06/12/2024

Cuando la expresión “reventarse a trabajar” es peyorativa
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Sois muy mayores pero sobre el 24 de septiembre, hace mucho tiempo ya, se hizo viral un video de un chico joven, lleno de tatuajes, pendientes y una estética muy alternativa. El video nos deja una lectura entre líneas muy interesante. Una predicción sobre la clase media que se desintegra. Sobre la decadente y frágil […]

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Sois muy mayores pero sobre el 24 de septiembre, hace mucho tiempo ya, se hizo viral un video de un chico joven, lleno de tatuajes, pendientes y una estética muy alternativa. El video nos deja una lectura entre líneas muy interesante. Una predicción sobre la clase media que se desintegra. Sobre la decadente y frágil democracia en la que vivimos.

Se pregunta: si vienes de buena familia donde no te falta de nada, ¿por qué dejas del instituto?, ¿por qué, te dejas el dinero en beber en fiestas, en porros, etc. y no sabes lo dura que es esta vida? Explica que viene de una familia humilde y tiene dos trabajos para ayudar a su madre, a su hermana, comprar aceite y ropa. Nos transmite en formato tik tok en un mensaje que llega. Por el motivo que sea, llega. Su cuenta es @nano.jr10

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Lo curioso del tema fue la polarización creada en redes sociales. Unos que si esfuerzo, constancia y sacrificio para su familia. Otros que si hemos creado un mundo injusto donde los ricos son más ricos y los pobres trabajan 12 horas 6 días a la semana.

Vaya por delante que considero que el esfuerzo y sacrificio de este joven es admirable. La reflexión expuesta me lleva a otra frase hecha que es repetida en muchas charlas económicas de sucesión empresarial y buen gobierno. La frase es “Padre comerciante, hijo caballero, nieto pordiosero”.

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La desintegración de la clase media está siendo tal que donde antes se ahorraba para comprar una casa, ahora se ahorra para tener en alquiler una vivienda porque ya nos estamos encontrando que en muchas zonas vuelven al arrendamiento de habitación.

No nos damos cuenta, porque la degradación es lenta, pero estamos llegando a la fase socioeconómica del nieto pordiosero. Si nos paramos a pensar, la generación de mis padres, ahora en los setenta años, pudieron progresar, ahorrar, comprar sus primeras y segundas viviendas, tener un mes de vacaciones, una pensión digna para su jubilación, dar estudios a sus hijos, en muchos casos superiores, siendo los primeros de su historia familiar.

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Mi generación, cuarentones que nos estamos haciendo viejos, somos los hijos caballeros, con nuestro estado del bienestar por encima de nuestras posibilidades, gastando a manos llenas el dinero que lograron ahorrar nuestros padres y nuestros abuelos.

La deuda pública en 1980 era 15.997 millones y cada español debía 425 €. En 2023, la deuda pública en el primer trimestre de 2023 era de 1.535.501 millones con una deuda de 31.942 € por cada español. Esto no es gratis, somos el hijo pródigo que se estalló los talentos de oro que le dio su padre, pero sin una casa ni una familia que nos recoja cuando volvamos a pedir perdón diciendo: “padre, he gastado los talentos de oro y no tengo nada para comer”.

Hay un video de un profesor, Anxo Bastos, de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago de Compos- tela, en el cual nos ilumina con el faro de la sabiduría de un paeloLET, como así se define, con la siguiente frase: “capitalismo, ahorro y trabajo duro. No hay otra cosa”.

Esto me lleva a la reflexión del Nano, que trabaja duro y ahorra. Leo en un diario nacional una columna de una periodista en la que utiliza la expresión “reventarse a trabajar” de modo peyorativo.

Dicha periodista reflexiona sobre la sociedad qué tenemos donde unos pocos acumulan mucha riqueza que no reparten y expone que este chico no debería “reventarse a trabajar” porque el estado debería satisfacer sus necesidades con una ayuda social que permita salir adelante a esta familia. ¡La sociedad que tenemos, que estamos construyendo!

Seguramente es más sencillo escribir, reflexionar y explicar que el estado debe satisfacer las necesidades de las familias menos afortunadas. La cuestión es, ¿quién lo paga?, ¿cómo se paga? ¿Realmente estamos construyendo una sociedad injusta e insolidaria o lo que sucede es que estamos destruyendo a pasos agigantados la sociedad justa y solidaria de la que venimos, la del bienestar social, la del ascensor económico, una sociedad que fue próspera?

La reflexión de Nano debería ser un ejemplo en colegios e institutos. La reflexión de Nano debería ser visualizada por los hijos de mi generación en que muchos tienen la suerte de tener y poseer muchos bienes que no valoran obtenidos por el esfuerzo de sus padres que igual no tuvieron tanta suerte como ellos.

La reflexión de Nano debería ser emitida en los plenos del Congreso de los Diputados y de los Parlamentos regionales. Lugares de soberanía y representación que tanta vergüenza ajena dan estos días. No voy a escribir una opinión jurídica sobre la amnistía. Es una posibilidad cercana y probable pero que cualquier jurista serio la ha calificado como contraria al espíritu constitucional. No tengo conocimientos suficientes de política por lo que poco puedo saber o conocer sobre los entresijos de los sillones de los diputados. Sin embargo, quisiera creer que me queda suficiente sentido común para valorar todo lo que está sucediendo como algo negativo. Tener suficiente sentido común como para ver que nuestra democracia está siendo convertida en el nieto pordiosero de la frase. Nuestra democracia está siendo convertida en el joven que viene de buena familia que no le falta de nada, que deja el instituto y se gasta el dinero en beber, fiestas y porros. Una democracia que no sabe lo dura que es la vida donde no la hay. En definitiva, una democracia y una sociedad que ya no está en construcción sino en destrucción.

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