Tacoronte Acentejo fue la primera Denominación de Origen reconocida en Canarias. ¿Qué importancia histórica y simbólica tiene este hecho para el vino canario?
La Denominación de Origen Tacoronte- Acentejo fue la primera reconocida en Canarias en 1992 por el Ministerio de Agricultura de España. Este hito abrió el camino a otras zonas vitivinícolas del archipiélago, que hoy suma once denominaciones. La contraetiqueta en cada botella es una garantía de origen y calidad para el consumidor.
¿Cómo influye la cercanía del mar, la orientación norte y los suelos volcánicos en la expresión de las variedades autóctonas?
El cultivo de la vid en Canarias prácticamente se desarrolla desde los cero hasta los mil metros de altitud. La inquietante orografía de nuestra zona sumada a los múltiples microclimas existentes interviene en el desarrollo y aclimatación de las distintas variedades de vid cultivadas según los niveles de altitud. Predominan las variedades Listán Negro y Listán Blanco de Canarias; variedades que se desarrollan perfectamente en nuestros suelos volcánicos y que nunca fallan. De hecho, ambas representan la imagen vitivinícola de Canarias más allá de sus fronteras físicas.
La Listán Negro es una de las grandes protagonistas de esta D.O. ¿Cómo definirían su comportamiento en estas condiciones y su perfil en copa?
La variedad Listán Negro es el emblema de la comarca Tacoronte-Acentejo, representando cerca del 80% de la vendimia. Perfectamente adaptada al territorio, produce racimos grandes y compactos con uvas de color rojo oscuro casi negro. Es ideal para elaborar vinos jóvenes y de Maceración Carbónica. Estos vinos destacan por su color rojo cereza a granate, aromas frutales y minerales con toques de pimienta negra, y una boca estructurada, de taninos pulidos y buen recorrido.
¿Qué otras variedades autóctonas están recuperando o poniendo en valor dentro de Tacoronte-Acentejo y qué aportan a la diversidad vitícola?
La comarca Tacoronte-Acentejo es un auténtico vergel de variedades de vid. Además del predominante Listán Negro, destacan la Negramoll Negro y blancas como Malvasía, Marmajuelo, Albillo Criollo y Gual, que ocupan gran parte del viñedo. También se cultivan
variedades minoritarias como Baboso Negro, Castellana Negra o Vijariego. En conjunto, la comarca ofrece una amplia diversidad vitícola, siendo referente en la elaboración de vinos tintos en Canarias.
¿Existen iniciativas dentro de la D.O. que promuevan la viticultura ecológica o la gestión sostenible del paisaje rural?
La viticultura ecológica es compleja en nuestra zona por las condiciones climáticas, por lo que cuenta con pocos seguidores. Sin embargo, la gestión sostenible y la apuesta por los vinos Km 0 cobran protagonismo. La D.O. Tacoronte-Acentejo es la única en Canarias con bodegas certificadas con el sello SWfCP (Sustainable Wineries for Climate Protection): Presas Ocampo e Insulares Tenerife, ambas en Tacoronte. Solo 105 bodegas en España poseen esta certificación, que promueve la sostenibilidad ambiental, social, económica y de gobernanza.
¿De qué manera se fomenta el enoturismo en la comarca, y qué oportunidades ofrece para diversificar la economía del norte de la isla?
Llevamos años apostando por el enoturismo como una forma de acercar al público al mundo del vino en su propio territorio. Organizamos actividades que combinan cultura y vino, como obras teatrales, conciertos en bodegas o propuestas artísticas como La Vinal, que ponen en valor nuestro patrimonio. En definitiva, crear experiencias en torno al viñedo forma parte de nuestro ADN y contribuye a dinamizar la economía local.
¿Qué estrategias están implementando para aumentar la visibilidad de los vinos de Tacoronte Acentejo en el mercado nacional e internacional? Y, ¿qué planes tienen para el futuro?
Nuestros vinos tienen su principal presencia en el mercado canario, donde concentramos la mayor parte de nuestra actividad. La expansión hacia la Península o el exterior es un objetivo de futuro, ya que la producción actual es limitada. Por ahora, nuestra fortaleza está en el mercado regional.
De cara al futuro, el sector debe afrontar el relevo generacional y adaptarse al cambio climático, grandes retos para la viticultura. Con más de quinientos años de historia y un profundo arraigo en el norte de Tenerife, confiamos en que el viñedo siga siendo una seña de identidad del paisaje canario.