15/01/2025

Tiempo de Unos y Ceros
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Director de Consultoría IT de Velorcios Group

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Casi sin darnos cuenta hemos cubierto el primer cuarto del primer siglo del nuevo milenio y seamos conscientes, o no, somos protagonistas de un periodo único de la Historia que cambiará para siempre nuestro mundo tal y como hasta ahora lo hemos conocido.

Estos últimos veinticinco años han venido llenos de cambios que hemos vivido a un ritmo frenético, pero sobre todo, han sido veinticinco años marcados por la digitalización.

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Asistimos en primera fila, a un periodo singular de la historia de la humanidad, solo comparable al descubrimiento del fuego, la invención de la rueda o la industrialización de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Momentos únicos de nuestro pasado que marcaron un punto de inflexión en el devenir de los tiempos.

Hoy todos nos sentimos un poco protagonistas de este tiempo que está marcando el comienzo de una nueva Era: la Era Digital. Surfeamos en la cresta de la ola al igual que lo hicieron las personas a las que les tocó vivir aquellos acontecimientos que cambiaron el rumbo de la historia, sin ser conscientes que la cámara nos enfoca a todas horas.

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Solo el tiempo ayudará a contextualizar todo lo que estamos viviendo y a ubicar en el lugar que se merece, este primer cuarto de siglo en donde los Unos y Ceros han sido los encargados de escribir la partitura de nuestro día a día.

Y mientras escribimos la historia, seguimos caminando sin comprender muy bien todo lo que ocurre a nuestro alrededor, acumulando más errores que aciertos, pero sin dejar de avanzar. Acompañados por una sensación perenne de incertidumbre mientras construimos caminos que muchas veces tenemos que desandar porque no nos llevan a ninguna parte o porque no conducen a hacia creíamos, pero siempre sin dejar de avanzar, quemando etapas que nos sirven de supuestos aprendizajes que deben ser suficientes para alcanzar la próxima meta.

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Todavía no somos plenamente conscientes de lo mucho que hemos cambiado, así como del esfuerzo que, como sociedad, hemos tenido que realizar para seguir manteniendo el equilibrio. Y ahora que todos hemos asumido que con la llegada de la digitalización, con internet como bandera, cambió nuestro mundo, quizás debamos preguntarnos si lo hemos hecho bien y si realmente hemos llegado a donde queríamos.

Existe una generación bisagra que es que la realmente ha sido protagonista de este cambio. Los que hoy rondamos los cincuenta representamos ese puente entre el mundo analógico y el mundo digital, porque nuestra infancia, nuestra juventud, así como nuestro desembarco en el mundo laboral, transcurrieron en formato offline, pero las dos últimas décadas las hemos vivido totalmente conectados. Los que rondamos los cincuenta somos de las pocas personas que hemos probado con intensidad los dos sabores de la vida.

Sin embargo, nuestros jóvenes, esos que etiquetamos como nativos digitales, han nacido en un mundo ya digitalizado y no son capaces de entender que hubo un tiempo donde no existía el fuego ni la rueda y asumen esta nueva realidad como el mundo que les ha tocado vivir. Del mismo modo, los más mayores disfrutaron gran parte de su experiencia vital “desconectados” y algunos la llegada de Internet hasta los cogió jubilados.

Llegados a este punto, quizás convenga hacer un ejercicio de autocrítica dirigido a quienes hemos conocido los dos mundos y fuimos responsables de construir el puente analógico- digital encargado de trasladar lo mejor del mundo off line a esta nueva sociedad hiperconectada.

Los responsables de decidir que nuestros hijos tendrían un smartphone en su mano sin apenas haber cumplido diez años dándole acceso a un volumen de información que, con total seguridad, serían incapaces de comprender. Los responsables de decidir que, a partir de ahora, nos llevaríamos para siempre el trabajo a casa y que la desconexión total sería un lujo solo al alcance de unos pocos… En resumen, los responsables de construir las reglas de un juego que, sin saberlo, nacía con las cartas marcadas por las grandes multinacionales tecnológicas.

A la vista de los resultados obtenidos, no me queda muy claro que el puente analógico-digital que construimos haya funcionado demasiado bien porque hay cosas que en el nuevo formato digital van mucho peor que en su antigua versión analógica, ¿o quizás son solo cosas mías?

El Tiempo de Unos y Ceros, que no ha hecho nada más que empezar, nos plantea un reto como sociedad que de ninguna manera podemos eludir. Este primer cuarto de siglo plagado de luces y sombras nos tiene que servir para aprender que debemos ajustar todo aquello que no termina de funcionar y, por qué no, para recuperar algunas cosas que en analógico iban mucho mejor.

Igual fue que pasamos del mundo analógico a la hiperconexión total, olvidando que, como ya dijo Aristóteles, en el término medio está la virtud. Nos toca replantear algunas cosas, hacer ajustes y seguir avanzando porque la Era de la digitalización no ha hecho nada más que empezar.

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