Nos enfrentamos a tiempos convulsos para toda la sociedad. Unos tiempos en los que el terreno empresarial toma una actitud de prudencia e, incluso, de miedo, ¿no cree?
Sí. Con la reapertura de la economía tras de la pandemia, se produjeron problemas en las cadenas de suministro a nivel global y ahora nos ha tocado vivir una etapa de inflación no vista en los últimos 40 años, que se une a tensiones geopolíticas derivadas de la guerra entre Ucrania y Rusia. En este sentido, la única forma de combatir la inflación reprimiendo un poco la demanda es subiendo tipos de forma pronunciada y acelerada, que es lo que están haciendo los bancos centrales.
Hay que recordar que venimos de una etapa inédita y artificial de más de 10 años de tipos de interés próximos al 0% e incluso negativos. Una etapa, en la que tanto empresas como familias e instituciones se han endeudado aprovechando ese contexto de tipo de interés igual a cero. Ahora toca la normalización monetaria.
En la actualidad se ha encarecido muchísimo el coste de la financiación con la revisión de los tipos de interés y la ampliación de diferenciales crediticios, que junto al fenómeno inflacionista, reduce los márgenes operativos de las empresas, generando un menor crecimiento económico, por lo que estamos entrando en un terreno que podría llevarnos a una recesión, con la dificultad de que hay componentes dentro de la inflación, como la parte salarial y de servicios, que cuesta reconducir.
Teniendo en cuenta el contexto, ya hemos visto como anteriores crisis han servido para generar oportunidades y nuevas líneas de negocio, ¿pasará lo mismo en este caso? ¿Surgirán nuevas oportunidades en determinados sectores?
Como se suele decir: en todas las crisis hay oportunidades. No solo en las crisis, siempre hay oportunidades de negocio. Saldrán refor- zadas aquellas empresas saneadas desde el punto de vista de la solidez financiera, esto es, aquellas que han hecho los deberes en estos tiempos de tipo cero. Y, por el lado contrario, saldrán desfavorecidas aquellas que arrastran un endeudamiento relevante o que han sido muy dependientes de las ayudas del Estado durante estos tiempos.
Por poner algún ejemplo sectorial, sabemos que todos los países desarrollados tienen un objetivo común para el 2030, que más bien es para el 2050, de terminar con la energía procedente de los combustibles fósiles y migrar hacia energías renovables, en busca de una sostenibilidad duradera para el planeta. Que en este sector o tendencia secular hay oportunidades, a nadie se le escapa.
Y en lo que se refiere a un ámbito estrictamente financiero, nosotros que nos dedicamos a la gestión patrimonial y a la inversión en los mercados, venimos de asistir a una corrección de los mercados del orden del 30-40% que se inició́ a finales del año pasado, por lo que, desde ese punto de vista, también hay oportunidades.
Canarias tiene unas condiciones fiscales interesantes, por lo que será un lugar idóneo para aquellos que sobrevivan a una posible crisis, ¿no?
La atracción de inversión hacia un territorio depende mucho de tres factores. Uno es la agilidad con la que se puede llevar a cabo un proyecto, con esto me refiero a agilidad en los trámites burocráticos, y en ese sentido digamos que no podemos “sacar músculo”. Es un tema endémico, no solo de Canarias, sino de muchas comunidades autónomas. Como país, España no es lo suficientemente ágil en los trámites para fomentar la inversión.
El segundo factor es el ecosistema, incidiendo en financiadores habituales como pueden ser los bancos, financiadores privados, inversores orientados a empresas de nueva creación (business angels para startups), inversores cualificados, capital riesgo, etc., algo que se intenta promover desde las administraciones públicas y que creo que todavía, al menos en Canarias, no ha alcanzado su madurez. Hay muchos emprendedores canarios que han tenido que salir del archipiélago en busca de capital privado. El desarrollo de ese ecosistema, por muchas subvenciones públicas que haya, no es suficiente, porque no está vertebrado.
Y el tercer factor es, como bien decías, un marco fiscal favorable. Y ahí sí que Canarias puede sacar músculo, pero hay que preservar todas esas ventajas adquiridas desde el punto vista histórico en el ámbito europeo y hacerlas valer, y no dejar que el Gobierno actual desde Madrid equipare Canarias con otras zonas geográficas, porque no tienen nada que ver.
Rodearse de buenos profesionales es vital y, en este sentido, ustedes llevan mucho tiempo del lado de aquellos que necesitan ayuda y trabajan por y para que, tanto las empresas como los profesionales, generen un ecosistema atractivo y que sus compañías tengan éxito. ¿Qué puede hacer Cross Capital por aquellos que se acercan a él?
Tenemos dos divisiones de negocio. Por un lado, tenemos un equipo muy experimentado en gestión patrimonial o banca privada. En este apartado, tenemos clientes institucionales, que constituyen la mitad de nuestros clientes, y la otra mitad son trabajadores de a pie, profesionales autónomos, directivos y asalariados que llevan mucho tiempo trabajando y que sus ahorros no les rentan en los productos tradicionales bancarios o los bancos no han sabido asesorarles debidamente. Esos clientes, que cada vez acuden más a nosotros, encuentran en nuestro asesoramiento independiente unas ventajas que hasta ahora nadie les había brindado.
En la parte de finanzas corporativas hemos ayudado a muchas empresas e instituciones. Hemos llevado a buen término desde mandatos de financiación, reestructuración de deuda, búsqueda de socios de capital, emisión de bonos, emisiones de deuda para el Gobierno de Canarias, estructuración financiero-fiscal de obras audiovisuales (películas y series), valoraciones financieras… Digamos que nos gusta asumir retos y operaciones sofisticadas a las que la banca no les da salida.
En lo que respecta a gestión patrimonial o banca privada tenemos muchísimos aspectos diferenciales respecto a la competencia que, en general, suele ser la propia banca.
Pese a que ustedes sean un referente en Canarias, la competencia hoy en día es voraz. ¿Cómo se diferencia Cross Capital?
Nos diferenciamos en la independencia de nuestra opinión y asesoramiento, en el sentido de que solamente cobramos asesoramiento, no recibimos comisiones de terceras partes ni mucho menos. Luego, estamos 100% alineados con el cliente, nos gusta escucharlos y hacerles “el traje a la medida”, ofreciendo un elevado grado de personalización. Y, por último, coinvertimos: yo, personalmente, invierto mi propio dinero en los fondos y otros instrumentos financieros que recomendamos a nuestros clientes.
Yo llevo 25 años en este sector, con un trackrecord contrastable y el perfil de mi equipo no es comercial, nos dedicamos a asesorar y gestionar, somos financieros, pero no procedemos de la banca comercial, no vendemos nada. Tenemos nuestros propios fondos de inversión, un plan de pensiones y un modelo multibanco, contando con acuerdos de colaboración tanto con bancos nacionales como internacionales, lo que nos permite brindar el acceso a productos de inversión no disponibles habitualmente en la oferta bancaria española.
¿Hacia dónde camina Cross Capital de cara a 2023?
Acabamos de lanzar uno de los fondos de inversión como respuesta a un reclamo popular. Se llama Evolution y aporta solución a las necesidades de los diferentes clientes, según su perfil de rentabilidad, riesgo y plazo. Y luego, el proyecto más notorio que tenemos entre manos, es un proyecto digital que espero vea la luz a en lo que resta de 2022 o a principios del año que viene, y que va a ser un proyecto pionero, que permitirá́ a cualquier cliente nacional contratar nuestros servicios de manera online.