Llega la estación que más nos mueve, nos gusta y nos aporta alegría, la estación de colores vivos, esa en la que todo cambia, parece que los días se hacen más largos y las tardes y noches no tienen fin.
Llega también la comida de colores y sabores de temporada, parece que en esta época del año nos ocupamos más de alimentarnos con productos frescos, siendo protagonistas de algo que nos deleita, nos nutre, pero NO todo es tan bonito como lo vemos.
Porque también es la temporada donde nos alimentamos PEOR y la razón es, a mi parecer, el tiempo que dedicamos al ocio, al cambio de hora, al ritmo de vida. Por todo ello, nuestro ritmo de alimentación también cambia. Comemos tarde, comidas muy pesadas, preelaborados, cocina rápida, excesos, etc.
La estacionalidad lo cambia todo, altera nuestro ritmo, nuestros hábitos, es por ello que antes que empiecen las ansiadas vacaciones debemos tener un plan para cubrir nuestras necesidades alimenticias y no caer en esas tan temidas calorías vacías que no nos aportan nada, solo sobrepeso.
Cumplir con horarios y no cambiar el día a día, consumir productos sanos y de temporada, visitar más nuestros mercados de agricultores para tener la frescura de sus productos. Son hábitos que podemos introducir en nuestra rutina.
Los colores hacen su aparición en nuestros campos, en nuestras mesas, hagamos que estén presentes en nuestra alimentación diaria. Ocuparnos de nosotros mismos es lo que nos hará cultivar cuerpo y mente.
La educación alimentaria, no solo se basa en cumplir con 3 comidas al día, va más allá. Es enseñar a las nuevas generaciones la importancia de consumir sano, local y de temporada.
En esta nueva temporada, debes tener en cuenta no solo la diversión, sino también una calidad de vida que aporte a tu organismo una buena salud.
