¿Cómo definirías la visión de Fanegada Medio Ambiente en el contexto actual de retos globales como la sostenibilidad y los ODS?
Nosotros, como consultores ambientales, estamos desarrollando proyectos y asistiendo a entidades tanto públicas como privadas en la consecución de sus objetivos en materia medioambiental, y sobre todo relacionados con planes de clima y energía sostenible, la implantación de la Agenda 2030 o incluso planes de movilidad urbana sostenible. Digamos que estamos alineados con estas temáticas porque es parte de nuestro trabajo.
Y luego, con las empresas, lo que ayudamos es a transitar hacia modelos más sostenibles a través de normativa aplicable y sistemas de gestión como las normas ISO.
¿Podría indicarnos, a grandes rasgos, cuáles de los servicios que ofrecen actualmente son los que están teniendo mayor demanda?
Desde el punto de vista público, los servicios más demandados suelen ser los planes de acción de clima y energía sostenible, proyectos vinculados a los compromisos de reducción de emisiones para el año 2030. En este ámbito, prestamos asistencia a la hora de realizar inventarios de emisiones de referencia para los ayuntamientos y luego reportar esa información de seguimiento cada dos años a la oficina de Bruselas.
En el ámbito privado, lo más demandado es la implantación de normativas ISO en el ámbito medioambiental. Esto se debe a que, si bien no es obligatorio, se les requiere de manera formal, sobre todo desde el punto de vista de la contratación pública, que tengan sistemas implantados para poder optar a contratos.
En líneas generales, estos son los servicios más demandados. Sin embargo, hay otras líneas que también se van sumando, como los planes de sostenibilidad de eventos y otro tipo de compromisos que tienen que adquirir las administraciones públicas en relación con la Agenda 2030 en Canarias, para luego reportar los informes de desarrollo y cumplimiento de la agenda.
Estos son los frentes que tenemos abiertos actualmente, que son bastantes; nos ubicamos en un momento álgido desde hace unos tres años hasta el momento.
Dada la creciente concienciación social y ambiental que existe en la actualidad, ¿han percibido un aumento de la demanda de estos servicios en los últimos años, sobre todo en el sector público?
El sector público debe ser el motor del cambio y el referente para las empresas en materia de sostenibilidad. Sin embargo, también estamos observando cómo las empresas se están sumando a esta tendencia, ya que se están incluyendo cláusulas medioambientales en las líneas de concesión de subvenciones, por ejemplo.
Estas cláusulas, si bien no son criterios de exclusión, sí son criterios de baremación, lo que orienta a las empresas a cumplir con objetivos ambientales. Algo similar está ocurriendo en el ámbito social, donde las empresas que desarrollan planes de igualdad están siendo valoradas positivamente en los criterios de variación.
Esto propicia que las empresas se movilicen hacia prácticas más sostenibles. Además, el cumplimiento legal de normativas obligatorias para el desarrollo de sus actividades también impulsa la demanda de servicios de consultoría en este ámbito.
“El sector público debe ser el motor del cambio y el referente para las empresas en materia de sostenibilidad”
Si hablamos de los principales retos, ¿qué retos identifican desde Fanegada Medio Ambiente en el presente, así como de cara al futuro?
En el presente y de cara al futuro, el principal reto que identificamos en Fanegada Medio Ambiente, en relación con las demandas de nuestros servicios, es el cambio climático y todo lo relacionado con la biodiversidad. Una buena parte de nuestros servicios van orientados a dar cumplimiento a los compromisos de nuestros clientes, tanto públicos como privados, a través del seguimiento de indicadores y del grado de consecución de dichos compromisos.
En el ámbito de la Agenda 2030, los servicios relacionados con objetivos de carácter cultural o social también están muy demandados. Esto se debe a que, en el ámbito público, ayuntamientos y cabildos quieren ser un referente en esta materia, mientras que en el ámbito privado, muchas empresas, además de querer ser referentes, están obligadas a reportar información sobre sus avances en sostenibilidad.
En ambos casos, tanto en el sector público como en el privado, a menudo se necesita un soporte técnico especializado que no se encuentra dentro de la propia estructura organizativa, y es ahí donde nosotros, como consultores ambientales, podemos prestar esa asistencia técnica.
¿Qué proyectos o iniciativas tienen en marcha o en perspectiva para seguir impulsando la sostenibilidad y la competitividad de las organizaciones?
Desde el punto de vista de las novedades, lo que se está incorporando en el ámbito de las administraciones son los nuevos compromisos para la neutralidad de carbono. Estos compromisos trascienden hacia un marco de reducción de las emisiones en un 80% sobre el cómputo global de los municipios. Estas son iniciativas que se acaban de propiciar a finales del año 2024, en las cuales se están incorporando los municipios.
En cuanto a las empresas, todas aquellas que tienen que reportar información no financiera, que ahora se someten a otros estándares y a otras normativas, están orientadas a incorporar la medición de su cumplimiento y el estado de evolución de sus compromisos en relación con la matriz del desarrollo sostenible, que comprende lo social, lo medioambiental y lo económico.
Esto es lo que estamos viendo ahora y lo que nos está llegando como necesidades. Digamos que ya lo tenemos encima. Lo que antes era una materia un tanto apartada, desde el punto de vista de la administración y las empresas, todo lo relacionado con el medio ambiente, se ha convertido en piedra angular para futuros desarrollos.
Ya es una realidad. Lo vemos en los pliegos de contratación, en los condicionantes de las subvenciones, en las bases de las subvenciones. En el portal de contratación pública se puede ver cómo muchos contratos ya requieren este tipo de compromisos por parte de las organizaciones y las empresas.
Básicamente, estamos pasando de lo que antes se trataba como voluntariedad hacia la obligatoriedad del cumplimiento, fundamentado en la normativa que se aplica a cada una de las organizaciones.
