Comenzamos la entrevista tratando una reivindicación histórica, pero que en estos últimos años se ha acentuado. Más allá de las cifras, ¿cómo describiría el impacto real de la escasez de enfermeras en la calidad de la atención sanitaria en Tenerife?
En la provincia de Santa Cruz de Tenerife, al cierre del año 2024, registramos 7.765 enfermeros activos y 426 no ejercientes. Durante el año 2024, se produjeron 715 altas, de las cuales aproximadamente la mitad corresponden a egresados de nuestras universidades locales y la otra mitad a traslados procedentes de otras provincias. En cuanto a las bajas, contabilizamos 309, siendo la mayoría por traslados y aproximadamente 65 por jubilación.
Desde la Organización Colegial de Enfermería de Tenerife, hemos estado alertando desde 2010 la preocupante situación de déficit de enfermeras a través de estudios y tesis doctorales. Las proyecciones que se hicieron hace ya 15 años, anticipaban la grave situación actual, que ahora, en 2025, el Ministerio de Sanidad confirma, con un informe publicado en enero. Sin embargo, insistimos en que falta una planificación efectiva para cubrir esta necesidad actual y de futuro.
Hemos participado en reuniones con la Universidad de La Laguna para explorar la posibilidad de aumentar las plazas de formación. Actualmente, la universidad ofrece 100 plazas en la Facultad de Enfermería, sede de Tenerife, 50 en la sede de La Palma y 60 en la Escuela de Enfermería Ntra. Sra. De Candelaria, adscrita al Servicio Canario de Salud. No obstante, estas cifras son insuficientes para cubrir la demanda y la necesidad, y la universidad alega falta de profesorado para justificar la imposibilidad de aumentar las plazas. La realidad es que la Universidad pública, en la actualidad, tiene un alarmante déficit de profesorado, donde el 70% son contratados a tiempo parcial con condiciones laborales desfavorables, mientras que el 30% restante son funcionarios. Asimismo, nos preocupa la falta de planificación en la formación de enfermeras en las universidades públicas, que contrasta con el aumento de plazas en universidades privadas.
¿Qué tipo de situaciones o problemas concretos se derivan de esta falta de personal? Estamos viendo, por ejemplo, un colapso crónico en las urgencias del HUC.
Sin duda, el déficit de enfermeras tiene consecuencias directas en la calidad de la atención sanitaria. Existen numerosos estudios que relacionan el déficit de enfermeras con la falta de cuidados domiciliarios provocando a medio plazo un aumento en la tasa de reingresos hospitalarios en un 2,3% y mortalidad en un 2%.
A nivel nacional, España cuenta con 6,3 enfermeros por cada 1.000 habitantes, mientras que la media europea es de 8,5. Canarias, con 7,3, ha mejorado su ratio en los últimos años, pero aún se encuentra por debajo de la media europea.
Si tenemos en cuenta, el envejecimiento de la población y el aumento de enfermedades crónicas, nuestra población requiere más cuidados de enfermería. Por tanto es una necesidad inminente planificar para aumentar el número de enfermeras y plantear un cambio en el modelo donde el paciente sea realmente el centro de la atención. En nuestra opinión, la falta de enfermeras podría provocar que otras profesiones asuman tareas para las que no están debidamente formadas, poniendo en riesgo la calidad de los cuidados y en consecuencia la salud de nuestra población.
Bajo vuestra perspectiva, ¿qué medidas concretas se podrían implementar para garantizar un acceso equitativo a la formación?
Es evidente que existen deficiencias en el sistema de salud, particularmente en lo que respecta a la disponibilidad de enfermeras. La movilidad de los profesionales y el envejecimiento de la población son factores clave que contribuyen a esta situación. La falta de reposición de los profesionales jubilados, sumada a la limitación de plazas universitarias, agrava el problema.

A pesar de que la mayoría de los estudiantes de enfermería se forman en el sistema público (más del 80%), el crecimiento anual de plazas en la universidad privada supera al de la pública (10-15% frente a una disminución). Esta evolución sugiere una posible privatización gradual de la formación de enfermeras, lo que tendría implicaciones negativas para la accesibilidad y la equidad.
En el caso específico de Canarias, resulta paradójico que, siendo una región con altas tasas de desempleo, no se invierta en la formación de enfermeras, una profesión con alta demanda y potencial para mejorar la calidad de vida de la población. Esta falta de inversión contrasta con la necesidad de profesionales cualificados y bien remunerados que contribuyan al desarrollo económico y social de la región.
La gestión sanitaria actual parece priorizar intereses cortoplacistas y la privatización, en detrimento del fortalecimiento del sistema público. Esta tendencia se refleja en la dificultad para contratar enfermeras, a pesar de la existencia de profesionales no ejercientes.
Los datos de finales de 2024 indican que había 426 enfermeras no ejercientes, algunas de las cuales no han sido contratadas. Si bien es cierto que algunas de estas profesionales pueden estar dedicadas a la formación o a otras actividades, existe un número significativo que se encuentra en situación de desempleo. Esta discrepancia entre la falta de enfermeras y la existencia de profesionales sin empleo sugiere una mala gestión de los recursos y una falta de inversión económica en el sector.
