En un sector en constante evolución, ¿cómo se mantiene actualizada la empresa de construcción respecto a las tendencias, tecnologías y normativas más recientes? ¿Qué estrategias utilizan para adaptarse a los cambios del mercado y ofrecer soluciones innovadoras a sus clientes?
En FSG Group nos mantenemos actualizados gracias al trabajo que realizamos en colaboración con diversos proveedores que nos suministran los productos más novedosos del mercado. Gracias a esta colaboración, podemos ofrecer una amplia gama de productos, incluso para segmentos muy especializados. Un ejemplo de ello es que en años anteriores solo existía un tipo de panda, ahora trabajamos con cinco categorías del mismo material.
Es decir, la calidad de los materiales mejora constantemente.
Sí. Nuestra empresa basa su éxito en la calidad de los proveedores. Además de asistir a ferias especializadas donde evaluamos productos, materiales y maquinaria, nos mantenemos al tanto de las últimas innovaciones del sector. Este es un mercado en constante evolución, por lo que es esencial estar siempre actualizados.
Cada vez más atisbamos un tipo de concepto de construcción sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Suponemos que su empresa también ha adoptado prácticas constructivas sostenibles, ¿no es así?
Efectivamente. Somos pioneros en construcción sostenible. La normativa en Fuerteventura, especialmente en lo que respecta a la construcción, es bastante exigente en este sentido. Tanto los aparejadores como los arquitectos desempeñan un papel fundamental en garantizar el cumplimiento de estas regulaciones. En nuestros proyectos, siempre contamos con la supervisión de estos profesionales, quienes se encargan de certificar que las obras se ejecutan conforme a los planos aprobados por el colegio profesional y las ordenanzas municipales correspondientes. Cabe mencionar que cada ayuntamiento cuenta con sus propias normativas específicas, las cuales pueden variar en función de la zona o del tipo de intervención
Cada administración local cuenta con sus propias regulaciones, lo cual hace que la gestión de los proyectos sea bastante compleja…
Las constructoras están obligadas a garantizar el cumplimiento de una normativa compleja y exigente. Los proyectos deben ser aprobados por el Colegio de Arquitectos y los ayuntamientos, y cumplir con una serie de estándares a nivel local, regional, nacional e, incluso, europeo. Esta multiplicidad de normativas exige un riguroso control de calidad en todas las fases del proyecto.
La normativa, especialmente en lo que respecta a la prevención de riesgos laborales (PRL), evoluciona constantemente. Sin embargo, nuestra actividad como constructora, y en general la de todas las constructoras, se centra principalmente en la ejecución de proyectos ya aprobados o en la rehabilitación de obras existentes. En estos casos, nos ceñimos a los proyectos iniciales, los cuales ya han superado los controles de calidad y medioambientales correspondientes.
¿Podría detallar alguno de los proyectos más destacados que están llevando a cabo en el sector de la construcción?
Nuestra empresa está llevando a cabo una importante reforma en el Centro Comercial Atlántico, en Corralejo, uno de los más antiguos de Fuerteventura, cuyo presupuesto inicial supera los 1.200.000 euros.
No obstante, los presupuestos iniciales son un punto de partida, pero a menudo requieren ajustes a lo largo del proyecto. Los cambios en las regulaciones, la inflación de los materiales y otros imprevistos hacen que el coste final de la obra pueda variar significativamente respecto al presupuesto original.
Dada la volatilidad de los precios y la dificultad de realizar planificaciones a largo plazo, ¿cómo están haciendo frente a estos desafíos? ¿Qué estrategias han implementado para mantener la eficiencia y rentabilidad de sus operaciones en un entorno económico tan cambiante?
Nos aseguramos de contar con un suministro estable de productos de alta calidad, trabajando con proveedores confiables que garanticen la fiabilidad de sus productos.
Asimismo, la innovación es esencial para cualquier empresa, especialmente en el sector de la construcción. Es una obligación adaptarnos a los avances tecnológicos y a las nuevas demandas del mercado. Al final, el éxito de una constructora depende en gran medida de su capacidad para garantizar un suministro estable de materiales de alta calidad, a un buen precio y con total seguridad.
Por otra parte, el caso de China ilustra la complejidad actual de las cadenas de suministro globales. Por ejemplo, los cambios en las rutas marítimas, como la reorientación hacia África debido a diversas restricciones, han provocado retrasos significativos en la entrega de materiales. Estos retrasos, que solían ser de dos o tres meses, ahora se han extendido hasta seis meses, lo cual representa un desafío considerable para las empresas.
“Las constructoras están obligadas a garantizar el cumplimiento de una normativa compleja y exigente”
Uno de los principales retos que enfrenta actualmente el sector es la escasez de profesionales cualificados. ¿Cómo evalúan ustedes la gravedad de esta situación? ¿Les resulta cada vez más difícil encontrar personal con las competencias necesarias?
La situación es realmente compleja. Hemos tenido que recurrir a contratar personal de fuera de la isla para cubrir nuestras necesidades. Antiguamente, la formación en construcción se transmitía de padres a hijos, pero hoy en día los jóvenes muestran menos interés por este sector. Además, los requisitos administrativos se han vuelto excesivamente burocráticos, lo que encarece nuestros costes y dificulta aún más la contratación. Considero que la construcción es un sector que ofrece buenas oportunidades laborales, pero es necesario concienciar a los jóvenes sobre las ventajas de trabajar en este campo.
La falta de interés de los jóvenes por la construcción es un problema grave. A diferencia de generaciones anteriores, los jóvenes de hoy en día no están dispuestos a realizar el esfuerzo necesario para formarse en este sector. Esto contrasta con lo que observamos en otros países, donde los jóvenes se forman durante varios años para adquirir las habilidades necesarias. Esta situación está llevando a una escasez de mano de obra cualificada y a un envejecimiento de la plantilla, lo que pone en riesgo la sostenibilidad de las pequeñas empresas constructoras.
La formación profesional en otros países es mucho más completa y especializada. Los estudiantes dedican varios años a adquirir conocimientos teóricos y prácticos en sus respectivas áreas, obteniendo una amplia gama de certificaciones que les permiten desempeñar diversas tareas. Por el contrario, en España, la formación en construcción suele ser más breve y menos especializada. Esta diferencia se refleja en la calidad de los profesionales y en su capacidad para adaptarse a las demandas del mercado laboral.
En definitiva, está siendo una gran problemática encontrar personal altamente cualificado.