El trabajo ocupará gran parte de nuestra vida, por lo que es importante que encontremos lo que realmente nos apasiona hacer. Y es que, en promedio, las personas destinamos aproximadamente un tercio de nuestro tiempo diario a nuestras actividades laborales y profesionales de manera que, encontrar satisfacción y equilibrio en nuestra vida laboral no es cuestión baladí. Implica que nuestras elecciones profesionales y las condiciones laborales pueden tener un impacto significativo en nuestra calidad de vida y en nuestra percepción general de la vida. Por tanto, es esencial tomar decisiones informadas y conscientes sobre nuestra carrera y asegurarnos de que el trabajo forme parte de una vida plena y equilibrada.
Para ello, traer a primer plano conceptos como compromiso y pasión, se hace realmente necesario. Resulta que, el compromiso en el trabajo y la pasión por la actividad que realizamos están intrínsecamente relacionados. Cuando sentimos pasión por lo que hacemos, es mucho más probable que nos comprometamos plenamente en nuestras labores. Esta conexión es esencial para el bienestar laboral y el éxito profesional.
Lo anterior, parece corresponderse con un escenario idílico que no identifica a una parte sustancial de los/as trabajadores/as a nivel mundial. De hecho Gallup, en su más reciente encuesta sobre el estado del trabajo, nos ofrece datos que van desde los más alentadores del informe, como es que un 23% de los/as colaboradores/as se sienten comprometidos/as con su trabajo y perciben que están progresando hasta aquellos que resultan preocupantes, ya que un 59% de los/as colaboradores/as a nivel mundial estén practicando el denominado «quiet quitting», es decir, cumplen solo con el mínimo requerido y se sienten desconectados/as de su empresa. Además, un 18% de los/as colaboradores/ as se siente activamente desconectados/as, incluso llegando al extremo de sabotear los objetivos de la organización. Estas cifras revelan la importancia de que los/as líderes y los equipos tomen conciencia de las necesidades de sus colaboradores/as.
Pero, ¿qué hace falta para que las personas se sientan comprometidas en su trabajo? La opinión de Gallup sobre la falta de compromiso es que: “Probablemente no costaría mucho, que (las personas) se comprometieran; reentrenar o sustituir a sus directivos/as actuales podría ser una solución”. Está claro que la parte de “sustituir” es un cortar por lo sano que en mi opinión, puede que ocasionalmente pueda ser la solución, pero no lo será en la mayoría de las ocasiones.
Yo me declaro seguidora de la estrategia de “reentrenar”. Porque, en realidad, no es tan difícil de entender. Cuando las personas por realizar nuestro trabajo, percibimos un salario que nos permite “llenar la nevera” y pagar las facturas, superado un cierto nivel, nuestra motivación no aumenta. A partir de ahí, si queremos contar con personas que estén motivadas de verdad en nuestras organizaciones, lo primero que debemos hacer, y me consta que se hace en muchos casos, es preguntar a las personas qué les motivaría en su trabajo. Seguro que las respuestas serán variopintas, pero muchas incidirán en la necesidad de sentir reconocimiento por parte de los/as jefes/as y también, por qué no, de los propios/as compañeros/as de equipo.
Está demostrado que, el reconocimiento en el trabajo y el feedback constructivo crean un ciclo positivo de retroalimentación y motivación en el entorno laboral. Los/as empleados/as se sienten valorados/as, lo que los motiva a esforzarse más y a buscar el crecimiento y el desarrollo profesional.Esto, a su vez, beneficia tanto a las personas como a la organización en términos de desempeño y éxito general. Por lo tanto, es fundamental que las empresas promuevan una cultura de reconocimiento y retroalimentación constructiva para aprovechar al máximo el potencial de sus empleados/as.Una cultura de reconocimiento que se base en el aprecio, la valoración y la celebración de los logros y contribuciones de las personas de la organización.
