prósperas. Allí, los niños crecen sabiendo que no solo pueden soñar, sino que tienen las herramientas para hacer realidad esos sueños.
Además, las nuevas generaciones están redefiniendo el significado de éxito. Para ellos, emprender no es solo generar ingresos; es dejar un impacto positivo. Es desarrollar proyectos que cuiden el medio ambiente, que conecten comunidades, que cambien vidas.
Correr hacia el futuro
Si algo aprendí de aquellos zapatos de Pedro del Hierro es que no importa cómo em- pieces. No importa si los recursos son pocos o si el camino parece cuesta arriba. Emprender no es tener certezas; es dar el primer paso aun cuando todo a tu alrededor parece incierto.
No se trata solo de llegar a la meta, sino de quién te conviertes mientras corres. Porque al final, cuando echas la vista atrás y ves el recorrido, te das cuenta de que lo que realmente corrías no era una simple carrera, sino los mil metros en Pedro del Hierro.