29/10/2025

Juan Jesús Martín: “Nos diferencian la experiencia y la innovación”
J

Juan Jesús Martín. Director General de Bodegas El Grifo

Te puede interesar

El Grifo celebra su 250 aniversario de historia vitivinícola ininterrumpida. ¿Cómo describiría el espíritu que ha permitido que la bodega perdure durante dos siglos y medio en un entorno tan singular como Lanzarote?

Lanzarote cambió totalmente con la erupción de Timanfaya entre 1730 y 1736. Fueron seis años, no seis meses como vimos en La Palma, ¡imagínate! La isla quedó casi desértica, y los campesinos de entonces, buscando sobrevivir, empezaron a excavar en la arena volcánica hasta encontrar tierra fértil. Así nació La Geria, que es un ejemplo brutal de ingenio y esfuerzo.

- Publicidad -

Ese espíritu de los viticultores de trabajar en condiciones tan duras es lo que todavía define la viticultura de Lanzarote. Y ahí entra El Grifo: llevamos 250 vendimias seguidas, sin parar, lo que nos convierte en la bodega más antigua de Canarias en actividad continua. En Tenerife había bodegas incluso antes, pero muchas cerraron o tuvieron parones. La diferencia es que aquí nunca hemos dejado de hacer vino.

A lo largo de dos siglos y medio, crisis económicas, y transformaciones sociales. ¿Cuál ha sido el momento más desafiante para la bodega y cómo lo han superado?

- Publicidad -

Ahora mismo estamos viviendo un momento complicado con la llegada de la filoxera a Tenerife. Es algo muy serio, casi comparable con lo que fue la pandemia. Pero si miramos atrás, El Grifo lleva 250 años superando crisis: guerras, malas cosechas, plagas, hasta volcanes.

La bodega nació en 1775, poco después de Timanfaya, y en 1824 volvieron a estallar volcanes en Lanzarote. Imagínate lo que supuso para la gente de entonces, después de tanto esfuerzo, ver de nuevo la isla temblar. Y, aun así, siguieron adelante. Ese espíritu de resistencia es lo que nos ha permitido llegar hasta hoy.

- Publicidad -

Cuando la pandemia, ¿cómo lo sobrellevaron?

La pandemia fue durísima, porque prácticamente no podíamos vender nada fuera de alimentación. Aun así, el campo no se podía parar: había que seguir cuidando las viñas, aunque no hubiera ventas. Lo más complicado fue la incertidumbre, no saber cuánto iba a durar ni cómo íbamos a salir. Al final fue un año muy duro, pero conseguimos superarlo. Y, de alguna manera, salimos más fuertes, porque ahora estamos mejor preparados para afrontar cualquier crisis.

En 1935, El Grifo fue pionera en el embotellado de vino en Canarias. ¿Cómo marcó este hito el rumbo de la bodega y qué impacto tuvo en el sector vitivinícola insular?

Hasta los años 60 casi todo el vino en Canarias se vendía a granel, en barricas o garrafones. El gran cambio lo dio Don Fermín, médico y propietario de El Grifo, cuando empezó a embotellar vino en Arrecife, en la Casa Fajardo, cerca del puerto. Se hacía en pequeñas cantidades, pero supuso un antes y un después: la botella con etiqueta daba identidad al vino y garantizaba calidad al consumidor.

Don Fermín viajaba mucho por Europa, veía cómo trabajaban las bodegas en Francia y otros países, y trajo esas innovaciones a Lanzarote. Así empezó la transición del granel a la botella, marcando un hito en la historia del vino en Canarias.

El cultivo ecológico en un entorno tan singular como La Geria presenta desafíos y oportunidades únicas. ¿Podrían describir las prácticas específicas que aplican para respetar el equilibrio del ecosistema? ¿Cómo gestionan la viña y el suelo sin el uso de productos de síntesis en un ambiente tan árido y ventoso?

Cuando decidimos dar el paso a la viticultura ecológica teníamos el miedo lógico a lo desconocido, pero poco a poco y con la experiencia de otros viticultores vimos que era posible. La clave está en la prevención: como no usamos productos sistémicos que curen, tenemos que adelantarnos a las enfermedades. Para eso nos apoyamos en tecnología, con estaciones meteorológicas que nos avisan de riesgos y nos permiten actuar antes de que aparezca el problema.

En cuanto a los suelos, siempre se han cuidado de manera natural con estiércol animal, y ahora además hacemos nuestro propio compost con restos de poda y vendimia. Con ese compost elaboramos “tés” que devuelven vida al suelo y lo regeneran.

Mucha gente piensa que ser ecológico significa producir menos, pero no es cierto. Sí requiere más trabajo y cuidado, pero la viña se mantiene sana y la producción es la misma.

¿Qué diferencia tiene Bodegas El Grifo de otras bodegas de la isla?

Yo diría que nos diferencian dos cosas: la experiencia y la innovación. Llevamos tantos años que, si algo, nos hemos equivocado más veces que nadie… y de cada error hemos aprendido. Y además siempre hemos sido inquietos, buscando innovar, sacar cosas nuevas.

La otra clave está en el campo. Para nosotros el vino empieza ahí, no en la bodega. Durante la vendimia hacemos más de 500 análisis de uva, parcela por parcela, para recogerla justo en el momento ideal. No vale cualquier día: tiene que ser cuando la uva está perfecta para el vino que queremos hacer. En la bodega solo lo procesamos, pero la verdadera diferencia está en cómo trabajamos el viñedo.

Bodegas El Grifo cuenta con experiencias únicas, ¿qué pueden esperar los visitantes que se adentran en las experiencias de enoturismo de El Grifo? ¿Cómo logran combinar historia, paisaje y vino en cada recorrido?

Lo que busca el visitante cuando viene no es tanto ver la bodega moderna —que al final son depósitos de acero como en cualquier sitio—, sino vivir la viticultura de Lanzarote. Nuestro viñedo es único en el mundo y refleja un paisaje extremo, y eso es lo que más les emociona.

Hablamos más de Lanzarote que del vino en sí. La gente quiere sentir la historia, el paisaje, la vendimia en invierno o incluso probar las “experiencias de vendimia”: vinos muy especiales, de producción pequeña, que cada año el enólogo crea dejando volar su imaginación.

Al final, lo que ofrecemos es eso: vivir Lanzarote a través del viñedo.

¿Cuáles son los grandes objetivos que El Grifo se plantea para los próximos años?

En El Grifo siempre intentamos innovar. Lo último ha sido instalar un sistema que recupera el CO2 de la fermentación, que antes se perdía en la atmósfera. Ahora lo reutilizamos para proteger el vino del oxígeno y para trabajar las lías, lo que nos permite elaborar vinos de guarda, más complejos y con recorrido.

Esto es clave para el futuro: si queremos que los jóvenes se animen a seguir con la viticultura, tiene que ser rentable. Y eso pasa por hacer vinos de alta gama que permitan pagar mejor la uva. Además, estamos probando cosas nuevas para adaptarnos al cambio climático, como vendimias de invierno.

- Advertisement -

Más noticias

ATA Canarias aplaude las medidas para autónomos anunciadas por el Gobierno de Canarias

Pedro Andueza: “Es un esfuerzo que demuestra la sensibilidad y el compromiso con los autónomos, que llevan tiempo reclamando más protección social y que representan la base de nuestro tejido empresarial en las islas”

Más noticias