Al observar el primer semestre de 2025, no puedo evitar sentir optimismo, acompañado de una prudente cautela respecto a cómo se desarrollará la segunda mitad del año. Hemos sido testigos de cómo, año tras año, el supermercado se consolida como la opción preferida del consumidor, reflejado en una mayor afluencia y frecuencia de compra. Sin embargo, el camino por delante presenta desafíos que exigen estrategias dinámicas y capacidad de adaptación constante.
Desde mi experiencia, la evolución del sector en las islas ha sido notable: mayor variedad, surtido, cercanía, modernización… Seguimos comprometidos con ofrecer calidad, diversidad y promociones atractivas, y eso se traduce en que cada vez más canarios eligen el supermercado como su canal habitual de compra. No es una coincidencia: responde a una preferencia clara por lo accesible, lo inmediato y lo confiable.
El entorno político nacional e internacional, junto con los efectos del cambio climático, ha generado un clima de incertidumbre. Como sector, afrontamos turbulencias que pueden afectar tanto al abastecimiento como a nuestra capacidad de ofrecer precios competitivos. Las recientes olas de calor son un recordatorio de cómo el clima impacta la producción y, en consecuencia, la disponibilidad de productos en nuestras tiendas.
En conversaciones con otros profesionales del sector, destaca la importancia creciente de la sostenibilidad. Los objetivos de ASUICAN para 2025 reafirman este compromiso, mediante acciones concretas para reducir el desperdicio alimentario y fomentar prácticas responsables. En tiempos complejos, estas medidas no solo son éticamente necesarias, sino claves para preservar la confianza del consumidor.
A pesar de los retos, hay señales de esperanza en el horizonte. El verano podría reactivar el turismo, lo que siempre representa una oportunidad para dinamizar nuestra economía. Pero la gran pregunta es: ¿sabremos capitalizar estas oportunidades en medio de tanta complejidad?
Como parte del sector, estoy convencido de que debemos mantener una visión clara y una actitud resiliente. Debemos anticiparnos a lo inesperado, seguir de cerca la evolución del mercado y, sobre todo, entender las necesidades de nuestros clientes. La adaptabilidad y la innovación serán nuestras grandes aliadas. Mi compromiso es seguir trabajando por un sector que no solo prospere, sino que contribuya activamente al bienestar de la sociedad canaria.
De cara al segundo semestre, sabemos que no será un camino fácil. Pero con esfuerzo, unidad y vocación de servicio, podremos afrontar los retos que se avecinan. Porque nuestra misión no es solo ofrecer productos, sino generar confianza, fortalecer vínculos y ser un referente en la vida cotidiana de nuestras comunidades. Por ello, el supermercado no solo es la opción más sólida en estos tiempos: es también un pilar fundamental en el futuro de Canarias.