Recientemente, mantuvieron una reunión con Esther Monzón. ¿Qué temas pudieron abordar en la misma y cuáles son las conclusiones que sacan de ella?
En el último período, hemos mantenido reuniones con sindicatos y representantes políticos del ámbito sanitario en el Parlamento, entre otros, con el objetivo de exponer nuestra problemática principal, que, en última instancia, afecta directamente a la población canaria. Hemos encontrado apoyo en los grupos políticos del Parlamento, quienes coinciden en la necesidad de respaldar a la profesión.
Sin embargo, durante nuestras reuniones con la Consejera, aunque mostró disposición a escuchar, percibimos una falta de planteamientos concretos para resolver los problemas. Por ejemplo, al abordar la estabilización de los profesionales de enfermería, se mencionó la intención de convocar oposiciones anuales, pero aún estamos a la espera de que esto se concrete.
Uno de nuestros principales problemas es la falta de estabilización de la plantilla de enfermeras. Muchos compañeros, incluso con más de cuarenta años, siguen teniendo contratos eventuales, lo que implica incertidumbre sobre su lugar de trabajo y servicio. Esta inestabilidad laboral afecta especialmente a las mujeres, que representan el 80% del personal de enfermería y tienen una edad media de 43 años, muchas de ellas madres. La dificultad para conciliar la vida laboral y personal, sumada a la incertidumbre laboral, provoca la marcha de muchos profesionales a otras regiones o países.
Consideramos que el sistema sanitario canario carece de la capacidad para retener a sus profesionales. Los hospitales canarios no son «magnéticos», es decir, no atraen ni retienen al personal de enfermería. La falta de condiciones laborales adecuadas y el trato recibido llevan a muchos profesionales a buscar mejores oportunidades en otros lugares, como Noruega, Inglaterra, Alemania, Cataluña, País Vasco o Navarra.
“El sistema sanitario canario carece de la capacidad para retener a sus profesionales”
Esta situación ha llevado a una cronificación del problema, con una constante fuga de profesionales. A pesar de las reuniones con diferentes grupos políticos y sectores del sistema sanitario, no se ha logrado implementar una estructura que permita cuidar y retener a los profesionales.
En nuestra opinión, se está perpetuando un modelo tradicional que no funciona. Consideramos que es necesario un cambio en la gestión del sistema sanitario para abordar esta problemática de manera efectiva.
Específicamente, ¿cómo se podría lograr un equilibrio entre el reconocimiento económico y profesional de las enfermeras, la promoción de su autonomía y desarrollo de competencias, y la garantía de una colaboración efectiva con otros profesionales de la salud, todo ello dentro de un marco de mejora continua del sistema sanitario público?
La situación actual de la enfermería en España presenta problemas estructurales que requieren una solución desde la base, comenzando por la educación. La falta de reconocimiento y las inadecuadas condiciones laborales y profesionales están llevando a un alarmante 47% de las enfermeras a considerar el abandono de la profesión.
A pesar de la formación exhaustiva que recibimos, que incluye grados, especialidades, másteres y doctorados, la remuneración y el reconocimiento profesional no se corresponden con nuestro nivel de cualificación. La controversia en torno a la reclasificación de las enfermeras al grupo A1 en el anteproyecto del Estatuto Marco de los Profesionales Sanitarios ha generado tensiones con otros colectivos profesionales, evidenciando una lucha por el reconocimiento y la capacidad de acceso a puestos de alta gestión.La resistencia de ciertos sectores a reconocer el pleno desarrollo de las competencias de enfermería, manifestada en ataques constantes a su autonomía en áreas como la prescripción y la ecografía, refleja una lucha por la supervivencia profesional. Sin embargo, la enfermería no busca usurpar competencias, sino que aboga por el reconocimiento de su valioso aporte al sistema de salud.
La realidad es que las enfermeras desempeñan un papel fundamental en la gestión y resolución de problemas en el ámbito sanitario. Su formación, que puede extenderse hasta 12 años, y su compromiso con la atención al paciente son innegables. Sin embargo, la falta de valoración y reconocimiento, tanto económico como profesional, está llevando a la fuga de talento hacia otros países que sí valoran su experiencia y conocimientos.

¿Qué pueden hacer las enfermeras para mejorar el sistema de salud actual? ¿De qué manera pueden, en su rol profesional, influir en la superación de estas deficiencias y en la optimización de la planificación y gestión de los recursos sanitarios?
Los profesionales de enfermería poseen un conocimiento profundo y una visión integral del sistema de salud que les permitiría implementar soluciones efectivas a los problemas actuales. Una de las propuestas clave es la modificación del estatuto marco para permitir que las enfermeras asuman roles de gestión y gerencia, donde puedan aplicar su experiencia y conocimientos para mejorar la organización y eficiencia del sistema, para lo que muchas también se han formado.
