Ante la preocupante noticia del cierre de cuatro playas en Tenerife en tan solo una semana y considerando que más de una decena de puntos de baño han sufrido prohibiciones en el último año, resulta crucial recabar la perspectiva experta del Colegio Oficial de Biólogos de Canarias. ¿Cuáles considera que han sido las principales tendencias o factores a largo plazo que han contribuido a la creciente vulnerabilidad de las playas de Tenerife a episodios de contaminación como el actual? ¿Se han identificado puntos de inflexión o eventos significativos en esta evolución?
Este fenómeno se configura, sin duda, como un problema estructural. Esto se debe a que la población, tanto residente como turística, requiere y demanda una serie de infraestructuras adecuadas. La disparidad entre la capacidad de estas infraestructuras y las necesidades de la población conduce ineludiblemente a la aparición de diversas problemáticas.
En lo que respecta específicamente a los vertidos, es fundamental destacar la persistencia en la creación de emisarios submarinos ilegales o carentes de una reglamentación clara. La realidad es que un número muy reducido de estos emisarios cumple con la normativa vigente. De hecho, se estima la existencia de más de 420 emisarios submarinos, de los cuales únicamente 123 se encuentran registrados y son legales, según datos recopilados hace algunos años.
La situación actual podría ser incluso más grave. La recurrencia en el cierre de espacios marítimos por contaminación fecal es una consecuencia directa de haber alcanzado el límite máximo de la capacidad de carga del ecosistema.
¿De qué manera las características geográficas y oceanográficas de las Islas Canarias han influido históricamente en la mitigación del impacto de la contaminación, y qué implicaciones tiene la «invisibilidad» de esta contaminación?
Las Islas Canarias, afortunadamente, poseen características geográficas y oceanográficas que han mitigado históricamente el impacto de esta contaminación. La corriente de Canarias, que fluye constantemente desde el noreste, contribuye a la dispersión de los residuos.
Asimismo, la notable profundidad del lecho marino a poca distancia del litoral facilita que los vertidos de los emisarios submarinos se depositen en grandes profundidades. La separación entre las islas, situadas en el océano Atlántico, también favorece la dilución de los contaminantes gracias al oleaje y las corrientes oceánicas. Esta dinámica marina, aunque no elimina la contaminación, la hace menos visible, incluso cuando los niveles superan ampliamente los límites permitidos. No obstante, es crucial comprender que la falta de visibilidad no implica la ausencia de contaminación.
¿Cuáles son los principales factores que contribuyen al creciente número de cierres de playas?
Se observa una tendencia creciente en el número de cierres de playa. En el pasado, estos eventos eran esporádicos; sin embargo, en la actualidad, su frecuencia ha aumentado. Esta situación se agrava cuando confluyen múltiples parámetros que determinan la contaminación de una zona, configurando lo que podría denominarse una «tormenta perfecta» en sentido adverso. Parámetros como la temperatura, salinidad, carga de nutrientes, oleaje e insolación (condiciones oceanográficas) influyen en la capacidad de dilución y desaparición de la contaminación.
Es fundamental diferenciar las Islas Canarias en dos grandes zonas: la zona norte y la zona sur. La zona norte se caracteriza por un mayor oleaje y condiciones oceanográficas más adversas, con corrientes más intensas. Por el contrario, la zona sur, donde se concentra una parte significativa de la población, presenta condiciones más calmadas. Cabe destacar que, para el análisis de este problema, es un error habitual diferenciar entre turismo y residentes; la población total de una isla como Tenerife, que supera el millón de personas, ya es excesiva si no se dispone de infraestructuras adecuadas y un tratamiento apropiado.
En la zona sur, debido a su protección de los vientos y las corrientes, existen zonas de aplaceramiento donde el mar permanece en calma, salvo eventos puntuales de tiempo sur. Esta calma facilita que el aumento de los contaminantes y vertidos en el mar incremente la probabilidad de superar los límites admisibles tanto para el ecosistema como para el baño, de manera más acentuada que en las costas del norte.
