24/10/2025

Manuel Díaz: “La pesca no es económicamente viable y está en riesgo de desaparecer como forma de vida en Canarias”
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Manuel Díaz. Patrón Mayor de la Cofradía de Pescadores Ntra. Sra. Mercedes de Los Cristianos

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¿Cuál fue la motivación principal que llevó a los fundadores a crear esta cofradía?

En todos los puertos de mar o en su ámbito territorial es imprescindible la existencia de una cofradía. Sin una cofradía, no hay barcos y sin barcos, no puede existir una cofradía.

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En la nuestra somos 37 barcos y somos una de las mayores en Canarias, ya que se cubre un ámbito territorial desde El Médano hasta La Caleta. Eso incluye cuatro municipios: Granadilla, San Miguel, Arona y Adeje.

La cofradía se encarga de gestionar absolutamente todo, desde la documentación hasta los aspectos administrativos más específicos. Si no hay una cofradía que lo haga es necesario contar con una persona encargada exclusivamente de llevar toda la gestión administrativa de los barcos. En resumen, el funcionamiento del puerto y de la actividad pesquera depende en gran medida de la existencia y el trabajo de la cofradía.

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¿Cuáles son las principales funciones y responsabilidades de la cofradía actualmente?

La cofradía abarca todo lo relacionado con el sector pesquero, desde la primera venta hasta la trazabilidad del pescado, pasando por una infinidad de gestiones. Absolutamente todo lo que tiene que ver con la actividad pesquera está, de una u otra forma, vinculado a la cofradía. Aquí funcionamos como una familia. Si un compañero tiene problemas, la cofradía lo apoya. Si un barco no puede salir al mar por falta de dinero, lo ayudamos a volver al agua, y cuando pueda pescar y vender, devuelve lo que debe.

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La cofradía no está solo para gestionar, está para ayudar. Si un compañero necesita apoyo económico para poder salir al mar, hacemos todo lo posible por respaldarlo. Esa es la función de una verdadera cofradía “estar ahí, unidos, para que nadie se quede atrás”.

¿Cómo ha cambiado la actividad pesquera en los últimos 5 años? ¿Por qué ha ocurrido?

Sí, ha cambiado muchísimo. Llevamos ya cuatro años muy difíciles, pero este último ha sido el peor. La situación se ha ido agravando año tras año, y lo cierto es que el sector pesquero está atravesando una crisis muy profunda. Uno de los mayores problemas es que no hay relevo generacional, porque hoy en día la pesca no es rentable y es muy sacrificada. Los costes son altos, mantener un barco es caro, hay muchos gastos que no se ven, y si no hay ingresos suficientes, no se puede sostener.

Insisto al Cabildo y a la Administración en la necesidad de una subvención específica para los centros pesqueros. Sin apoyo, la pesca no es económicamente viable y está en riesgo de desaparecer como forma de vida.

¿Qué tipos de pesca se practican principalmente en esta zona?

Aquí se practica todo tipo de pesca. Desde especies de pequeño pelágico, hasta distintas variedades de atún. Es un sector muy diverso, en el que prácticamente se captura de todo a lo largo del año.

Actualmente, sin embargo, estamos atravesando una crisis importante derivada del cambio climático, que está afectando seriamente tanto a la disponibilidad de especies como al comportamiento del mar. Siempre me gusta pensar con optimismo, pero también hay que ser realistas, porque el impacto es considerable.

Hoy, la especie más capturada es la vieja, un pescado que se puede coger prácticamente durante todo el año. También estamos en plena temporada de atún, aunque lamentablemente hay muy poco. La variedad que más se está cogiendo es el rabil, un tipo de atún que suele pesar entre 10 y 20 kilos, y que se ha convertido en el más frecuente debido al calentamiento del agua.

En esta zona tenemos hasta cinco especies distintas de atún, pero el rabil es el que predomina en estos momentos. Y esto está directamente relacionado con el aumento anormal de la temperatura del mar.

Hay que tener en cuenta que, este verano el agua ha llegado a alcanzar los 27 grados, cuando lo habitual era que no pasara de 24 o 25. Y en invierno, cuando antes bajaba a 18 grados, ahora no baja de los 23 o 24.

Estas temperaturas están alterando los ciclos naturales y afectando la presencia de especies, por lo que el sector pesquero está teniendo que adaptarse a una realidad completamente nueva.

¿Cómo afecta la contaminación a las actividades de pesca local?

La contaminación influye muchísimo. Los emisarios submarinos afectan bastante, en mar abierto es diferente, pero en zonas pequeñas, sí que se nota el impacto de la contaminación.

Hay otros problemas con el agua debido a que está demasiado salada y en gran parte, se debe al cambio climático.

Por otro lado, no hay plancton. Sin él, el atún no se queda en nuestras aguas simplemente pasa de largo por el oeste de las islas y sigue hacia Azores, Portugal, Madeira, y la Península, por eso este año casi no hemos pescado atún. No se ha cogido ni el 15% de lo que se pescaba otros años. Y, en Canarias, el atún representa el 85% del sector pesquero.

Antes se cogían muchos más kilos de pescado que ahora. Nosotros nos dedicamos al pequeño pelágico, caballas, sardinas y demás. Antes, en un año, podíamos llegar a 340 o 380 toneladas. Ahora, solo llegamos a 100. Se puede decir que, la contaminación ha afectado tanto, que antes había cinco cerqueros dedicados a eso, y a día de hoy solo quedamos dos.

“Sin relevo
generacional ni
apoyo, la pesca
artesanal no tiene
futuro”

¿Cómo funciona la comercialización del pescado que capturan ustedes? ¿Lo venden directamente o a través de intermediarios?

Nosotros no tenemos pescadería propia, ni vendemos al público de forma directa. Generalmente, el pescado pasa por la primera venta y luego ya cada uno lo comercializa como puede. Hay varias comercializadoras que se encargan de recibir el atún. Aquí en Tenerife, hay cinco, algunos barcos trabajan con Isla Tuna, otros con Ocho Islas, Tuna Poro, y otras más.

Por ejemplo, del atún solo un 5% se queda aquí, el resto se exporta fuera. La cofradía no impone, pero sí organiza, representa y facilita la venta. Y claro, mientras más pesca se genera, mejor le va a la cofradía económicamente, y mejor les va a los dueños de los barcos.

¿Cómo ven el futuro de la pesca artesanal en su localidad?

Lo veo muy mal, se está muriendo poco a poco y lo digo con tristeza, pero la pesca en Canarias, tal y como la conocemos, no tiene futuro.

Es una realidad difícil, pero cierta: sin pesca local, perdemos parte de nuestra identidad. El turismo y la gastronomía canaria dependen de productos como el pescado fresco, que es único de aquí. Siempre he defendido que la pesca es parte esencial del atractivo de Canarias, pero si no se toman medidas, lo vamos a perder todo.

Mantener los barcos es cada vez más difícil. Los más comunes miden entre 8 y 10 metros, hay algunos de más de 20 metros, el más grande de la cofradía gasta unos 1.000 euros por salida de 8 a 10 días.

Además, exportar pescado desde Canarias es muy caro, solo el transporte aéreo cuesta hasta 1,10 € por kilo, todo esto reduce la rentabilidad. Por ello, la cofradía juega un papel clave para que el sector siga adelante.

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