GastroWine Tours, una iniciativa que nos sumerge de lleno en el corazón de nuestra cultura. A través de sus experiencias, los visitantes pueden conectar directamente con los productores locales y disfrutar de productos de kilómetro cero en un entorno auténtico. ¿Qué los motivó a crear GastroWine Tours y cómo ha evolucionado la propuesta desde su inicio hasta ahora?
Sabíamos del auge del enoturismo y de experiencias de calidad y auténticas y buscábamos crear algo diferente que se adaptara a estas demandas del mercado. Y, justamente, en ese momento nos llegó una petición de una agencia y ahí surgió todo. Comenzamos con sólo una ruta en el sur, pero en seguida nos empezaron a pedir una réplica para el norte. Las de hoy son muy diferentes de las rutas iniciales pues las hemos ido adaptando itinerario y contenido para mejorar la calidad, siempre basándonos en los comentarios de agencias y de clientes finales.
¿Qué cambios o mejoras han implementado en los GastroWine Tours para su reactivación durante este mes de noviembre? ¿Qué pueden esperar los clientes que participen en estas experiencias?
La ruta sur ha cambiado por completo, aunque mantiene la misma esencia. En la edición de esta temporada de invierno tenemos un itinerario más lineal y ameno: una bodega que prácticamente abre las puertas para nosotros en un enclave espectacular, un mercadillo del agricultor muy completo y con buenas instalaciones, y un museo etnográfico y alfarero que ayuda a transmitir los valores e historia que nos ha hecho llegar al día de hoy.
La ruta norte, por su parte, mantiene una misma línea con la reconocida Bodega Tajinaste. En esta ocasión la “maridamos” con un elemento básico de la gastronomía e historia de Canarias: EL GOFIO. En las excursiones y experiencias de nuestras islas siempre le hemos dado valor al paisaje, a los volcanes o al vino, pero no se le daba hasta ahora el valor que merece este elemento sin el cual no se puede comprender la historia de canarias desde los guanches hasta hoy en día. Como los inicios de los GastroWine Tours esta colaboración surge en el momento adecuado.
Pensamos en crear un producto en el que el gofio fuera el protagonista y en una reunión con Delia Escobar concejal de Turismo de La Orotava me comenta que la propiedad de Casa de Los Balcones va a abrir un museo del gofio. Y lo que pasó a continuación fue todo muy fluido: las reuniones con Fernando y María Schonfeldt (propietarios de Casa de Los Balcones y Molino del Hoyo) y, por supuesto, el exquisito gusto y detalle con el que crearon el museo del gofio. Un homenaje en mayúsculas al alimento por antonomasia de la gastronomía canaria y tenemos la suerte de poder ofrecerlo en nuestro GastroWine norte.
¿Cómo seleccionan a los productores y productos que forman parte de los GastroWine Tours? ¿Qué criterios consideran para asegurar que la experiencia sea auténtica y de calidad?
Ha sido todo muy orgánico incluso desde el nombre del producto: inicialmente era Tenerife Gastronomic y que luego se me ocurre el término “GastroWine” para poder darle el valor que tiene el vino en estas rutas. Un ejemplo es el cómo y por qué adaptamos la ruta sur a la bodega El Patio Real: contacta conmigo Carlos Díaz, propietario de Bodega El Patio Real al escuchar publicidad sobre las rutas GastroWine. Al visitar esa bodega me quedo con dos cosas: el marco en donde se encuentra y la belleza de la misma (¡y el gran trato de Carlos!). Además, en esa visita me ponen en contacto con Germán Jiménez concejal de Santiago del Teide quien muy amablemente me muestra los puntos atractivos del municipio. Luego, claro está, pensamos en el perfil de cliente y los comentarios previamente ya recibidos para que todo las paradas, productos y productores construyan y transmitan una misma historia.
¿Qué tipo de actividades y experiencias pueden esperar los participantes? ¿Cómo se aseguran de que estas actividades resalten la cultura local?
La idea es transmitir a nuestros visitantes cómo somos y cómo vivimos, y los alimentos y el vino narran perfectamente el modus vivendi de cada pueblo. Las bodegas y el vino son el atractivo principal de estas rutas, pero un mercadillo del agricultor o un molino y un museo de gofio, así como el resto de las paradas tratamos de que vayan en concordancia de un mismo relato: el relato de cómo somos los canarios y de nuestra historia.
¿Cómo creen que GastroWine Tours impacta en la economía local y en la promoción de productos de kilómetro 0?
Creemos que el gran valor de estas rutas es la autenticidad de las mismas. Y es que han sido creados como planes que cualquier podemos hacer un fin de semana: desde ir a comprar gofio al molino o elegir un vino a una bodega para el almuerzo hasta ir al mercadillo del agricultor a comprar verduras y frutas para la semana. Todo ello en sí es apoyo a la economía local y puro kilómetro 0.
¿Qué papel juega la educación en sus tours para aumentar la concienciación sobre la importancia de consumir productos locales y apoyar a los productores del archipiélago?
Creo que ya hay una concienciación general de la importancia de los productos de cercanía por su sabor y por la necesidad del apoyo al pequeño comercio. Y precisamente eso es lo que busca ese perfil de visitante que selecciona unas rutas GastroWine: conocer la vida real de nuestro destino y que sus vacaciones generen una huella positiva en el destino.
¿Cuál es su visión a largo plazo para GastroWine Tours y cómo se visualizan en la evolución del turismo gastronómico en Canarias?
Tenemos los pies en el suelo. Lo primero es consolidar el producto y eso se consigue como lo estamos haciendo: con trabajo, metiéndole pasión, siendo muy meticulosos, perfeccionar detalles y ser persistentes. Creemos en esto, pero no nos podemos enamorar de la idea, el producto ha de ser sostenible. Para ello necesitamos de nuestros clientes que son las agencias, cuya figura es fundamental para la distribución y poder llegar a los visitantes, y por ende, para poder seguir transmitiendo nuestra esencia con productos tan bonitos y completos como GastroWine.