Acabamos de dejar atrás el mes de marzo, que tiene nombre de mujer. Si hay un mes en el que ellas son las protagonistas, es él. El 8 de marzo se sitúa como la fecha protagonista, sin embargo, durante todo el mes son numerosos los actos y homenajes para ellas, una reivindicación de los derechos de las mujeres con el objetivo de sensibilizar a la sociedad y potenciar la igualdad real de género. Por suerte, las batallas de nuestros días nada tienen que ver con las de hace décadas, sin embargo, existe un gran camino aún por recorrer para que ambos géneros estén plenamente igualados.
Sorprendentemente, escucho cómo algunas personas ponen en duda la necesidad de que exista un día como el 8M, dudas que se disiparían con solo mirar dentro de muchos hogares u ojear algunas estadísticas. Lo cierto es que los últimos años se han conseguido diferentes hitos que han mejorado las condiciones de aquellas mujeres que deciden ser madre, hoy, es muy complicado despedir a una gestante de su puesto del trabajo y con la ampliación de la baja paternal de los padres, la corresponsabilidad es más efectiva en nuestros días. Por desgracia, el peso del cuidado de los niños sigue recayendo en la madre, así como la mayor parte de las tareas del hogar o incluso el cuidado de los familiares dependientes, un hecho que puede afectar, y afecta, directamente, en la trayectoria profesional de miles de mujeres en nuestro país. Siguen siendo muchos los casos de mujeres que renuncian a ascensos por incompatibilidad con sus tareas familiares. Este hecho, como imaginan, es inferior en los hombres.
Sin embargo, me gustaría hacerles reflexionar, precisamente en este mes, sobre la complejidad de la mujer empresaria. Especialmente esas empresarias que deciden ser madres y que se enfrentan a un gran dilema a la hora de armar ese gran puzle de la llamada conciliación. Y hablemos claro, la mujer empresaria no tiene la misma protección en lo que a maternidad se refiere, lo cual es bastante curiosos teniendo en cuenta las cifras de baja natalidad que existen hoy.
En España, miles de mujeres empresarias en edad de ser madre se debaten cada día entre dar el paso, o no. En cómo harán para que sus negocios sigan funcionando. Miles de mujeres empresarias se preguntan cómo llegarán sus empresas a final de mes si tienen que contratar a una persona que supla su ausencia durante los primeros meses, o cómo van a formar a una persona para que te sustituya si luego, esa persona a la que han formado los últimos meses de su embarazo, no puede ser la misma una vez cojan la baja de maternidad. Miles de mujeres empresarias están dispuestas a asumir pérdidas esos primeros meses y otras pasan horas pensando en cómo van a compatibilizar su vida familiar y su vida profesional. Porque todas las mujeres empresarias, no son dueñas de grandes empresas, una peluquera, una psicóloga y una arquitecta con un pequeño estudio también son empresarias. No hay conciliación para ellas. Muchas, echarán el cerrojazo, muchas renunciarán a ser madres. La empresa, o la maternidad.
Por eso, siempre es una buena noticia escuchar que la Junta de Andalucía impulsa el primer Pacto por la Conciliación y la Corresponsabilidad, porque no todo está conseguido aún, y tenemos que seguir profundizando. Ojalá estén representados los derechos y necesidades de este colectivo de mujeres del que, al menos a nivel nacional, parecen haberse olvidado.
Montserrat Hernández
Directora de Tribuna de Canarias