Y es que, para mí, es una constante escuchar argumentos en esta línea por parte de personal base y mandos intermedios de las organizaciones. Expresiones tales como “gracias por hacer tan bien tu trabajo”; “me encantó como resolviste tal situación”; “cómo crees que podría ayudarte a cumplir mejor con tu trabajo”; “eres clave en el funcionamiento del equipo” y tantas otras similares, no pagan facturas ni llenan la nevera, pero son un auténtico alimento para el alma y la motivación.
En mi opinión, mantener este tipo de conversaciones con las personas que integran nuestros equipos, no cuesta nada y ofrece muchísimos beneficios, que se traducen en mejor funcionamiento del equipo, mejor ambiente laboral, mayor sentido de pertenencia y mayor seguridad psicológica. Pocas acciones nos ofrecerán tal “retorno de la inversión”.
Cuando no actuamos de esta manera y, por desgracia, es muy a menudo, impactamos, sin duda, en la autoestima laboral de los/as trabajadores/as, siendo ésta un aspecto fundamental tanto para el bienestar individual como para el éxito en el entorno laboral. La autoestima laboral se refiere a la percepción que un/a empleado/a tiene sobre su valía y competencia en su trabajo, así como a la valoración que hace de su propio desempeño laboral. Cuando se actúa con el objetivo claro de fomentar la autoestima laboral de las personas, se contribuye a su motivación, su satisfacción, su resiliencia y su productividad de los empleados, impactando también en la calidad del ambiente de trabajo.
Crear y fomentar una cultura de reconocimiento en las empresas pasa, sin duda, por implementar medidas como las que se exponen a continuación:
Liderazgo Ejemplar:
Los/as líderes de la empresa deben ser ejemplos de reconocimiento y aprecio. Esto significa que deben mostrar su gratitud y valoración hacia los/as empleados/as de manera regular y auténtica.
Comunicación Abierta:
Fomenta una comunicación abierta y honesta en la empresa. Esto permite que las personas se sientan cómodas expresando sus ideas y preocupaciones, y también brinda oportunidades para reconocer los logros.
Definición de Valores y Normas:
Es importante establecer valores y normas que enfaticen la importancia del reconocimiento y la apreciación en la cultura de la empresa, asegurando que estos valores se comuniquen y refuercen de manera constante.
Reconocimiento Formal e Informal:
Implementa sistemas de reconocimiento tanto formales como informales. Los reconocimientos formales pueden incluir premios, bonificaciones y ceremonias de reconocimiento, mientras que los reconocimientos informales pueden ser simples palabras de agradecimiento y elogios cotidianos.
Celebración de Logros:
Celebra los logros y hitos de la empresa y de los/as empleados/as de manera regular. Esto puede incluir eventos especiales, reuniones de reconocimiento o incluso anuncios públicos en la empresa.
Retroalimentación Constructiva:
Combina el reconocimiento con la retroalimentación constructiva. Cuando se reconoce un logro, también es una oportunidad para proporcionar comentarios sobre cómo se puede seguir mejorando.
Participación de los/as empleados/ as:
Involucra a las personas en la creación y el mantenimiento de programas de reconocimiento pidiendo sus opiniones y sugerencias para garantizar que los programas sean efectivos y significativos.
Una cultura de reconocimiento no es algo que se construya de la noche a la mañana y éstas son sólo algunas de las acciones a abordar, a las que habría que añadir, de manera transversal, el seguimiento y evaluación de las acciones implementadas.
Requiere, sin duda, consistencia y compromiso a lo largo del tiempo para que se arraigue en la empresa y no solo beneficia a los/as empleados/as, sino que también asegura un impacto positivo en la moral, la productividad y la retención de talento en la empresa. Cuando los/as empleados/as se sienten valorados/as y apreciados/as, están más motivados/as para contribuir al éxito de la organización. Por lo tanto, invertir en una cultura de reconocimiento es una inversión en el éxito a largo plazo de la empresa y, bajo mi criterio, se trata de un imperativo actual.