¿Cuáles son las propuestas concretas que el Colegio Oficial de Biólogos de Canarias ha elevado o tiene previsto elevar a las administraciones competentes para abordar la problemática de la contaminación costera en Tenerife?
Hemos participado recientemente en una serie de jornadas técnicas sobre ordenación y gestión turística del territorio, culminando esta semana pasada con una reunión técnica para abordar los temas pertinentes.
Este es un problema estructural que se atribuye fundamentalmente al modelo de vida establecido en Canarias, incluyendo el modelo de vida de los residentes y las diversas actividades económicas, entre ellas el turismo. Es importante destacar el impacto del modelo de vida actual.
Los residentes canarios están habituados a una gran dispersión demográfica y de construcción, tanto en zonas costeras como en el interior. Esta dispersión dificulta la provisión de las infraestructuras necesarias para garantizar que todos los asentamientos dispongan de los sistemas adecuados para prevenir la contaminación. Se requieren redes de saneamiento eficaces, estaciones de bombeo, depuradoras y lugares de depósito, así como emisarios submarinos que cumplan con la normativa en longitud y profundidad. La dispersión geográfica hace inviable la implementación de estos servicios esenciales en todas las viviendas.
El problema actual más evidente es el cierre de playas. Sin embargo, de mayor preocupación son los vertidos que contaminan el acuífero, es decir, el agua dulce. Sin una gestión adecuada, la imposibilidad de bañarse sería el menor de los problemas; la carencia de agua potable sería una consecuencia crítica y persistente.
El incremento en la frecuencia de cierres de playas se atribuye principalmente a dos factores clave: el calentamiento del agua marina, que ha aumentado en más de 1.5 grados Celsius en las últimas tres décadas reduciendo el oxígeno disuelto y afectando la biodiversidad, y la mayor ocurrencia de calmas marinas a lo largo de todo el año, lo que antes era un fenómeno más estacional. Estos cambios, junto con la contaminación, también plantean serias dudas sobre la viabilidad futura de obtener agua potable de las desalinizadoras si la calidad del agua marina continúa deteriorándose.
El aumento poblacional y la persistencia de vertidos de materia orgánica sin depurar, a menudo a través de emisarios ilegales, están exacerbando la contaminación costera. Estos vertidos permanecen más tiempo cerca de la costa, especialmente durante los periodos de calma marina, lo que propicia la proliferación de bacterias como la Escherichia coli. Cuando la concentración de estos coliformes fecales supera los umbrales establecidos por las normativas, el cierre temporal de las playas se convierte en una obligación legal para proteger la salud pública.
Dada la complejidad y el coste de la problemática, ¿cuáles son las acciones prioritarias y las inversiones estructurales que se deben implementar de inmediato para mitigar los vertidos y sus consecuencias en las playas, y cómo la falta de estas medidas podría impactar a largo plazo el sector turístico de Canarias?
La solución a esta problemática no es sencilla, económica ni de corto plazo. Incluso si se actúa de inmediato, los beneficios se observarán a medio plazo. No obstante, es imperativo iniciar acciones hoy mismo para identificar y evaluar el estado de los vertidos legales e ilegales, e invertir en redes de saneamiento adecuadas con los elementos necesarios (emisarios que cumplan con la normativa en longitud y profundidad).
La inversión en estas infraestructuras se ve dificultada por la dispersión poblacional. Sin embargo, estas medidas permitirían que, a pesar de las calmas y el aumento de la temperatura, los vertidos no alcancen el umbral crítico que obligue al cierre de las playas.
Finalmente, la relevancia de esta problemática es innegable, especialmente considerando que el turismo es uno de los motores económicos principales de Canarias. La consolidación de esta situación, con playas contaminadas, afectaría directamente la atracción turística y, por ende, la economía de las islas.