La gestión actual del sistema sanitario, caracterizada por la centralización de la toma de decisiones en manos de un reducido grupo de profesionales, ha demostrado ser ineficaz y ha generado bloqueos y deficiencias. Es necesario un cambio de paradigma, donde se permita la participación de las enfermeras y otros profesionales de la salud en la toma de decisiones, aportando nuevas ideas y perspectivas.
Asimismo, la situación del Hospital Universitario de Canarias, construido en la década de 1970 y aún en funcionamiento sin mejoras significativas, evidencia la falta de inversión y planificación a largo plazo. La gestión actual, que niega la realidad del colapso de los servicios de urgencias y la ineficiencia en la atención primaria, demuestra la desconexión entre los responsables y la realidad del sistema.
Es necesario un cambio en el modelo de atención, que priorice la atención integral y la derivación de pacientes a los profesionales adecuados. La centralización de la atención en la figura del médico, sin aprovechar las competencias de otros profesionales, genera ineficiencia y retrasos en la atención.
¿Consideran que, en un futuro próximo, se concrete la posibilidad de que los profesionales de enfermería asuman roles de gestión y ocupen puestos de alta dirección dentro del sistema de salud?
Se considera que la aprobación de la próxima Ley de Estatuto Marco permitirá la reclasificación de los profesionales de enfermería al grupo A1, lo que les habilitaría para ocupar puestos de gestión y alta dirección. Esta medida posibilitaría la participación de enfermeras en la gestión del sistema sanitario.
“La enfermería no busca usurpar competencias, sino que aboga por el reconocimiento de su valioso aporte al sistema de salud”
No obstante, hemos sido testigo de proyectos innovadores que buscan ampliar la autonomía de las enfermeras, como la prescripción enfermera y el uso de ecógrafos. Estas iniciativas, respaldadas por protocolos consensuados y seguros, mejorarían la eficiencia y seguridad de la atención al usuario. Sin embargo, nos hemos encontrado con una resistencia constante por parte de otros colectivos profesionales, que bloquean su implementación.
Un ejemplo claro es la prescripción enfermera. A pesar de contar con la formación y los protocolos necesarios, algunos grupos ejercen presión para impedir su completa puesta en marcha. Lo mismo ocurre con el uso de ecógrafos, en la provincia las compañeras enfermeras, están altamente capacitadas, pero bloqueadas para hacer uso de este instrumento, a pesar de su potencial para mejorar la atención a los pacientes y mejorar procedimientos como la canalización de vías venosas.
Nos indigna pensar que esta resistencia se debe, en parte, al ego profesional y a intereses económicos que priorizan el beneficio privado sobre el interés público. Sentimos impotencia al ver cómo se deriva a pacientes a la sanidad privada para realizar ecografías, cuando los enfermeros estamos capacitados para llevar a cabo estos procedimientos en el sistema público. Esta situación no solo genera un gasto innecesario, sino que también niega a los pacientes el acceso a una atención más rápida y eficiente.
No podemos concluir la entrevista sin hablar de la enfermera escolar, la cual comenzó a implementarse en algunos centros educativos, pero cuyo desarrollo parece verse estancado…
La enfermera escolar es fundamental en la prevención y promoción de la salud desde edades tempranas. A pesar de la implementación de un proyecto piloto con resultados positivos, no se ha ampliado su alcance, lo que evidencia una falta de compromiso con la salud preventiva.

Además, denunciamos la existencia de ataques y bloqueos hacia el desarrollo profesional de la enfermería, especialmente en áreas como la dermocosmética. Se critica la resistencia de algunos colectivos médicos a reconocer las competencias de las enfermeras en este campo, a pesar de que su formación es equivalente.
¿Hacia dónde se dirige el Colegio de Enfermería de Santa Cruz de Tenerife en los próximos meses? ¿Qué iniciativas planea impulsar?
Desde la organización colegial, seguiremos reivindicando todas estas situaciones injustas para la profesión y para la población. Apostaremos por la formación continua de nuestros compañeros, apoyándonos en la investigación. Buscamos desarrollar competencias que permitan la reacreditación de los profesionales de enfermería, quienes ya cuentan con una alta formación, tanto oficial (máster, doctorado, etc.) como continua, actualizándose constantemente, como lo requiere nuestro sector.
Además, les adelanto en exclusiva que inauguraremos próximamente la Casa de La Laguna como un centro cultural abierto a la ciudadanía. Será un espacio de participación donde se impartirá educación para la salud, se abordarán temas culturales y albergará el Museo de la Enfermería. Prevemos abrirla a mediados de año.
Continuamos trabajando con la ONG Solidaridad Enfermera, que cada vez tiene más demanda y voluntarios, demostrando el compromiso de las enfermeras con la sociedad, dedicando su tiempo libre de manera altruista.
También seguimos trabajando con la Cátedra de Enfermería de la Universidad de La Laguna para realizar acciones conjuntas con los estudiantes y transferir conocimiento a la sociedad.